El llamado es a dejar de lado el protagonismo y a ponerse la mano en el corazón para sacar adelante lo que por tanto tiempo hemos esperado en silencio: DIGNIDAD LABORAL.
Por Claudia Ximena Garzón Molina – Coordinadora de Médicos Unidos de Colombia, Casanare y Bogotá D. C
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Las condiciones en las que el talento humano en salud ejerce sus labores parecen haber estado en el anonimato, pese a que hace cerca de tres décadas viene sufriendo las injusticias de estar bajo contratos laborales y salarios indignos.
Ahora nos enfrentamos al rechazo y a las palabras desobligantes por parte de ciudadanos que en el pasado nos respetaban y admiraban. La gente acusa continuamente a los trabajadores de la salud de negligentes, cuando nuestro único deseo en este camino de la medicina es salvar vidas.
Esa imagen negativa que hoy existe en el imaginario colectivo de los médico y demás profesionales de la salud es consecuencia de muchos años de olvido por parte del Gobierno, de un sistema deficiente para la atención y de información superficial que se difunde por redes sociales y medios de comunicación que no muestran todo el esfuerzo y la dedicación del personal sanitario que lucha día a día por defender el derecho a la salud de los Colombianos.
De ahí que para muchos el afecto, el respeto, la confianza y la valoración hacia nosotros haya quedado en el pasado.
De otro lado, los profesionales de la salud también tenemos una alta cuota de responsabilidad porque hemos permitido como gremio la pauperización de nuestro trabajo y la implantación de políticas precarias, que obstaculizan el desarrollo de nuestra vocación y la aplicación de nuestro conocimiento en el área de las ciencias de la salud.
Hemos callado durante años el atropello vivido y no hemos tenido la capacidad de unirnos como gremio para exigir lo que merecemos, lo que a la postre repercutiría en conseguir un mejor sistema de salud.
Con la llegada del COVID 19 se reafirmó la desigualdad regional, pues muchas zonas no cuentan con los recursos mínimos y vitales para la praxis médica.
También se vio la barbarie en cuestión de bioseguridad para los trabajadores de la salud.
En algunos casos se ha contado con el apoyo de los medios de comunicación para mostrar la forma en la que los médicos seguimos cumpliendo con nuestro deber pese a lo poco que nos dan, tendiendo incluso que sacar de nuestro bolsillo para comprar insumos y elementos de protección. Algunos nos han vuelto héroes nuevamente.
Asimismo, hemos expuesto las pésimas condiciones laborales y los bajos salarios que en nada dignifican o recompensan el tiempo (cinco años de estudio y un año de servicio social obligatorio), la inversión (matrícula total entre 150-300 millones de pesos en medicina) y el sacrificio (no tener derecho a vacaciones o a incapacidades médicas, abandono de familia y amigos e imposibilidad de cumplir cualquier proyecto de vida).
Eso sin tener en cuenta lo complejo y casi imposible que es poder hacer una especialización o acumular experiencia.
Por suerte, logramos el acercamiento con el Congreso de la República y hace unas semanas se radicó el proyecto de Ley No. 357 que tiene como único fin dignificar al talento humano en salud.
Desde Médicos Unidos de Colombia la intención siempre ha sido esa: valorar y enaltecer el trabajo del personal sanitarios.
Estamos trabajando continuamente junto a once agremiaciones adicionales y contamos con el apoyo de miembros del Congreso para conseguir:
- La prohibición expresa de las Órdenes de Prestación de Servicios (OPS)
- Que a partir de la aprobación de la ley solo se permitan los contratos de trabajo legalmente reglamentados
- Un plazo de dos meses para la modificación de contratos que no cumplan con las garantías de ley.
- La prohibición de tercerización e intermediarios
- El mínimo vital salarial, según la fórmula que se basa en el tiempo de estudio
- El reconocimiento adicional del diez por ciento en zonas de conflicto
- La vigilancia del cumplimiento de la ley por parte del Ministerio de Trabajo y la Superintendencia Nacional de Salud
- Que la nueva ley derogue las normas previas que le sean contrarias.
La estrategia para que el proyecto primero sea aprobado y se convierta en ley se basa en la unión como gremio. Debemos exigir firmemente que sea una realidad y socializarlo entre los más cercanos para lograr todo el apoyo.
Ese es el primer paso para comenzar a transformar la dura verdad que nos aqueja.
Hemos de empeñarnos en sensibilizar a la población y demás sectores para que sientan como propia esta causa y comprendan que solo así se logrará mejorar la atención de los pacientes y familiares con personal que trabaje con alegría, motivado y sin cansancio.
Con el conocimiento y la difusión de la ley, más el interés general de una gran mayoría para cambiar el sistema de salud, empezando por restablecer la justicia laboral para el talento humano en salud, no permitiremos que se deje en el olvido o se incumpla su implementación una vez este aprobada; se trata de un fin común, del beneficio para todos, como dijo uno de los Congresistas que apoya le ley: “No seria ético votar en su contra”.
El llamado es a dejar de lado el protagonismo y a ponerse la mano en el corazón para sacar adelante lo que por tanto tiempo hemos esperado en silencio: DIGNIDAD LABORAL.
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