Del quirófano al pasacalle: ¿Cómo la cirugía se pone al servicio de la salud pública?
Opinión, Promoción y Prevención

Del quirófano al pasacalle: ¿Cómo la cirugía se pone al servicio de la salud pública?


Desde hace algunos meses se está viendo por la televisión, oyendo por la radio y promocionando en las calles mi rostro como la imagen de la campaña de control de la velocidad de la Secretaria de Movilidad y la Alcaldía Mayor de Bogotá.


Por: Dr. Juan Manuel Martínez Sánchez, Cirujano-Intensivista, Bombero Voluntario CBVB.

Obviamente, en época de influencers esto podría pasar desapercibido y convertirse en un “anuncio más” de la andanada de anuncios comerciales, video blogs, podcast, infografías y toda la gama de herramientas que el arsenal publicitario usa para llegar a la gente.

Dr. Juan Manuel Martínez Sánchez

Lo interesante del asunto y lo que hizo llamativo, es que precisamente quien encarnaría la imagen del proyecto es un médico real, no un actor émulo de series médicas o de comerciales de productos farmacéuticos de venta libre, es decir, por primera vez una campaña de control de la velocidad con el ánimo de disminuir la siniestralidad vial (descontrolada en nuestro país), acudía a un profesional que ha dedicado gran parte de su vida a la atención del trauma y las emergencias.

Si bien la exposición pública iba a ser abrumadora y el prestigio profesional y académico trabajado durante 30, podría ponerse en juego, el propósito mayor de la campaña ameritaba correr este riesgo. Las cifras de siniestralidad vial en el mundo y en Colombia son para espantarse y lejos de mejorar empeoran, alejándonos como sociedad de las metas propuestas en la “Década de la Acción 2021-2030”, estrategia mundial de la ONU para reducir las muertes por siniestralidad vial a la mitad de las presentadas en la década anterior, convirtiendo la siniestralidad en un verdadero problema de salud pública a día de hoy.

Miles de víctimas sufren graves lesiones, que generan incapacidad transitoria, discapacidad definitiva y muertes. El impacto económico de la atención del evento y la rehabilitación se siente no solo en nuestro golpeado sistema de salud, sino en el PIB, al perderse miles de hora/hombre por año.

Pero, más allá de lo anterior que nos preocupa como macroindicadores de salud que impacta la economía nacional, está el imponderable y devastador efecto que produce un siniestro vial al interior de una familia que ve como en un segundo su destino cambia para siempre.

Siempre he sido un apasionado por la cirugía, por el trauma y las emergencias médicas. Tuve la suerte y el honor de ser cobijado por el otrora glorioso Hospital San Juan de Dios y desde el primer semestre su modelo de atención en medio de la carencia de recursos nos permitía interactuar con el mundo de las urgencias médicas con cero horas de  entrenamiento y mucha exposición a la realidad.

Siempre algún estudiante de semestres avanzados, un interno, un residente, un médico de Urgencias o alguna enfermera heroica, habilidosa y sobrecargada de trabajo estaban prestos a enseñarnos las habilidades de atención que no implicaban un conocimiento académico mayor. Así empezamos muchos a enamorarnos de ese paradigma de las salas de emergencia.

Este fue el modelo adoptado en toda nuestra formación y no solo en la Universidad Nacional de Colombia: aprendimos a trabajar de manera reactiva y no preventiva, aprendimos en jornadas heroicas de turnos eternos de más de 48 horas a “jugárnosla” por los pacientes. Esta imagen grandilocuente de la bata ensangrentada y la sonrisa de satisfacción al final del turno se convertía en la meta de todo médico en formación.

Relegadas a las aulas aburridas y estáticas quedaba la “Medicina Social” y por supuesto la Salud Pública. Los pocos médicos que se dedicaban a estos aspectos incluso eran peyorizados por los clínicos que ejercíamos “la verdadera Medicina”.

Los años le van dando a uno con el propio ego en la cabeza y tarde entendemos la importancia radical de estas áreas de la Medicina alejada del bisturí y las efusiones corporales. Se necesitó una pandemia para que estos verdaderos héroes médicos alejados del glamour de los quirófanos y los pasillos asépticos fueran reconocidos como pilares de los modelos de atención en salud.

De manera personal, ya siendo cirujano y profesor universitario, ejerciendo en un hospital de alta complejidad, recibí un golpe de realidad al ser cuestionado sobre mis habilidades para la atención del trauma en un ambiente extrahospitalario.

Una enfermera excepcional que había combinado su profesión de base con la salud pública y las había puesto al servicio de la primera respuesta a emergencias me demostró “en vivo y en directo” que el cirujano que dedicó su vida al trauma no conocía la técnica correcta para aplicar o retirar un collar cervical de trauma, subir un paciente a una camilla y asegurarlo ni ninguna otra habilidad para “levantar” un paciente en la calle, en otras palabras, no conocía nada sobre la atención pre hospitalaria, parte fundamental de la atención integral del politraumatizado e inicio de la tan venerada hora dorada.

Este golpe al ego requirió de mi parte convertirme en bombero voluntario para así conocer de manera global la atención del trauma desde la calle hasta el egreso de la UCI.

De esta manera empecé a entender la siniestralidad vial de manera integral lo que me permitió trabajar en conjunto con la OPS e investigar sobre el tema en Colombia y tener un panorama completo de esta problemática y como la resolución de esta es un tema multidimensional que requiere la definición de una política de estado que debe basarse en la prevención y la educación.

Aquí pues entra la decisión de ser el rostro y la voz de la campaña en la capital, de acompañar a los entes territoriales, a acompañar a los equipos de rescate y APH, de invitar a los colegas de otras especialidades a involucrarse, a entender los reclamos de las ONG no escuchadas, a educar a periodistas en el cubrimiento con propósito y más allá del amarillismo, a trabajar desde la cirugía en favor de la salud pública y de las víctimas porque sin duda se salvan más vidas con un comercial y un pasacalle que con un bisturí.

Nota: Epicrisis es el órgano oficial de comunicación del Colegio Médico Colombiano. La opinión y conceptos personales expresados en los artículos firmados por un tercero no reflejan la posición de Epicrisis o del Colegio Médico Colombiano-CMC-.

abril 7, 2025

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