Borrador de Política gremial para el desarrollo integral del Talento Humano en Salud
Actualidad, Promoción y Prevención

Borrador de Política gremial para el desarrollo integral del Talento Humano en Salud


Por. Jorge Diego Acosta – Vicepresidente del Colegio Médico Colombiano -presidente de ASSOSALUD

Profesionalismo, autonomía y autorregulación.

El profesionalismo es un concepto englobante que refiere al ser, al saber y al hacer de nuestras profesiones.Comprende la educación, el conocimiento; la adhesión a la ciencia y a lex artis; la renovación del saber; la aplicación juiciosa de los avances tecnológicos; la adquisición y el perfeccionamiento de habilidades; la fundamentación humanística de nuestro quehacer esencialmente humanitario; la valoración ética y bioética de nuestras actividades; las características educativas que para las comunidades y personas que atendemos debemos implementar; la capacidad de comunicar asertivamente y de hacer del acto médico o profesional una instancia de entendimiento y cooperación entre las partes involucradas; y finalmente, el despliegue en la práctica cotidiana de un pensamiento crítico, analítico, objetivo y constructivo-resolutivo.

Debe, entonces, aplicarse esta concepción holística al desarrollo del objetivo máximo de las profesiones y del sistema de salud tan necesariamente especializado. Tener siempre clara la visión de conjunto y entender el papel que cada uno cumple en dicho contexto, cuando actúa como individuo o como parte de un equipo multiprofesional.

El derecho a la salud, objetivo general de nuestras profesiones la génesis de nuestras responsabilidades, no se limita al acto individual, dado en un momento, entre el profesional y la persona que atiende, hace parte de un sistema y de unos procesos cuyos objetivos específicos son: intervenir en los condicionantes de la salud, hacer promoción de la vida saludable y prevención de las enfermedades, curar cuando sea posible y cuidar de los enfermos, rehabilitar, tratar el dolor y el sufrimiento y brindar la atención y el cuidado necesarios al final de la vida ( cuidados paliativos y asistir la muerte digna ).

El profesionalismo lo podemos comprender como el deber de todo profesional, del sistema, de las instituciones y de los equipos de salud. Concepto básico y universal para la construcción de códigos deontológicos, aplicables a conciencia por cada profesional o institución, autónomamente. Debe ser elemento esencial de la cultura del profesional y de todo el sistema. Un ideal por el cual debemos trabajar arduamente.

Humanismo

Es el enfoque conceptual, histórico, filosófico y racional que nuestra especie ha logrado construir en medio de las más variadas y adversas condiciones culturales, ideológicas y religiosas, para situar precisamente al ser humano, solo por su condición de serlo, en el centro de toda consideración económica, social y política.

Es el ideal que establece la igualdad de derechos en las distintas sociedades, que fundamenta la democracia, el respeto y reconocimiento del “otro”, de todas las diferencias, el respeto a las minorías, el pluralismo, el valor de disentir y poder opinar libremente, la libertad de credos, creencias y posturas ideológicas en el marco del respeto, la libertad de elegir trabajo y profesión, de elegir representantes y gobernantes, y de participar en las acciones legítimas de los gobiernos, la libertad de prensa, del libre desarrollo de la personalidad, de elegir pareja, sea cual sea la orientación de género, el derecho fundamental a la salud, el derecho internacional humanitario, el derecho a una muerte digna, etc.. Todas las conquistas logradas por las sociedades y comunidades humanas, con grandes luchas y muchas veces con grandes costos en vidas.

Este concepto es el fundamento ideológico de nuestro servicio, de nuestro trabajo, de la misión que la sociedad le encomienda al sistema de salud y a nosotros, los profesionales a cargo, cual es, de acuerdo a nuestras leyes superiores, la Constitución y la Ley Estatutaria que expresan el pacto social, la garantía al derecho fundamental a la salud de quienes habitan el territorio patrio.

Por ello, nuestra política de desarrollo integral del Talento en Salud tiene que partir de una visión humanista: somos y estamos para el servicio humanitario. El sistema puede ser y de hecho es también un sector de la economía nacional, bajo un modo de producción capitalista, pero los intereses de todos los actores tienen que supeditarse al bien común, en este caso, el derecho fundamental a la salud, elegido por nuestra nación en el marco del Estado Social de Derecho.

Esta afirmación es en derecho, no es un hecho completo, sólo parcial, muy parcial, puesto que la estructura y la funcionalidad de nuestro sistema de salud es fácticamente, profundamente inequitativa, contraria al orden constitucional. Por lo tanto, es nuestra política y obligación luchar y trabajar por un sistema de salud justo, equitativo, amable y eficiente al servicio de la población y no al servicio de unos intereses económicos particulares.

Debemos, según la política establecida, influenciar en la educación formal de pre y posgrado, en el sentido de enfatizar, a través de modelos tomados de la práctica cotidiana, la importancia básica y esencial de contar con una cultura humanística que ilumine todo acto médico o profesional, por convicción, sin tener que recurrir a la norma o a medidas imposibles de vigilancia a la conciencia de cada uno. Igualmente, en nuestras actividades académicas, congresos, foros o talleres de educación continua, trabajar en el mismo sentido para fortalecer y renovar nuestras competencias humanitarias aplicables a la vida diaria como profesionales y como ciudadanos íntegros. Dignificar nuestro trabajo, dignificando la atención de quienes nos son encomendados, es nuestra obligación, nuestro deber, que va de la mano con nuestros derechos laborales de dignificación del empleo.

Ética y bioética

El humanismo y el profesionalismo, se enmarcan en una visión ética de la vida y de nuestro quehacer, por lo que son de interés máximo en nuestra política de desarrollo integral. La ética, como reflexión personal sobre el bien y sobre la calidad moral de nuestros actos y propósitos o como disciplina racional y metódica de la filosofía, y la bioética como ética aplicada a todo lo inherente a la vida, especialmente a la vida humana y a su entorno ambiental, deben ser parte fundamental de nuestros análisis, reflexiones, investigaciones, debates y tomas de posición frente a los desafíos y problemas que surgen en el devenir del sistema y de la práctica profesional cotidiana.

Se deben desarrollar en todas las propuestas de educación, formación formales y no formales e iluminar nuestras recomendaciones y posturas asumidas para la resolución de conflictos, el diseño o asunción de guías, protocolos o planes de atención, las reformas al sistema, la relación con los usuarios y demás agentes del sector, incluido el Estado y sus sucesivos gobiernos.

Debemos por ello, trabajar en la construcción participativa de códigos de ética organizacionales e institucionales que conjuguen los tres enfoques de la ética: la ética de principios y valores (axiológica), la ética de la responsabilidad (consecuencialista) y la ética del deber ser (deontológica), difundir continuamente los principios de la bioética y educar, basado en los códigos y en los elementos surgidos en la práctica cotidiana, como conflictos de intereses, dilemas éticos, choque de culturas morales y vacíos normativos, entre otros, con el fin de lograr extender el ejercicio profesional responsable y del mayor valor.

La construcción de comités estatutarios permanentes de ética en las organizaciones que impulsen la construcción y revisión de los códigos, que promuevan el debate serio y fundamentado de los temas éticos de actualidad (aborto, eutanasia, suicidio asistido, control a patentes de medicamentos e insumos, alcances de la cirugía estética, el narcotráfico como asunto de salud pública, etc), que resuelvan como amigables componedores los conflictos entre afiliados con el gobierno de la organización, y finalmente que actúen como tribunal interno en los casos de violaciones graves al código de ética organizacional o atenten contra su ser y la misión propia.

La autonomía y la autorregulación

Sin la libertad no es posible la autonomía. Propendemos por el desarrollo autónomo de nuestras organizaciones, lo que significa que no deben estar sometidas a limitaciones externas distintas al cumplimiento de la Constitución y las leyes. Significa también que, en el marco de la ley, trazamos nuestro propio rumbo, acorde con la misión y con los objetivos superiores concordantes con el papel social que nos corresponde, derivado del pacto social y de los intereses y aspiraciones legítimas de nuestros afiliados.

Significa que impulsamos la autonomía profesional, sobre bases éticas, humanísticas y de libertad de criterio en el ejercicio. Las guías de atención, planes de trabajo, protocolos, procesos y procedimientos deben ser elaborados, asumidos o adoptados formalmente por los equipos de trabajo asignados, con fundamentación en la evidencia científica existente y el desarrollo actualizado de la lex artis.

El trabajo y las relaciones laborales deben evolucionar mediante acuerdos a formas autogestionarias que conjuguen el buen servicio a los usuarios con los intereses legítimos de empleadores y profesionales. Además, promovemos como política gremial que en el marco heterónomo de leyes actualizadas de control al ejercicio de las profesiones, las propias organizaciones de profesionales y las instituciones prestadoras, lleven a la práctica sus códigos autónomos de ética y de conducta, y que los conflictos entre instituciones y gremios por la aplicación de sus códigos, los resuelvan los actuales comités de ética de las diversas profesiones.

octubre 2, 2019

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