Atender los trastornos mentales: el nuevo reto de los profesionales de la salud
Actualidad, Promoción y Prevención

Atender los trastornos mentales: el nuevo reto de los profesionales de la salud


Durante el último año empeoraron los trastornos de salud mental, especialmente la depresión y la ansiedad. Todas las encuestas muestran un aumento en el número de personas con síntomas de estrés y otras que incrementaron el consumo de alcohol o sustancias psicoactivas. Ofrecer tratamiento integral a las poblaciones más vulnerables puede ser la forma de abordar la nueva pandemia de salud mental.


Hace un par de días la Organización Panamericana de la Salud (OPS) publicó un informe donde estima que el 60 por ciento de la población en las Américas sufre de ansiedad o depresión. La OPS prendió las alarmas acerca de la “crisis de salud mental” en la región como consecuencia de la pandemia e instó a los países a tomar medidas para paliarla.

“Hoy nos enfrentamos a una crisis de salud mental que, si no se aborda, tendrá graves consecuencias. No solo empeorará la carga de los trastornos de salud mental en nuestra región, sino que también prolongará el impacto de la pandemia”, advirtió en rueda de prensa la directora de la OPS, Carissa Etienne.

De otro lado, la doctora Lina Avella, especialista en medicina familiar y comunitaria, con énfasis en salud pública y docente de la Universidad de la Sabana dijo en la Cita con el Experto, del Colegio Médico Colombiano que en Colombia los trastornos mentales y neurológicos, el suicidio y el consumo de sustancias psicoactivas son el segundo problema en salud que generan una alta discapacidad en las Américas.

“Los trastornos mentales más comunes comprenden generalmente los trastornos depresivos y de ansiedad. En el país los trastornos depresivos son la principal causa de discapacidad. El segundo subgrupo en importancia abarca los trastornos de ansiedad y luego siguen la autoagresión y los trastornos por dolor (trastornos somatomorfos con dolor predominante)”, señaló.

Otro aspecto importante de la depresión es que afecta principalmente a los jóvenes: casi diez millones de los 14,5 millones de Años Perdidos por Discapacidad (APD) por depresión en la Región de las Américas corresponden al grupo etario de 15 a 50 años.

Según la docente Avella, el costo del suicidio en la Región de las Américas es desalentador, puesto que recae principalmente en las población más joven en edad de trabajar: 60 por ciento de los casi 100. mil suicidios correspondieron a personas entre 15 a 50 años de edad.

En Colombia, la ideación suicida, el plan suicida y el intento de quitarse la vida en los adolescente es más frecuente en las mujeres, pero quienes realmente logran el cometido de acabar con la vida propia son los hombres, agregó la experta.

La Encuesta de Salud Mental de 2015-ENSM-2015-, realizada por el Ministerio de Salud y Protección Social mostró, en lo que concierne a adolescentes y adultos, que el principal problema de salud mental es el consumo de alcohol, seguido por las consecuencias psicológicas de la exposición a eventos traumáticos, la exposición a diferentes formas de violencia, la depresión, los trastornos de ansiedad y los rasgos de personalidad limítrofe.

Las mujeres, más agotadas por multitareas en el hogar y trabajo

Una de las áreas más afectadas por la pandemia ha sido la salud mental, sobre todo en niños y adultos mayores, afirmó la doctora Avella. Según una encuesta adelantada por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) el año pasado, el 36,6 por ciento de la población que hace parte de la jefatura del hogar (jefes o cónyuges) se sintió preocupada o nerviosa, el 39,3 por ciento no sintió ninguno de los síntomas/emociones considerados y el otro dato fue que las mujeres reportaron mayores prevalencias, en especial en aspectos como cansancio, tristeza o dificultades para dormir.

En cuanto al nivel educativo, la encuesta dejo ver que a mayor nivel educativo hay mayor reporte de haber sentido cansancio e irritabilidad, y que las personas de nivel técnico presentan mayores prevalencias de dolores de cabeza y estomacales y son quienes menos reportan “ninguna de las anteriores”.

Al revisar la sobrecarga en las tareas laborales y en el oficio del hogar, el 45 por ciento de las mujeres y el 40 por ciento de los hombres que no tenían empleo o tareas laborales sintieron preocupación o nerviosismo; el 32,4 por ciento de las mujeres y el 24,8 por ciento de los hombres sobrecargados laboralmente manifestaron cansancio, y las mujeres que más reportaron haber sentido los síntomas, fueron quienes se encontraban sobrecargadas laboralmente, seguidas por quienes no tenían empleo.

Particularmente en las tareas domésticas, el 26,1 por ciento de los hombres jefes de hogar con presencia de niños, niñas o adolescentes se sintieron sobrecargados con tareas del hogar, respecto al 46,7% de las mujeres jefes de hogar con presencia de NNA. Además, el 49,2 por ciento de las mujeres cónyuges en cuyos hogares hay presencia de niños, niñas o adolescentes se sintieron sobrecargadas con tareas del hogar, respecto al 26,2 por ciento de los hombres cónyuges de hogar con presencia de los mismos.

Otro dato de interés es que las personas que consideraron que su situación económica empeoró durante la pandemia presentaron mayor prevalencia, en especial, de preocupación o nerviosismo.

“Las personas en situación de pobreza monetaria (en 2019) reportaron mayores prevalencias de preocupación, tristeza, dolores estomacales y dificultades para dormir. Asimismo, son quienes menos reportaron “ninguna de las anteriores”, dijo Avella.

Indicadores altos de trastornos mentales y consumo de sustancias psicoactivas en el país

Hace dos décadas que Colombia diseñó una Política de Salud Mental (Ministerio de Salud República de Colombia, 1998, Resolución N° 2358), la cual dicta las normas científicas, técnicas y administrativas reguladoras de la calidad de servicios para esta área de la salud, y se han ido mejorando las condiciones a través de propuestas como los lineamientos de Política de Salud Mental para Colombia del Ministerio de la Protección Social y la Fundación FES Social (2005), el Modelo de Gestión Operativa para el Componente de Salud Mental en Atención Primaria en Salud (Rey Sarmiento, 2009) y el Observatorio Nacional de Salud Mental (Ministerio de Salud y Protección Social República de Colombia, 2011).

La Ley 1616 de 2013 definió la salud mental como un “estado dinámico que se expresa en la vida cotidiana a través del comportamiento y la interacción de manera tal que permite a los sujetos individuales y colectivos desplegar sus recursos emocionales, cognitivos y mentales para transitar por la vida cotidiana, para trabajar, para establecer relaciones significativas y para contribuir a la comunidad” .

Para la ENSM-2015, atendiendo a las condiciones, a las necesidades y a las orientaciones políticas del país, la salud mental es sinónimo de cierto bienestar emocional y de calidad de las interacciones humanas que favorecen condiciones de vida digna y de humanización, lo que deja en claro que sus limitaciones (no los trastornos) atañen a la naturalización de formas de relacionarse basadas en la indiferencia, la dominación, la explotación o la tortura, en la incapacidad de pensar, de transformar las maneras de pensar y actuar.

En 2018, Colombia acogió la Política Publica de Salud Mental para dar cumplimiento a uno de los indicadores del Plan de Acción de la OMS 2013-2020 para prevenir, tratar y rehabilitar un país que en Salud Mental (SM) presenta indicadores altos de trastornos mentales y consumo de sustancias psicoactivas (SPA).

De esa forma, la Política Nacional de Salud Mental tiene como principal finalidad promover la salud mental como elemento integral de la garantía del derecho a la salud de todas las personas, familias y comunidades, entendidos como sujetos individuales y colectivos, para el desarrollo integral y la reducción de riesgos asociados a los problemas y trastornos mentales, el suicidio, las violencias interpersonales y la epilepsia.

También existe la Política Integral para la Prevención y Atención del consumo de Sustancias Psicoactivas, que tiene como objetivo garantizar la atención integral de las personas con riesgos o consumo problemático de sustancias psicoactivas, familias y comunidades, mediante respuestas programáticas, continuas y efectivas en su reconocimiento como sujetos de derechos.

Esta política busca mejorar la calidad de vida y el bienestar de las personas, familias y comunidades afectadas por el consumo de sustancias psicoactivas, desde una agenda pública nacional y territorial sostenible en el tiempo, garantista del derecho a la salud, en interdependencia con otros derechos.

Seguir la rutas de atención de la salud mental

Aunque la demanda de apoyo psicológico nunca ha sido tan alta, Colombia enfrenta problemas para ofrecer ese apoyo a la población debió a la escasez de profesionales de la salud capacitados y a la falta de instituciones enfocadas en la salud mental.Hay que tener en cuenta que Colombia es un país con una gran diversidad cultural, educativa y socioeconómica, lo cual dificulta el abordaje de los trastornos mentales, explicó la experta.


“Pese a lo difícil que puede ser llegar a una uniformidad en el país, sin lugar a dudas una de las mayores barreras es el estigma que sigue teniendo la salud mental”.


Recientemente la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirmó que el estigma relacionado con la mala salud mental es el mayor obstáculo de las personas que buscan tratamiento. Y aclaró que el estigma se refiere a un grupo de creencias negativas, y con frecuencia injustas e inexactas, que la sociedad relaciona con ciertas circunstancias, cualidades y personas.

Ante el reto impuesto por la pandemia y los impedimentos para reconocer y tratar los trastornos de la salud mental es necesario que los médicos retomen el papel de educadores, que se centren en las necesidades del paciente, que lo entiendan como un individuo completo y que se esfuercen por mejorar la relación médico-paciente.

A su vez, se requiere de la intervención de profesionales debidamente capacitados en temas de salud general, integral, holística y comunitaria, así como de salud mental, para que puedan ofrecer una adecuada Atención Primaria de Salud (APS), gestionar el riesgo individual y promover las estrategias del autocuidado.

También es preciso realizar actividades de promoción de la salud, hacer seguimiento y control del tratamiento de los pacientes mediante una adecuada articulación entre los servicios de salud mental y los de salud general, para que la atención sea integral, con un enfoque biopsicosocial, interdisciplinario, donde se identifiquen y se intervengan los determínales sociales en salud.

Por último, y dado que las cifras muestran el panorama inquietante con respecto a la afectación de la salud mental durante la pandemia, hay que volcar todos los esfuerzos y los recursos para ofrecer apoyo social, médico, psicológico y económico a la población más vulnerable porque muchas más personas van a comenzar a demandar servicios y atención integral de salud mental, puntualizó la doctora Avella.  

septiembre 11, 2021

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Comité Editorial

Director
Dr. Stevenson Marulanda Plata

Editora
Maricielo Acero Rodríguez

Asesores Médicos
Dr. Jorge Diego Acosta Correa
Dra. Ivonne Díaz Yamal
Dr. Oswaldo Alfonso Borraez
Dr. Samuel Barbosa

Contacto comercial
Mary Stella Ardila Guzmán

NOSOTROS

Epicrisis es el órgano oficial de comunicación del Colegio Médico Colombiano. La opinión y conceptos personales expresados en los artículos firmados por un tercero no reflejan la posición de Epicrisis o el Colegio Médico Colombiano.

PBX: (+571) 746 3489 – Celular:(+57) 314 566 2174 – (+57) 323 232 4543 – (+57) 323 232 7752 – (+57) 314 566 2198Email : pqrs@colegiomedicocolombiano.org
Dirección: Carrera 7 # 69 – 17 – Bogotá, Colombia