Aunque la leucemia linfocítica es una enfermedad crónica, existen tratamientos innovadores en la actualidad con un enfoque integral para ayudar a mantener una buena calidad de vida a los pacientes.
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La leucemia linfocítica crónica (LLC) es un tipo de cáncer de la sangre en el que la médula ósea produce demasiados linfocitos B, un tipo de células encargadas de defender al organismo de las infecciones en condiciones normales, pero que en esta enfermedad se caracterizan por ser defectuosos, por lo que no son capaces de llevar a cabo esta tarea y, en su lugar, sobreviven más tiempo del que deberían, acumulándose en la médula ósea y otros tejidos.
Según la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), la leucemia linfocítica crónica es uno de los tipos más comunes de leucemia en adultos, y tiende a presentarse durante o después de los 70 años, con baja frecuencia en la infancia. Otro de los factores de riesgo para esta enfermedad es la existencia de antecedentes familiares relacionados con la LLC o algún cáncer del sistema linfático.
A pesar de ser común entre este tipo de cánceres, la Clínica Mayo reseña que muchas personas con este tipo de leucemia no presentan síntomas al inicio de la enfermedad, ya que estos suelen aparecer a medida que el cáncer progresa. La LLC tiene una tasa de incidencia aproximada en el mundo occidental de cuatro casos al año por cada 100 mil personas, y es justamente la rareza de su diagnóstico la que hace necesario hablar de esta enfermedad.
Para Yolima Méndez, presidenta de la Fundación Colombiana de Leucemia y Linfoma, visibilizar a los pacientes de leucemia linfocítica crónica y promover campañas con el personal médico y la comunidad general para mejorar el diagnóstico es una responsabilidad y un compromiso que debe ser sostenido en el tiempo y que requiere de la participación de todos.
Y es que, según los expertos, uno de los principales retos que tiene este tipo de cáncer de la sangre es el desconocimiento de su sintomatología y el diagnóstico tardío, que dificulta el abordaje y tratamiento oportuno de la enfermedad, así como el mantenimiento de una buena calidad de vida para los pacientes.
“La leucemia linfocítica crónica como muchos cánceres, no se detiene, por eso es necesario promover una mayor conciencia sobre esta enfermedad, así como información acerca de los tratamientos innovadores que ya existen en Colombia y que permiten mejorar y alargar la vida de los pacientes”, precisa la presidenta Méndez.
Dentro de los signos y síntomas de alerta más comunes para esta afección se han encontrado algunos como el agrandamiento de los ganglios linfáticos, pero sin causar dolor; fatiga; fiebre; dolor abdominal, que puede ser por inflamación del bazo; sudores nocturnos excesivos; pérdida de peso inexplicable e infecciones frecuentes.
No obstante, tener uno de estos síntomas no implica necesariamente la presencia de este cáncer, por lo que la recomendación es siempre consultar con un especialista si uno o varios de los referenciados son persistentes y causan preocupación.
Para diagnosticar este tipo de leucemia se utilizan pruebas de sangre, y una revisión de antecedentes de salud, así como un examen físico, en el que la idea es descartar cualquier signo que pueda parecer anormal e indicar enfermedad.
“El pronóstico de las personas con Leucemia Linfocítica Crónica dependerá de algunos aspectos particulares de cada paciente, como tener o no alteraciones en ciertos genes, tener o no otras enfermedades además de la leucemia, la edad, entre otros. Detectarla a tiempo y hacer una correcta clasificación del diagnóstico ayudará al especialista hematólogo a definir el mejor tratamiento disponible para cada caso, buscando siempre preservar en mayor medida la calidad de vida del paciente”, finaliza la presidenta de la Fundación Colombiana de Leucemia y Linfoma.
En el caso de quienes ya son pacientes de leucemia linfocítica crónica, existen terapias estándar como la quimioterapia y la radioterapia. Sin embargo, actualmente hay otras alternativas que se están desarrollando desde un abordaje más innovador y enfocado en el avance de la terapia inmunológica, como una opción menos invasiva y más eficiente en el tratamiento de la afección.
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