En Colombia, hoy por hoy cuando nuestros médicos hablan de SERVICIO SOCIAL OBLIGATORIO, hablan de jornadas excesivas, de incumplimientos salariales, de agresiones físicas por parte de pacientes, de prestación del servicio en condiciones difíciles; los recién egresados no quieren ir a prestar el servicio social obligatorio, y no es por pereza, es por falta de garantías.
A lo largo de estos trece años de estar trabajando para el gremio de profesionales de la salud, he visto cómo muchos de nuestros médicos recién egresados al regresar del servicio social obligatorio llegan con miedo a su ejercicio profesional, se van con incertidumbre y lamentablemente llegan con la certeza de que la profesión que eligieron no está precisamente rodeada de condiciones favorables para su desempeño, y ello no es gratis, ya que esta percepción se presenta debido a que las condiciones que los acompañaron durante el año de rural fueron en muchos casos totalmente adversas.
Muchos de ustedes no saben que en Colombia el año de práctica que se hace en profesiones como el derecho, en medicina se llama SERVICIO SOCIAL OBLIGATORIO, y se lleva a cabo una vez el profesional obtiene su título de médico.
Dicho servicio fue creado por parte del Ministerio de salud bajo el liderazgo del doctor HÉCTOR ABAD GÓMEZ en el año 1981, y su objetivo inicial era llegar con los servicios de salud prestados por: Médicos, enfermeras, bacteriólogos y odontólogos a zonas de difícil acceso en poblaciones urbanas o rurales, para impactar favorablemente en la comunidad.
Sin embargo, el decaimiento del sector salud y toda la problemática que por años han tenido que enfrentar en gran medida por la corrupción generalizada y profunda que los rodea, no ha podido menos que permear negativamente el desarrollo del SERVICIO SOCIAL OBLIGATORIO.
Hoy por hoy, nuestros profesionales de la salud se enfrentan a cuatro sorteos en el año para proveer las plazas de SSO, dichos sorteos son públicos y a diferencia de lo que ocurría años atrás, la oferta de plazas se hace a nivel nacional, es decir que bien puede el profesional vivir en Cali y salir para una plaza en el Amazonas a vivir su experiencia de rural; frente a lo cual, si tienen la oportunidad de tener algún familiar estudiando medicina, sabrán de lo que les estoy hablando, y seguramente también sabrán que al momento de enfrentarse al sorteo para asignación de plazas, a nuestros profesionales de la salud los embarga la ansiedad de tener que acudir a alguna de las tantas plazas en Colombia donde las condiciones de pago son muy deficientes, donde no existen condiciones de infraestructura ni de insumos para una buena prestación del servicio, donde la población que ingresa al servicio médico se torna en muchas ocasiones violenta, donde las jornadas de trabajo son excesivas donde las condiciones de seguridad no son las más óptimas entre otras situaciones adversas, y sin posibilidad de renuncia ya que si lo hacen aún en muchas de estas situaciones corren el riesgo de ser sancionados y quedar sin definir su situación para la expedición de su tarjeta profesional que es la que les permite el ejercicio legal de la profesión, pues el servicio social es requisito para el trámite y expedición del registro médico.
Como vemos, la problemática de los rurales en Colombia va mucho más allá del hecho de tener que desplazarse a vivir por un año lejos de sus familiares y amigos, y al hecho de convivir con usos y costumbres tan diversos como las regiones donde se ubican las plazas.
Los rurales en algunas plazas de nuestro país se convirtieron desde hace muchos años en carne de cañón, recurso humano barato que les permite a muchos hospitales seguir funcionando aún sin estar en condiciones de infraestructura para hacerlo y sin que se cuente con el recurso económico para poder remunerar a sus trabajadores de manera oportuna, y es que si ello no fuera así entonces ¿cómo puede explicarse que muchos médicos en SSO estén trabajando sin recibir una remuneración a tiempo? ¿Cómo explicamos que existen algunas plazas que funcionan en lugares no aptos para la prestación de servicios de salud y con carencia de insumos?
Lo anterior, legitimado con resoluciones como la 774 de 2022, la cual contempla como causal para la inhabilidad de la plaza el hecho de que se hubiere presentado retraso en los pagos de salarios y seguridad social por un término superior de 90 días, dando lugar solo así a la pérdida de aprobación de la plaza, es decir que la entidad de salud ya no contará con aprobación para contratar rural hasta por 4 periodos de asignación de profesionales, pero ello ha sido entendido por los hospitales como la posibilidad de atrasarse recurrentemente en los pagos de salarios, con permiso de la misma norma, acaso a quienes se encargan de regular dichas normas se les olvida que los pagos deben ser oportunos, ¿se les olvida acaso que el objeto del trabajo es el salario que se recibe, aquel que sirve para que el trabajador atienda sus necesidades básicas? ¿Si ello es así por qué se conciben normas que avalan incumplimientos salariales?, normas regresivas que muy lejos de representar soluciones agudizan el problema.
Y es que, si bien, la función perseguida por el servicio social es brindar atención en zonas rurales o urbanas con dificultad de acceso a servicios de salud, lo cierto del caso es que este fin no será posible si se siguen permitiendo abusos contra estos recién egresados que más allá de vivir una experiencia que los aliente a continuar como médicos, los desmotiva frente a un panorama profesional que inicia lleno de incumplimientos que se traducen en abusos frente a los derechos laborales, y también frente a lo que se constituye como una eficiente prestación del servicio de salud.
En Colombia, hoy por hoy cuando nuestros médicos hablan de SERVICIO SOCIAL OBLIGATORIO, hablan de jornadas excesivas, de incumplimientos salariales, de agresiones físicas por parte de pacientes, de prestación del servicio en condiciones difíciles; los recién egresados no quieren ir a prestar el servicio social obligatorio, y no es por pereza, es por falta de garantías.
Soy la gerente de un fondo médico para la protección de profesionales de la salud, cuyo foco es la responsabilidad médico legal, pero debo decir que en muchos casos las consultas más recurrentes son laborales por parte de nuestros rurales, de quienes no es extraño escuchar toda la problemática anteriormente descrita, el indicador de consultas es alarmante y aumenta cada día más, nuestros rurales se ven abocados a vivir todas estas situaciones incluso sin que puedan como cualquier trabajador en Colombia renunciar por los incumplimientos frente a las obligaciones de sus empleadores, ya que si lo hacen aún en el contexto planteado pueden verse inmersos a sanciones, el llamado es a visibilizar esta problemática para que los órganos de control llamados a generar condiciones a los profesionales de la salud lo hagan bajo una órbita de equidad y justicia para estos recién egresados que se constituyen en la cara visible de los servicios de salud en muchas de nuestras comunidades, puedan trabajar en condiciones de dignidad y justicia y que de esta forma pueda el SERVICIO SOCIAL OBLIGATORIO cumplir al fin la función social para la que algún día fue creado.
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