“Si no cambiamos nuestras pautas para detener esta pandemia, seguirá siendo la primera causa de muerte en el mundo”, afirma el doctor Moya.
La Hipertensión Arterial es una enfermedad fácilmente diagnosticable, prevenible y tratable.
Este viernes 17 de mayo se celebra el Día Mundial de la Hipertensión Arterial, una enfermedad silenciosa y letal que pocas veces presenta síntomas, pero que, a pesar de esta advertencia, es el factor de riesgo que más muertes causa.
“La hipertensión arterial nos está matando y no es posible frenar su prevalencia”, dice el doctor Luis Moya Jiménez, presidente de la Liga colombiana contra el infarto y la hipertensión.
El especialista asegura que las enfermedades cardíacas siguen en aumento, si en el último año murieron 20 millones de personas en todo el mundo, y de estos 10 millones fue por la hipertensión; se calcula que para el 2030 según la Organización Mundial de la Salud (OMS) serán 23 millones.
“Si no cambiamos nuestras pautas para detener esta pandemia, seguirá siendo la primera causa de muerte en el mundo”, afirma el doctor Moya.
Es muy fácil diagnosticar la hipertensión, basta con tomar la presión arterial; lo ideal es tenerla en 120/80 si está por encima de 140/ 90 ya es hipertenso y hay que prender las alertas.
Además, es una enfermedad fácilmente tratable, controlable y previsible. Lo difícil y lo que la hace llamar el ‘asesino silencioso’ es que casi no presenta síntomas, muy rara vez la persona siente dolor de cabeza, congestión, fatiga, o zumbidos en los oídos como manifestación de la hipertensión. En la mayoría de los casos su primer síntoma puede ser un infarto mortal o un derrame cerebral o la función renal alterada.
Muchas veces las secuelas tienen consecuencias en su calidad de vida, ya que la persona que sobrevive a un infarto queda con incapacidad física, cerebrovascular, parálisis de su cuerpo, problemas renales, diálisis, ruptura de una arteria por un aneurisma, etc.
Principales causas y cómo las evitamos
Las principales causas de esta enfermedad radican en los antecedentes familiares, los malos hábitos alimenticios, el diagnóstico tardío, la falta de ejercicio, el uso nocivo del alcohol, la diabetes, el sobrepeso, el estrés, la no adherencia al tratamiento y la falta de diagnóstico o ignorancia sobre la enfermedad.
“Por eso, desde la Liga insistimos en fomentar la detección temprana, a partir de los 18 años todas las personas deben tomarse la presión arterial, conocer las cifras y asistir a los chequeos médicos”, comenta.
Las principales recomendaciones para controlar esta enfermedad consisten en llevar una alimentación saludable, consumir menos sal, evitar el uso nocivo del alcohol, realizar ejercicio físico regularmente, tomar el medicamento y no fumar.
“La detección temprana, el tratamiento apropiado y el control de la hipertensión producen importantes beneficios sanitarios y de índole económica”, puntualiza el doctor Moya.
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