El sistema de salud es responsable del deterioro de la educación médica
Entrevista

El sistema de salud es responsable del deterioro de la educación médica

Salvo contadas excepciones, la calidad de la educación médica en Colombia es muy deficiente, por lo que es ineludible hacer una reforma integral a los programas académicos, afirma el doctor José Félix Patiño Restrepo, ex Presidente de la Academia Nacional de Medicina, ex Ministro de salud y ex Rector de la Universidad Nacional de Colombia. “Pese a los avances tecnológicos, la globalización y el desarrollo económico de la nación en las últimas décadas, la mayoría de los médicos que se gradúa solo acumula información, pero adolece de las destrezas, los valores y las competencias intelectuales que hacen de la medicina y de la atención de la salud un baluarte en la estructura de la sociedad”, explica el doctor.

Ante esa necesidad, los Ministerios de Educación y de Salud crearon una comisión de académicos para reformar la educación médica. El Presidente, el Vicepresidente y los coordinadores de la Comisión de Salud y de Educación de la Academia Nacional de Medicina, los decanos de facultades de medicina de las Universidades del Rosario (presidente de Ascofame), Nacional y Antioquia, la Vicerrectora de la Universidad del Valle, la Secretaria de Salud de Barranquilla, el gerente de la EPS Sura, la gerente del Hospital de Pitalito y el director del Hospital San Ignacio han emitido una serie de recomendaciones que se ajustan al pensamiento moderno de la profesión para que los médicos puedan responder a las expectativas de unos pacientes que cada día están mejor informados y son más demandantes.

De acuerdo con la epidemiología del país, las diferentes regiones, el avance de la ciencia y el sistema de salud, las facultades de medicina tienen la autonomía de actualizar el pénsum. Algunas son más innovadoras y lo hacen con frecuencia, mientas que otras prefieren ser más conservadoras. Sin embargo, el componente social actual exige que las facultades promuevan el razonamiento crítico, la conducta ética, la formación humanística y que brinden más herramientas para que los médicos desplieguen su vocación y un mayor potencial humano durante el ejercicio profesional.

Si la alta calidad de la órbita internacional fuera el rasero para acreditar y calificar la gestión de las facultades de medicina, habría que cerrar la mayoría de las 66 que existen en el país, agrega el doctor Patiño. “Canadá, con una población similar a la de Colombia, tiene 14 facultades; Nueva York con 22 millones de habitantes cuenta con seis facultades, y Bogotá con aproximadamente ocho millones, se da el lujo de tener 13 facultades de medicina. La entrega desmedida de registros calificados a universidades de garaje y también a hospitales y clínicas privadas sin el respaldo de una institución académica de trayectoria, solo ha beneficiado a las aseguradoras que precisan de médicos que facturen, pero le ha hecho un daño imperdonable a la sociedad”.

La burocracia de las EPS acabó con la salud y la educación

Colombia presumía de formar los mejores médicos de toda América Latina hasta cuando entró en vigencia la Ley 100. Tan pronto adoptamos un sistema de aseguramiento comercial en reemplazo de un sistema nacional de salud, ésta se convirtió en una mercancía y la formación de médicos también se transformó en una industria. La Ley 100 canjeó el imperativo hipocrático por el mandato burocrático de las EPS. Entonces, el médico ya no ejerce una profesión liberal, sino un oficio al servicio de las EPS. Perdió por completo la autonomía y por eso ahora las condiciones para el ejercicio de la medicina son de la peores en el continente, señala el académico.

En otras latitudes el médico general está capacitado para resolver más del 80 por ciento de la consulta externa, porque puede adelantar esa especialización, la medicina general, de cuatro años después de obtener el título de médico. Esos gobiernos reconocen que el conocimiento crece de manera explosiva y que lo aprendido en el pregrado resulta insuficiente en relación con el progreso científico. Colombia no ofrece esa oportunidad; acá simplemente no existe. Por eso el país no cuenta con suficientes especialistas ni tampoco con médicos generales altamente resolutivos, competitivos y valorados, explica el doctor. “En cambio, resulta absurdo que el país tenga más de 60 EPS, cada una con una enorme burocracia, para manejar un sistema de salud. En casi todos los países del mundo hay un ministerio de salud con la burocracia suficiente como para administrar correctamente la atención en salud. Si el salario mensual de cualquier gerente de una EPS oscila entre 30 y 40 millones, hay casos de 50 millones, lo que nos cuesta mantener a los 60 gerentes durante un año alcanzaría para sacar de la quiebra a más de un hospital público”.

Según el doctor, este sistema distorsionó por completo el criterio de servicio social que tenía la atención hospitalaria al convertir los hospitales públicos en empresas sociales del Estado. Esto obliga a que los hospitales tengan que facturar para poder subsistir. Fuera de las grandes ciudades muchas de estas instituciones no remiten a los pacientes que requieren atención especial a centros de mayor nivel para quedarse con el “cliente” y poder cobrar más, y los hospitales de las regiones apartadas no pueden subsistir con la facturación de una población que no tiene capacidad de pago o afiliada a una EPS que tampoco paga. “Esto ha tenido un impacto grave, como lo es la terminación de los mecanismos de referencia y contrarreferencia que una vez existieron. Ahora se pretende reemplazarlos por redes manejadas por las EPS.”

En consecuencia, para el doctor Patiño es imperativo terminar con la costosa intermediación financiera, devolver la autonomía médica, acabar con el dominio de las EPS y comenzar a implementar en serio la Ley Estatutaria. “El problema es que a Ley 100 y la Estatutaria son incompatibles. La primera contempla la salud como un negocio y la Estatutaria la consagra como un derecho humano fundamental. Con la profunda revisión curricular y una reforma integral a la educación médica sobre las bases sólidas de la ciencia, el humanismo y la ética, más las nuevas metodologías pedagógicas, esperamos preparar a las nuevas generaciones de médicos con los estándares internacionales de excelencia que los caracterizaba y rescatar la esencia noble y altruista de la profesión, pero al mismo tiempo tenemos que darle un vuelco al sistema de salud”, finaliza el experto.

enero 2, 2019

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