Hoy, 22 años después del cierre de nuestro Hospital San Juan de Dios, la ANIR ha sufrido cambios profundos en su funcionamiento, con disminución progresiva de sus asociados y del interés general por participar en las actividades gremiales.
Por Doctor Andrés Felipe Donado Moré – Presidente de la Asociación Nacional de Internos y Residentes-ANIR
Aproximadamente 60 años atrás, en las instalaciones del Hospital San Juan de Dios de la ciudad de Bogotá D.C., un grupo de residentes inconformes con las condiciones de trabajo y remuneración gestó la creación de la ANIR regional centro, para salvaguardar los intereses propios de los internos y residentes, guiados por múltiples corrientes de pensamiento propias de la diversidad cultural e intelectual de la Universidad Nacional de Colombia.
Conforme pasaron los años, se fortalecían las reuniones de la ANIR en el noveno piso del edificio central y luego allí se estableció la asociación, espacio donde se encontraban habitaciones para uso continuo por los residentes provenientes de las diversas regiones del país fuera de Bogotá, una biblioteca y computadores para investigación.
La vocación de Asociación Nacional de Internos y Residentes (ANIR), fue el apoyo educativo, psicológico y económico a los residentes desde etapas tempranas de su funcionamiento.
Uno de los primeros hitos en su historia fue la representación de los internos y residentes en la crisis del Instituto Materno Infantil, por falta de insumos para la atención digna visto a finales de la década de los 70 e inicios de los 80. Así la ANIR hacía presencia en las instituciones del Complejo Hospitalario San Juan de Dios desde sus etapas iniciales.
A finales de la década de los 90 su función principal fue transformándose a la discusión, vigilancia y tramitación de los préstamos beca-crédito (oficialmente: médicos Ley 100), administrados por el ICETEX, para el sostenimiento educativo de los residentes. Este préstamo tenía una asignación inequitativa y una distribución incompleta que no podría cubrir todos los residentes del país.
En el Hospital San Juan de Dios se presentaban dificultades económicas crecientes posterior a la entrada en rigor de la Ley 100 de 1993, la cual obró en aumentar transferencia de los recursos de la salud hacia las nacientes EPS. Esto supuso un factor detonante para que se diese el cierre progresivo de las operaciones de este centenario centro hospitalario, lo cual se completó entre los años 1999 y 2001.
Este cierre forzó a la ANIR a buscar nuevos lugares para continuar su funcionamiento durante estos 22 años posteriores al cierre, siempre cerca de su inseparable amiga y madre, la Universidad Nacional de Colombia, en nuevas sedes ubicadas en los barrios La Soledad y Acevedo Tejada.
En la primera década del 2000, posterior al cierre, ANIR mantuvo su función de vigilancia hacia la garantía de acceso a este préstamo beca-crédito al número máximo posible de residentes de la épica. Desde el 2012 se planteó el desafío de luchar por un Hospital Universitario para la Universidad Nacional de Colombia, esfuerzos materializados a través de la lucha estudiantil en el Hospital Universitario Nacional de Colombia, donde hoy en día se forma la mayor parte de estudiantes de las especialidades médico-quirúrgicas, de las cinco carreras de la Facultad de Medicina, de la Facultad de Enfermería y de la Facultad de Odontología de la Universidad Nacional de Colombia.
Entre el 2012 y 2017 se gestó progresivamente un movimiento nacional a favor de la creación de una ley de residencias médicas que reconociese de forma justa y universal las labores desempeñadas por los profesionales en primera especialidad médico-quirúrgica, esfuerzos militarizados en la Ley 1917 de 2018 por medio de la cual se creó el Sistema Nacional de Residencias Médicas, encargado de la administración y dispensación de los recursos para apoyo del sostenimiento educativo a los profesionales en medicina en primera especialidad.
Hoy, 22 años después del cierre de nuestro Hospital San Juan de Dios, la ANIR ha sufrido cambios profundos en su funcionamiento, con disminución progresiva de sus asociados y del interés general por participar en las actividades gremiales.
Con gran esperanza, logramos completar la transferencia a un nuevo hogar, en la sede oficial del Colegio Médico Colombiano, quienes han abierto sus puerta de forma altruista para que ANIR siga funcionando de forma presencial, con el objetivo de fortalecernos mutuamente en el cluster de asociaciones que allí se está gestando.
Así mismo, nos planteamos incrementar la representación de todas las universidades en Bogotá, Boyacá, Norte de Santander y Santander, zonas a las que representamos hoy en día.
Con respecto al panorama para el Hospital San Juan de Dios, hoy existen esfuerzos del Distrito Capital y del gobierno nacional para lograr su reapertura, lo cual implicaría una importante descongestión de los centros de atención que actualmente conforman la red hospitalaria distrital de la ciudad, mejores condiciones de atención para los pacientes y laborales para el personal de atención en salud, actualmente desbordado por las cargas asistenciales.
Para lograrlo, se requiere inversión de un presupuesto importante para restaurar el edificio central y construir nuevos edificios dotados de alta tecnología para brindar atención de la mejor calidad al nivel de nuestro país. El plan para la reestructuración ya se encuentra en marcha, con el objetivo de volver a abrir sus puertas en un plazo de 2-3 años.
Concomitantemente, una de nuestras expresidentes más notables, la actual ministra de Salud Carolina Corcho Mejía, presentó la reforma a la salud, la cual obra sobre los mecanismos para asegurar el derecho fundamental a la salud, a través del acceso equitativo y oportuno inclusivo de todas las personas residentes tanto en las zonas urbanas como las zonas dispersas incluidas en el concepto abstracto de la “Colombia profunda” (históricamente olvidada) a los Centros de Atención Primaria Integral Resolutiva (CAPIRS), con portabilidad que tiene que ser universal.
Desde estos centros se canalizaría la atención hacia las instituciones públicas, privadas y mixtas con las que ya contamos en el país. Así mismo se plantea el fortalecimiento y renovación de los Hospitales Públicos, ahora con el nombre de Instituciones de Salud del Estado (ISE), dentro de las que tendrá un lugar central el Hospital San Juan de Dios y el Instituto Materno Infantil.
Como elemento destacable para el gremio, se propone lograr la laboralización de todo el personal de atención en salud (contratación directa con las instituciones privadas, públicas y mixtas). Para asegurar el uso apropiado de los recursos se requerirá un mecanismo de vigilancia estricto, que será operado en un sistema de información único donde existirá registro de todas las transacciones de recursos económicos que ocurran al interior del sistema, así como la creación de un sistema de información único para pacientes, ambos elementos ausentes hasta el presente en nuestro sistema.
Si el proyecto logra el alcance planteado según los puntos principales expuestos, con una transición que ofrezca garantías de acceso a la atención en salud, sin bloqueos ni interrupciones en todos los procesos de atención en salud, constituirá seguramente un éxito para todo el pueblo colombiano. Ya empezó la discusión de la reforma en la Comisión Séptima del Senado, la cual debe ser inclusiva, involucrando a todos los actores del sistema: pacientes, trabajadores, las universidades, las sociedades científicas, los representes gubernamentales de forma intersectorial, para llegar al mejor acuerdo posible para el sistema de salud colombiano, que ponga al país en el primer lugar de la vida y la salud en nuestra región.
En los siguientes meses, la ANIR tiene el reto de participar de forma activa en la discusión sobre la reforma a la salud, con la metodología inclusiva, crítica y neutral que siempre la ha caracterizado, llevando la vocería de los/las profesionales en medicina que se encuentran realizando sus especialidades, así como internos y médicos rurales.
Para ello hemos decidido articularnos al grupo de Acuerdos Fundamentales constituida por múltiples sociedades, incluida la Academia Nacional de Medicina, el Colegio Médico Colombiano, la Federación Médica Colombiana, la Sociedad Colombiana de Anestesiología y Reanimación (SCARE), la Asociación Colombiana Médica Estudiantil (ACOME), entre otras.
Por último, para volver a nuestro Hospital San Juan de Dios, la ANIR tendrá que aportar a la construcción de la mejor reforma a la salud posible, ayudar al fortalecimiento de la formación médica continua (lo cual será necesario en el escenario de los requerimientos crecientes por más profesionales en medicina y todas las áreas de los servicios de salud) y la asistencia técnico-científica a los médicos internos y rurales en servicio en todas las zonas de nuestro país, a través de herramientas de teleapoyo (cada vez de uso creciente por las facilidades de acceso y utilidades). De esta forma, podremos articularnos con las necesidades del país de cara a los escenarios planteados en las reformas de cambio que estamos viviendo.
Deja un comentario