El otro padecimiento
Monitor Salud

El otro padecimiento


Detrás de cada médico, bacterióloga, enfermera, camillero y muchos más que hacen parte del sector y conforman el primer frente de atención, están sus familiares que han soportado silenciosamente la angustia y zozobra por el riesgo de sus héroes.


Magda Liliana Pérez Guerrero, maestra y madre de un solo hijo, se había resistido a aceptar lo inevitable. Desde principios de 2020, había escuchado el descubrimiento de un virus en China, que luego se expandió por Europa y de ahí a América Latina, donde aterrizó el 09 de febrero, en Brasil.

El coronavirus estaba en la frontera, al otro lado del Amazonas. Ella abrigaba la esperanza de que ese extraño virus no arribara a Colombia. Como todos, sentía temor de que se propagara como una peste, pero sobre todo tenía una razón fundamental: su hijo de 22 años era médico en un hospital público, de esos que están bajo el ojo avizor de la Superintendencia Nacional de Salud, y las imágenes que llegaban de Italia y de España, donde el contagio se expandía como la luz de un rayo, eran aterradoras.

Sin embargo, el 06 de marzo de 2020, hace dos años, el virus se filtró en una pasajera colombiana de 19 años que vivía en Milán (Italia) y el Instituto Nacional de Salud (INS) confirmó el primer caso oficial de Covid-19 en el país. Entonces la incertidumbre se apoderó de Magda, empezó a desvelarla, a provocarle pesadillas, estrés y hasta acercarla a la depresión.

“Esto ha sido horrible, una pesadilla diaria, como una tortura”, dice la profesora a Monitor Salud, y revela que, precisamente, el 10 de octubre de 2021, el día de sus cumpleaños, Carlos Mario, el médico, quien laboraba en la E.S.E. San Antonio de Padua en urgencias y en la UCI, de La Plata (Huila) fue diagnosticado como positivo de Covid-19.

Nadie se imagina, dice, el sufrimiento en estos dos años de pandemia de los familiares del personal de salud de la primera línea. Han sido noches sin dormir, de pesadillas, incertidumbre, estrés y ansiedad”, relata y agrega que durante la pandemia los padres del personal médico han experimentado lo mismo que cuando un hijo es enviado a la guerra.

Todo ha sido incertidumbre

Magda L. Pérez Guerrero, madre del médico Carlos M. Perdomo Pérez de la E.S.E. San Antonio de Padua.

“Estos dos años han sido una zozobra, insomnio y desesperación. Mi hijo Carlos Mario Perdomo, médico, graduado de la Juan N. Corpas, tenía 22 años cuando llegó la pandemia y trabajaba en la E.S.E. San Antonio de Padua, del municipio de La Plata (Huila), primero en urgencias y luego en la UCI.

Es un hospital muy congestionado porque no solo recibe usuarios del suroccidente del Huila, sino también de alguna poblaciones del Cauca y cuando llegó la pandemia no había tapabocas para el personal médico nu mucho menos otros equipos biomédicos de protección. Los noticieros mostraban imágenes impresionantes de muertos y cada día las cifras de contagiados subían y subían,

“Yo entré en pánico. La ansiedad era enorme. Con la cuarentena no lo podíamos visitar porque estábamos encerrados y a toda hora esperábamos una mala noticia. Mi preocupación y la de Carlos Arturo, su papá, era tal quue le pedimos que renunciara, que no se expusiera más. Su respuesta fue tajante: de ninguna manera. Nos dijo que eso no era ético y que había estudiado medicina para servir a la humanidad.

No hubo forma de convencerlo. Un día sintió dolor de espalda y pensó que era por el trabajo de cirugías que demandan mucho tiempo de pie. Pero se le fue agudizando y entonces se hizo la prueba de Covid-19, salió negativo. Luego se hizo la segunda y resultó positivo.

La noche anterior yo estuve muy tensa; lo presentía. El 10 de octubre de 2021 me dieron la noticia, ese día cumplo años. Casi me muero. Uno con un hijo médico, expuesto a una pandemia tan terrible como el Covid, entra todos los días en depresión”.

Testimonio de Magda L. Pérez Guerrero, madre del médico Carlos M. Perdomo Pérez de la E.S.E. San Antonio de Padua.


Los contagiados

Según datos el INS, durante la pandemia han sido contagiados más de 77.500 trabajadores de la salud (boletín 116), que han desembocado en 354 fallecimientos, pese a que desde cuando se inició el proceso de inmunización el 17 de febrero de 2021 el talento humano de primera línea del sector quedó incluido en la fase prioritaria, al igual que los mayores de 80 años.

No obstante, su alto nivel de exposición, sobre todo cuando el manejo de la pandemia era desconocido, no existían los instrumentos biomédicos adecuados y las vacunas eran inexistentes, el personal médico, enfermera y auxiliares, entre otros, asumían grandes riesgos de infectarse, máxime cuando los picos coparon las áreas de urgencias y las Unidades de Cuidados Intensivos.

Durante la pandemia muchos médicos tuvieron que aislarse voluntariamente para evitar contagiar a sus padres, hijos y esposas.

Casi nadie recuera que a la vez que a los médicos se les llegó a atribuir el calificativo de “héroes”, en algunos conjuntos residenciales donde vivían rechazaban su presencia, por ser considerados portadores de la enfermedad”, recuerda la psicóloga y docente, Cristina Rico.

Durante el pico de mediados de 2020, muchos médicos dormían en hoteles o en sitios de aislamiento con el fin de prevenir el contagio a sus familiares, y el contacto era impersonal, por videoconferencias, evocan actualmente Carlos y Sandra, padres de Carlos F. Nieto Rojas, el primer médico fallecido por Covid-19 en Colombia. Esos sucedió el 11 de abril de 2020, cuando el país ya llevaba 17 días de Aislamiento Preventivo Obligatorio, la cuarentena más estricta y prolongada de los últimos cien años.

Monitor Salud quiere rendirle un homenaje y reconocimiento al personal de la salud en estos dos años largos de pandemia y a sus núcleos familiares que tanto padecimiento han soportado, muchas veces solos y aislados como sucedió durante las cuarentenas.

Triple ansiedad

Isnelia Patricia Salleg Escobar y su hijo Michel Lespesqueur, médico del hospital San Jerónimo de Montería.

Isnelia Patricia Salleg Escobar es la mamá de Michel Lespesqueur, un médico que presta sus servicios profesionales en el hospital San Jerónimo de Montería, intervenido por la Supersalud para su rescate financiero y operativo. En la capital cordobesa el Covid-19 pegó duro, congestionó las salas de urgencia y las UCI llegaron al 100% de su capacidad.

“Mi hijo era médico general en el 2020 cuando sobrevino la pandemia. Nadie sabía cómo tratar la enfermedad, no existían los implementos necesarios y todo era confusión”, explica Isnelia, una abogada oriunda de Pueblo Nuevo, que sufrió el triple porque su esposo Luciano es médico y su hijo mayor, también de nombre Luciano, anestesiólogo, a quien lo sorprendió la pandemia haciendo su especialización en el Instituto Nacional de Cancerología.

“Michel y su papá trabajan juntos en en el San Jerónimo y por razones del aislamiento preventivo yo me fui de Montería para Pueblo Nuevo. Solo nos veíamos por videoconferencia en el poco tiempo de descanso que tenían ellos. La angustia, el estrés, la ansiedad y la zozobra era tan grande que me enfermé, me dio un desaliento generalizado y todos creíamos que era Covid-19. Pero me hice las pruebas y resultaron negativas. El quebranto de salud era por la intranquilidad”, afirma Isnelia, quien fue personera de su pueblo natal, recuerda que se aferró a la oración, rezaba sin falta todas las noches el Santo Rosario y encomendó sus hijos, a su esposo y a varios de sus sobrinos, que también son médicos, a San Miguel Arcángel. Cuando Michel se contagió y lo aislaron 15 días, ella no supo sino hasta cuando su hijo estaba de regreso en el hospital para seguir atendiendo usuarios.

“Fueron momentos dolorosos, dice, sobre todo cuando en 2020 la pandemia llegó a su primer pico y a mi hijo lo nombraron coordinador del Centro de Convenciones, que se convirtió en un hospital de campaña ante la propagación del contagio. Ahí se me acabó el sueño; cuando escuchaba que otro miembro del personal de salud moría, yo sentía desvanecerme. los familiares de los médicos vivimos un suplicio”.

Testimonio de Isnelia P. Salleg Escobar, esposa y madre de los médicos de la E.S.E. San Jerónimo.


Cuestión de vida o muerte

Álvaro Carvajalino, padre de la bacterióloga Gisela A. Carvajalino de la E.S.E. Emiro Quintero Cañizares.

Cuando el hospital Emiro Quintero Cañizares de Ocaña fue intervenido por la Supersalud en noviembre de 2020, el Covid-19 andaba de cacería en Norte de Santander. Se presagiaba un fin de año sin novenas, sin navidad y son celebraciones el 31 de diciembre.

Fue la época más amarga para Alvaro Carvajalino Vega, un educador pensionado, padre de Gisela Alexandra Carvajalino, una bacterióloga que se desempeñaba como directora del banco de sangre de la E.S.E., que bajo la intervención de la entidad de inspección, vigilancia y control buscaba superar más de 87 deficiencias administrativas, financieras y asistenciales.

Gisela debía estar todos los días en el hospital pendiente del banco de sangre. Era cuestión de vida o muerte, pero a la vez tenía una niña de un año que había nacido precozmente y con una afección pulmonar grave. Un potencial contagio de la bacterióloga era un riesgo para la menor, sobre todo con las morbilidades diagnosticadas.

“Esto fue muy duro, la situación nos afectó mucho, y decidimos aislarnos por completo, nada de cumpleaños, que es una tradición de familia ni ningún festejo de fin de año”, subraya el profesor Carvajalino, quien advierte que el 2020 fue un año amargo, quizás el peor de su vida.

Agrega que fue muy triste vivir tan cerca y no poder verse y mucho menos darse un abrazo, ni consentir los nietos, porque además de la niña prematura, Gisela tiene otro niño, que es su adoración. “Los médicos, las enfermeras, los camilleros y los bacteriólogos merecen un gran reconocimiento, no solo porque han arriesgado sus vidas, sino también por el sufrimiento de sus familiares”, añade.

Testimonio de Álvaro Carvajalino, padre de la bacterióloga Gisela A. Carvajalino de la E.S.E. Emiro Quintero Cañizares.

Fuente: Publicación digital de la Superintendencia Nacional de Salud. Revista Monitor Salud. Ed. 08 (Enero – Marzo), 2022

mayo 18, 2022

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