Medidas que las instituciones médicas deben implementar para reducir la deserción de su personal
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Medidas que las instituciones médicas deben implementar para reducir la deserción de su personal


Si hay algo que estuvo expuesto durante la pandemia en medio del caos, fue la crudeza con la que fue tratado el personal médico.


Por Doctora Carolina Hernández – Epidemióloga y salubrista, fundadora y CEO de Colorchain

Es importante evaluar lo que pasó durante esa época para no olvidar, borrar y seguir, sino crear medidas que incentiven a las personas a seguir comprometiéndose a la profesión médica a pesar de estos contratiempos.

Por ejemplo, según un estudio de Harvard T.H. Chan School of Public Health, en los Estados Unidos (EE.UU) más de cien mil miembros del personal de salud pública podrían dejar sus trabajos para 2025.

En Colombia, poco se habla del bienestar de estos héroes que nos cuidan, por lo que es posible que veamos la misma tendencia de deserción en nuestro país. A raíz de la pandemia, que generaron condiciones laborales precarias y falta de insumos, la salud mental de nuestros profesionales se vio brutalmente afectada—hasta 22 por ciento de los trabajadores presentaron síntomas de ansiedad y episodios depresivos.

La triste realidad es que todas las instituciones, desde el Ministerio de Salud y Protección Social hasta las prestadoras de servicios de salud acreditadas, son conscientes de que su personal necesita mejores condiciones laborales.

Sin embargo, se preocupan más por el costo de las intervenciones, sin reconocer su impacto positivo en los profesionales, sobre todo cuando las situaciones que pueden agudizar el abandono del cargo han sido poco estudiadas.

Entonces, ¿cómo pueden las instituciones darle al personal médico herramientas para mejorar la salud mental y sentirse valorados?

¿Por qué la tasa de deserción del personal médico es tan alta en Colombia?

En el contexto colombiano, nos categorizamos como uno de los profesionales mejor pagados del país. Sin embargo, la compensación salarial de un médico no es proporcional a lo que se gasta en formación, especialmente si observamos la carga laboral y los horarios. El salario promedio de un médico general en Colombia es de alrededor de 11.000 dólares al año, cuando el costo de la formación es de alrededor de 90.000 dólares en una universidad privada o 55.000 dólares en una pública. A esto se le suman especializaciones que requieren trabajar tiempo completo sin remuneración.

Trabajar en este campo tiene que ser una vocación al cien por ciento y depende de la motivación propia de cada estudiante. Aun así esto no justifica, que, por ejemplo, muchos de los residentes de medicina manifiesten síntomas de depresión y otros ideación suicida.

Mientras se enfrentan a largas jornadas y situaciones agotadoras, también uno de cada dos profesionales de la salud tiene problemas con el pago de su salario, con énfasis en zonas rurales donde a veces lo reciben de forma retardada.

Para ganar bien, he llegado a la conclusión que hay que trabajar siete días a la semana y 12 horas al día, incluyendo las jornadas nocturnas. Además, en ocasiones, un solo turno puede durar hasta 36 horas o, según los datos de una encuesta reciente del Colegio Médico Colombiano, el 36% de los médicos generales trabajan en dos o tres sitios a la vez. Por eso el burnout está en niveles récord.

Tampoco existen muchas regulaciones para proteger al personal médico, y aún menos cuando se trata de uniformes y equipos. Algunas internacionales, como la Organización Internacional del Trabajo (OIT) o la Organización Mundial de la Salud (OMS), desean tener un impacto global y han publicado guías sobre el desarrollo e implementación de programas más sólidos de seguridad y salud ocupacional para los trabajadores de la salud.

Sin embargo, en Colombia, hay solo una regla que aborda el bienestar de los médicos, pero no tiene mucho que ver con salud específicamente: dotar con camisa y pantalón a los empleados que devenguen hasta dos salarios mínimos legales vigentes.

Pero, ¿qué más pueden hacer las instituciones para mejorar la situación?

Establecer una situación contractual con los médicos.

Debido a la falta de información sobre el tema y los diferentes métodos de contratación para la comunidad médica, muchos no cuentan con condiciones contractuales adecuadas. Sumado a otros factores del ambiente laboral, esto impacta directamente el índice de retención del personal médico en las instituciones de salud.

En su mayoría, el personal médico está contratado a través de modalidades atípicas como prestación de servicios (OPS), outsourcing y tercerización. Y estas formas de contratación a veces no se encuentran establecidas en el marco legal para que las instituciones no tengan que dar al personal médico contratos formales ni tengan la obligación de pagar prestaciones sociales. El tipo de contratación OPS, que lamentablemente siguen siendo más del 70 por ciento de médicos en Colombia, se da entre entidades estatales y personas naturales.

Como resultado, esto reduce la comunicación entre el personal y una entidad prestadora de salud y exime al empleador de responsabilidades directas con sus trabajadores, lo cual ha llevado a efectos devastadores. Un estudio realizado entre 2016 y 2021 mostró que aquellos médicos que no tienen un contrato directo con una entidad, sino “a través de terceros con relaciones laborales como la prestación de servicio, caían en mayor conflicto de relaciones interpersonales”.

Estos contratos enmascaran la realidad laboral y permiten que las instituciones puedan esquivar el cumplimiento de derechos laborales, como límites en las jornadas laborales, descansos remunerados y vacaciones, entre otros. Todo esto se traduce en amplias estadísticas de deserción laboral.

Hacer iniciativas de “engagement” para atraer y captar talento.

Para atraer el talento con las mejores acreditaciones y capacidades, una institución debe evidenciar su compromiso con el bienestar de su personal. La realidad es que numerosas instituciones no se comunican con los médicos, a menos que sean los mismos médicos quienes lo inicien.

No obstante, como médica y colaboradora trabajando en una variedad de instituciones, me he dado cuenta de que el personal médico desea tener una mayor conexión con las instituciones donde trabajan. Una forma de lograrlo es a través de adecuada vestimenta que fomenta la identidad de marca y el sentido de pertenencia.

El problema es que, hoy en día, muchas veces el personal médico compra su propio uniforme y, en general, la ropa en el mercado actual no asegura que tenga los requerimientos mínimos de calidad y protección. Tampoco están hechos pensando en la ergonomía del médico.

Y cuando las instituciones proveen los uniformes, dado que el determinante es el costo y no la calidad, los médicos terminan recibiendo prendas de poca calidad y que no los diferencian o identifican apropiadamente entre roles y departamentos. Esto desencadena una falta de enganche con la entidad en la que laboran, porque las instituciones están más preocupadas por cumplir con una obligación de dotación que por el bienestar del trabajador.

Sin embargo, mediante un buen uso del vestuario médico, las instituciones pueden tanto entregar bienestar, desempeño y seguridad, como convertirlo en una herramienta de “engagement” y mercadeo para el talento humano y cliente final.

Un estudio realizado en el año 2012  habló sobre la cognición atávica—o enclothed cognition—que explica por qué todos tenemos ese uniforme favorito que nos eleva el ánimo y nos hace rendir más. Este comprobó que la experiencia física de portar ciertas prendas nos afecta psicológicamente, dándonos la oportunidad de expresarnos libremente y acentuar la autoconfianza, o hacer lo contrario.

Existen muchos aspectos de los uniformes que pueden ser de ayuda para el personal médico, como hacer que se sientan parte de una causa mayor. Por ejemplo, la calidad del material, las tallas adecuadas y el color del vestuario son importantes para amplificar las emociones positivas y transmitirnos más seguridad.

También, la tecnología aplicada en los uniformes médicos modernos, a través de un diseño ergonómico y materiales dispuestos para el alto rendimiento físico, puede ayudar a que el personal pueda moverse libremente y rendir al máximo. El diseño de los vestuarios puede responder a las necesidades de cada área de un servicio, brindando valor agregado para transformar la imagen de una institución.

Si las instituciones médicas priorizan la provisión del vestuario médico de alta calidad, es más probable que el personal se sienta protegido y se identifique con su lugar de trabajo. 

La idea es usarlo como una herramienta de bienestar para mejorar la retención del personal. Y esto se está convirtiendo especialmente en una prioridad para las instituciones más elite en el país que han empezado a acreditarse y ranquearse internacionalmente.

Buscar alianzas para que el cuidado hacia el médico se estandarice.

Las instituciones colombianas pueden tomar inspiración de las numerosas alianzas hechas en mercados más desarrollados que velan por el bienestar de los médicos. Por ejemplo, el Hospital NewYork-Presbyterian trabaja con proveedores para organizar días de masajes mientras que, en Inglaterra, Point of Care Foundation trabaja con South London and Maudsley NHS Foundation Trust para crear espacios donde el personal puede reflexionar sobre el impacto emocional del trabajo.

En Colombia, la cantidad limitada de actividades para apoyar la salud médica se puede atribuir a una serie de factores complejos; la falta de recursos financieros, los problemas de corrupción y la falta de coordinación a nivel nacional.

Sin embargo, ya hay instituciones en el país que han mostrado interés en programas para abordar los desafíos de salud mental y física del personal en el país. Por ejemplo, la Fundación Cardioinfantil selló una alianza social con LATAM Airlines para transportar a pacientes y personal médico para realizar tratamientos y después regresarlos a sus ciudades. Mientras tanto, la Fundación Colombiana de Cancerología Clínica Vida trabaja para proporcionar el vestuario médico de alta calidad y confort para sus empleados.

Hay otros ejemplos, como la Fundación Valle de Lili, de las pocas instituciones acreditadas en el país, que para lograr la acreditación, tuvo que cumplir con todas las normas de seguridad y bienestar del talento humano según las normas ICONTEC.

Generar investigaciones para diseñar propuestas de intervención.

En Colombia se evidenció una escasez de información científica disponible en relación con la deserción laboral del personal médico. Por esto, la Cámara de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), que representa los intereses de algunas clínicas y hospitales, de EPS o medicina prepagada, junto al Ministerio de Salud, y otras instituciones médicas, pueden realizar más estudios independientes sobre el personal. Esto es fundamental para mantener una fuerza laboral motivada y garantizar la atención de calidad.

La colaboración con instituciones académicas y la creación de alianzas con organizaciones centradas en la investigación pueden proporcionar acceso a recursos investigativos y hallazgos. Compartir los resultados de estos estudios no solo beneficia a las instituciones que se involucran, sino que también contribuyen a conocer a fondo a la comunidad médica y sus necesidades.

En conclusión, la escasez de médicos persiste tras la pandemia debido a las largas horas laborales, contratos inhumanos y su impacto en la salud mental. Esta situación subraya la importancia de enfocarse en el bienestar dentro de las instituciones médicas para que puedan atraer talento a un mercado competitivo y crear una identidad de marca sólida. 

La reforma a la salud, que incluye la transformación de las EPS, que hasta ahora han funcionado como intermediarios entre los prestadores de servicios y los ciudadanos, también ha prometido que los trabajadores se beneficiarán con mejores salarios y más oportunidades de mayor formación y educación. Los profesionales del sector están a la espera de estos cambios y de ver mejoras en su situación.

Fuente: Órgano de información del Colegio Médico Colombiano. Epicrisis. Ed. Nº 30 (Diciembre 2023-Febrero 2024). ISSN: 2539-505X (En línea)

diciembre 13, 2023

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