A David Vásquez Awad
Actualidad, Opinión

A David Vásquez Awad


David, igual que los antiguos griegos presocráticos, como Heráclito de Éfeso, es un sabio, un escudriñador del movimiento y fluidez de las corrientes y correntías que mueven y mantienen viva la naturaleza de la naturaleza.


Por Stevenson Marulanda Plata – Presidente Colegio Médico Colombiano.

Señor presidente del Consejo Municipal de la próspera ciudad de Aguachica, Manuel Andrés Rangel Quintero, señores concejales todos, pueblo aguachiquense, señoras y señores; para mí es un inmenso honor y una exquisita satisfacción emocional y sentimental escribir estas palabras dirigidas a un entrañable y admirable amigo.

No nos conocimos de niños, nos conocimos ya grandes. Él ginecólogo y yo cirujano. Él de la Javeriana yo de la Nacional. Él del sur del Cesar, yo del sur de La Guajira. Expiraba el siglo XX en la fría Bogotá y sucedió en el ya viejo y memorable Hospital Universitario de la Samaritana.

De primaveras a otoños, David es un innato, constante y celoso cuidador de la vida. Desde el prístino embrión antes de anidarse en su noble placenta, pasando por el primer llanto del recién nacido hasta la fractura patológica debido al aumento de los poros por falta de calcio de los huesos viejos de la decrépita ancianidad, ahí están los conocimientos científicos y la experticia de David.

Nada más mirar a vuelo de pájaro su dilatado recorrido académico, profesional e investigativo para darnos cuenta de su contribución a las ciencias de la vida, a la salud de la madre y de su hijo, y al entendimiento perfecto de las hormonas femeninas; ese lenguaje misterioso de unos mensajeros químicos diluidos en la sangre de las mujeres, que hacen posible su feminidad, su fecundidad, la procreación, y el cuido y lactancia de la nueva criatura, y la perpetuación de la especie humana.

David inició con ansias sus estudios por las ciencias de la vida, de la mujer, del embarazo, del parto y del niño, en la Universidad Javeriana en Bogotá de donde salió médico general y luego especialista en ginecología y obstetricia, para luego hacerse especialista en Perinatología y desarrollo humano.

David es experto en locuras y pataletas hormonales. Ese desequilibrio de genio, de conducta y comportamiento que amarga a las mujeres cuando ya, cansados sus ovarios, deciden tiran la toalla y no quieren saber más de sensualidad, de erotismo, de libido, de estrógenos, ni de nada de esos pecados de la carne. David es Experto Latinoamericano en Climaterio y Menopausia.

David, igual que los antiguos griegos presocráticos, como Heráclito de Éfeso, es un sabio, un escudriñador del movimiento y fluidez de las corrientes y correntías que mueven y mantienen viva la naturaleza de la naturaleza. David Vásquez Awad, mi colega médico, y sobretodo, mi amigo y paisano costeño y sureño, es Maestro Latinoamericano en Endocrinología Metabólica. Metabolismo en griego antiguo quiere decir movimiento, y, siendo la endocrinología la ciencia que estudia los apasionantes secretos y enigmas de las hormonas, hacen de mi compañero samaritano, un biólogo escritor de esa novela de misterio que somos por dentro los humanos, y sobretodo las mujeres. David, al decir de aquel biólogo teórico, médico y fisiólogo francés, fundador de la medicina experimental, Claude Bernard, es un biógrafo del metabolismo, o sea del movimiento de ese cuerpo de agua salada que llevamos dentro, y que Bernard llamó “mar interior”.

Mi insigne amigo aguachiquense me acaba de regalar auto biografiado su último libro que escribió con mi otro partner javeriano, el bumangués Jorge Felipe Ramírez León y que titularon OSTEOPOROSIS, Mitos y Realidades, narrando así un gran capítulo de esa fascinante novela de suspenso y enigmas que es la vida, en este caso el relato clínico y científico de ese indecente y humillante mal que descalcifica los huesos y atormenta a la humanidad con terribles dolores de fracturas vidriosas, como si los huesos de los viejos fueran de finos cristales.

David es un diestro avezado en matrices orgánicas humanas, porque no solamente conoce como la palma de sus manos el útero o matriz humana, sino que también es conocedor como ninguno de la matriz ósea, esa sustancia esquelética dura y a la vez flexible, repleta de calcio y fósforo que forma los huesos, llamada fosfato cálcico, la cual sostiene nuestras carnes, duras o flácidas, desafiando de esa manera y abiertamente a la gravedad, pues mi entrañable amigo también es especialista en densitometría clínica.

La densitometría ósea es un examen que mide la densidad de calcio existente en nuestros huesos, por lo que suele emplearse para el diagnóstico de la osteoporosis o para valorar el riesgo de sufrir fracturas.

David, no se conformó solamente con estudiar las ciencias de la vida, sino que también se interesó por las ciencias sociales, la demografía y su interacción con los problemas de la salud, la salud pública y la seguridad social y de esta forma se hizo Especialista en Seguros y Seguridad Social y Especialista en Epidemiología.

(…) “Aguachica estaba transformado. Las gentes que llegaron con Úrsula divulgaron la buena calidad de su suelo y su posición privilegiada con respecto al rio, de modo que la escueta aldea de otro tiempo se convirtió muy pronto en un pueblo activo, con tiendas y talleres de artesanía, y una ruta de comercio permanente por donde llegaron los primeros árabes de pantuflas y argollas en las orejas, cambiando collares de vidrio por guacamayas.”(…) Parodiando, o mejor, plagiando, a Gabriel García Márquez, en Cien años de Soledad.

Así, a todo Macondo, llegaron los inventores del alfabeto, libaneses, sirios y palestinos, genéricamente mal llamados “turcos”, que se asentaron a los largo y ancho de la amplia llanura caribe colombiana. Ellos, descendientes de semitas y fenicios, aquellos pueblos bíblicos allende el mar, se embarcaron con su patria en el alma, para Colombia, aburridos, humillados y pobres, solamente con su idioma, su religión y sus costumbres, y con su equipaje de pasajero pobre, pero con grandes ilusiones, un fuerte espíritu, una gran determinación, una gran inteligencia, y un gran capital social: su familia, aquí y allá.

Llegaban a las sociedades receptoras, a sus nuevas patrias, como las corrientes mansas de las fuertes crecientes, por la orilla, sin bulla, sin violencia, tanteando; adaptándose al nuevo terreno, irrigando nuevas tierras, aportando. Ascendiendo por ósmosis, y poco a poco de nivel. Las fuertes crecientes ──las guerras, el insoportable colonialismo, las persecuciones religiosas y políticas, las masacres confesionales, la mancha de la pobreza, la abyección del hambre, el servicio militar obligatorio imperialista turco-otomano, el frente de batalla de patria ajena── esos grandes nubarrones alzados en el cielo árabe, esas fuertes tormentas fueron las fuerzas políticas, sociales, religiosas, económicas y culturales que crearon esa otra fuerza salvadora que les permitió nadar y les impidió naufragar y ahogarse: la corriente mansa, la diáspora, el amanecer claro luego de más de mil y una noches de oscuridad y de amargura.

Así llegó a Aguachica desde Bikfaya Líbano a principios del siglo XX en la primera diáspora árabe Elías José Awad Aboenk (1888 – 1977), el abuelo de David, donde se estableció, fundó su casa comercial en 1910, y se casó en 1920 con Susana Inés Maestre Uribe, una maestra de escuela de Río de Oro, también el sur del Cesar.

Como su abuelo llegó David a Bogotá, tanteando, por la orilla como la corriente mansa, y hoy David, como El Rey David, es un David, es un príncipe, es Profesor de la Facultad de Medicina de la Pontifica Universidad Javeriana, Bogotá D.C. Colombia, Miembro de Número de la Academia Nacional de Medicina, Expresidente y Miembro Honorario de la Asociación Colombiana de Menopausia, Miembro Honorario de la World Society of Cosmetic Gynecologyc, Miembro de la International Academy of International Reproduction, autor de 47 publicaciones, 8 libros, cuatro consensos, unas guías latinoamericanas de anticoncepción, múltiples capítulos en libros y textos, ponente en múltiples eventos nacionales e internacionales, jurado y revisor de artículos en varias revistas indexadas en español y en inglés, y Fellow American College of Obstetricians and Gynecologist.

David Vásquez Awad, mi entrañable, amigo, colega y paisano, nació aquí en Aguachica, hijo de Manuel Vásquez un bumangués, trabajador de una petrolera que perforaba en Aguachica (Intercol) y de Josefina, la hija menor de Elías Awad.

Señor presidente del Consejo Municipal de la próspera ciudad de Aguachica, Manuel Andrés Rangel Quintero, señores concejales todos, pueblo aguachiquense, señoras y señores; siéntanse orgulloso de este hijo que hoy declaran ilustre, David es un orgullo nacional por todo lo que ha significado para la medicina y para la salud del pueblo colombiano.

David gracias por ser tan humilde, tan manso, y por ser mi amigo.

Bogotá diciembre 10 del 2021.

Post scriptum. Mi alma hoy está allá, no pude viajar por imprevistos insalvables de última hora.

diciembre 11, 2021

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