Cerro de Guadalupe: un santuario en medio de la reserva forestal de los cerros orientales
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Cerro de Guadalupe: un santuario en medio de la reserva forestal de los cerros orientales


La estatua de la Virgen Inmaculada en el cerro de Guadalupe se convirtió desde el instante mismo de su inauguración en un símbolo bogotano por excelencia


Por: Giovanni Medina Albawww.cronicasylibros.com

En las grandes capitales del mundo los lugares de peregrinación son sin lugar a dudas parte de la cultura ciudadana y, aunque en medio de los millones de habitantes de estos enormes centros urbanos hay una gran diversidad de credos, los templos constituyen una parte importante del equilibrio espiritual de la población y relatan en sus fachadas la historia y la evolución de toda una cultura.

En toda panorámica que se admire de la ciudad de Bogotá, más allá de sus imponentes edificios del centro de la ciudad, de sus luces y contrastes, resalta el verde de los cerros orientales y, especialmente, como se erigen los cerros de Monserrate y Guadalupe mostrándose como los guardianes de toda una ciudad y testigos de su constante desarrollo.

El cerro de Guadalupe es quizá menos visitado que el de Monserrate, aun así, en la cima posee uno de los más importantes atractivos turísticos y religiosos de la capital. Tiene una altura de 3.317 metros sobre el nivel del mar (200 metros más que Monserrate) convirtiéndose en el más alto de la sabana de Bogotá.

Durante la época pre-hispánica primero fue tan solo un sendero por donde los habitantes paseaban y sus primeros gobernantes solían ejercer vigilancia y control de todo el territorio, al aprovechar la estratégica vista que posee.

En la época colonial hacia el año de 1656 se construyó la primera Ermita consagrada a la Virgen Nuestra Señora de Guadalupe, la cual era de gran veneración por los españoles; de ahí su nombre.

Este santuario fue levantado junto con el primer mirador dirigido al pequeño poblado de Santa Fe, a la vez que se trazó el camino inicial de acceso a la cima el cual sigue en funcionamiento actualmente.

La Ermita fue destruida por el terremoto registrado el 13 de octubre de 1743; luego de su restauración fue derribada por dos terremotos posteriores: el del 15 de julio de 1785 y el 17 de junio de 1826.

Ya entrado el siglo veinte, durante el gobierno de Tomás Cipriano de Mosquera se construyó una capilla más grande, pero un cuarto terremoto registrado el 31 de agosto de 1917 la derrumbó nuevamente. La pequeña capilla se dejó destruida y en ruinas por varias décadas hasta que en 1940 el arquitecto Jorge Murcia Riaño reconstruyó la Ermita con un diseño diferente y fue bendecida por el Obispo de entonces Ismael Perdomo.

Fue tal la acogida de la nueva Ermita del Cerro de Guadalupe, que la administración distrital, por iniciativa de la Arquidiócesis de Bogotá, contrató al escultor Gustavo Arcila Uribe para que en 1946 esculpiera una estatua de 15 metros de altura representando a la Virgen María de la Inmaculada Concepción, la cual, con sus brazos abiertos hacia la ciudad, pretende proteger a sus habitantes e invitarlos a la oración, al regocijo, a la unidad y a la armonía espiritual.

En 1967 el ingeniero Luís Jiménez, basado en los primeros trazos hechos desde la época de la colonia, construyó la primera carretera de acceso a la cima.

En la actualidad, las peregrinaciones durante la Semana Santa, el Corpus Cristi y las misas que se celebran los fines de semana hacen que el número de visitantes y peregrinos a esta imponente construcción localizada en la cúspide de la montaña más alta de la sabana y rodeada de un enorme bosque de eucalipto aumente progresivamente.

La estatua de la Virgen Inmaculada en el cerro de Guadalupe se convirtió desde el instante mismo de su inauguración en un símbolo bogotano por excelencia tanto por su significancia religiosa e histórica como por su originalidad, al punto de ser referencia en la navegación aérea.

Los habitantes de la capital se dan el lujo de que cada vez que miran al cielo sin importar el punto donde se encuentren, pueden observar la estatua de la Virgen Inmaculada con sus brazos abiertos en señal de armonía, de paz y de convivencia.

diciembre 6, 2019

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