A medida que avanzamos hacia el tercer año de pandemia, los nuevos sucesos que registran los medios evidencian que ya es imposible retornar a la llamada normalidad.
Por Stevenson Marulanda Plata – Presidente del Colegio Médico Colombiano
Sentencias judiciales que defienden los derechos de las minorías, proclamas en favor del desarrollo de la individualidad, fenómenos producidos por los efectos irreversibles del calentamiento global y manifestaciones ciudadanas en diversos puntos del planeta clamando por la paz, son señales de que el mundo giró más rápido de lo esperado y que el futuro nos sigue desafiando a sortear la condición de humanidad.
Hace unos días el Gobierno colombiano emitió la Resolución 227 del 2022, mediante el cual estableció los mecanismos y procedimientos para el uso industrial del cannabis en alimentos, bebidas y textiles, teniendo en cuenta que dicho uno no incluye el componente psicoactivo. La norma complementa la adoptada por el Gobierno con el Decreto 811 del 2021, que definió los protocolos y los mecanismos para la exportación de flor seca de cannabis y, al mismo tiempo, dio luz verde para acceder a uno de los segmentos de mercado más grandes y rentables de la industria del cannabis.
De otro lado, al tiempo que la amenaza de la variante omicron palidece, crece la perturbación de los riesgos a largo plazo a los que se enfrenta el planeta debido al cambio climático. El Estudio de Percepción de Riesgos Globales 2022 del Foro Económico Mundial catalogó al fracaso de la acción climática como el riesgo número uno con el impacto potencial más grave durante la próxima década.
La relevancia de estos temas se encuentra en un momento sin precedentes. Los interrogantes a los que nos enfrentamos en el campo de la salud no son nuevos, pero sí se revisten una dinámica diferente en la interacción médico paciente. Un paciente cada vez más empoderado y el avance de la medicina de precisión, con cuidados y tratamientos más personalizados necesariamente harán que el modelo predictivo y preventivo de la enfermedad y el riesgo aparte al modelo descriptivo y curativo de las diferentes patologías.
Los tipos de tecnología emergente, como el caso de la impresión de órganos mediante impresoras en 3D, los implantes biónicos o la nanotecnología, sumados a las técnicas de análisis conocidas como Big data exigen que los profesionales cada vez estén más familiarizados con la realidad que tienen a la mano y que sean capaces de sortear los obstáculos que imponen los inventos que promueven la paradoja y la sorpresa para seguir brindando una atención de calidad y eliminar las barreras del acceso a la salud.
Es muy probable que el Covid-19 no solo haya modificado algunos hábitos relacionados con la salud, sino que la sociedad adopte nuevos estilos de vida. Todo parece indicar que ahora que las empresas se vieron obligadas a enviar a los trabajadores a la casa, se dieron cuenta de que es posible ser productivos sin necesidad de la presencialidad. La expansión del trabajo a distancia, las aulas virtuales, la ciberseguridad, el comercio electrónico, la telemedicina y telesalud, entre otros, llegaron para quedarse e impulsar una cultura diferente.
Si somos capaces de observar de forma cercana la parte del mañana que se avecina, podremos concluir que es inútil seguir pensando en el ayer o repitiendo las páginas de la historia que no prometen un mundo mejor ni ayudan a construir un mejor futuro. Esta pandemia debe servir para volver a posicionar los valores que deben tener prioridad en la sociedad y abrirnos la oportunidad de convertirnos en mejores seres humanos.
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