Una guía para entender al individuo humano y a la humanidad.
PARTE X
EL GENOMA HUMANO ES DE ESTIRPE LIBERAL
Por Stevenson Marulanda Plata – Presidente del Colegio Médico Colombiano
“El código genético es universal. Un gen de una ballena azul puede ser insertado en una bacteria microscópica, y será descifrado con exactitud y una fidelidad casi perfectas. Esto tiene un corolario: no hay nada especial en los genes humanos”.
Siddhartha Mukherjee
EL INDIVIDUALISMO: PRINCIPIO MÁXIMO DE LA BIOLOGÍA
Pienso así, porque así opera la biología en la Tierra. Solamente produce individuos elementales: únicos, autónomos, independientes, fugaces e irrepetibles, incluyéndonos a nosotros, los animales espirituales humanos.
GENOMA, CROMOSOMAS, GENES Y ADN.
El gen —como el átomo en la materia, la célula en un organismo vivo, el byte en la informática digital y el individuo en la sociedad—, es la unidad elemental e indivisible de información y herencia biológicas.
La comprensión de la materia orgánica e inorgánica, de la información digital y biológica, y de los procesos sociales, exige un esfuerzo que parta de la comprensión de estas unidades individuales indivisibles, y no de totalidades grandes difíciles de entender, como la Nación, el Estado, el país, las sociedades, culturas y civilizaciones, la humanidad, el poder y la democracia, en el caso de los procesos sociales humanos.
Haga cuenta o imagine de manera metafórica o alegórica, que esta vaina o estuche de arvejas, es un cromosoma, y que cada pepa en su locus, es un gen.
Esta metáfora o alegoría, es preciosa. Los genes vienen como unidades informáticas selladas y separadas unas de otras como pepas de arveja, en un estuche llamado cromosoma.
Esto lo empezó a descubrir a mediados del siglo XIX, un monje franciscano, botánico campesino, que no pasó los exámenes para ser profesor de biología en la Universidad de Viena.
Fue Gregor Mendel, en un jardin interior de una abadía de la verde campiña de Moravia, su tierra natal, hoy República Checa, misma que vio nacer por la misma época a Sigmund Freud.
Mendel trabajó precisamente con plantas de arvejas. Solo que allá, en los ancestros del Imperio austrohúngaro le dicen guisantes.
Lástima que el padre del psicoanálisis no hubiera conocido el trabajo mendeliano y su desarrollo posterior junto con la neurociencia, así, de pronto, hubiera comprendido mejor la mente humana y su sexualidad; y su pseudociencia, el psicoanálisis como corriente intelectual del siglo XX, no hubiera cogido tanta fuerza.
NUESTRO GENOMA HUMANO.
Nosotros, los humanos, tenemos 46 cromosomas en todos los núcleos de nuestras células, heredados de nuestros progenitores: 23 de papá y 23 de mamá.
Cuando el espermatozoide de mí papá ganó la deseperada carrera y se revolcó con el óvulo de mí mamá, los 23 cromosomas de cada uno, también se revolcaron entre ellos, pero no como locos y desaforados románticos, todos con todos, al azar. No, cada cromosoma —con la misma venerable diligencia del amor que unió a mis papás—, de manera biunívoca, se unió a su cromosoma homólogo, su pareja equivalente (el que contenía los mismos locus en idéntico orden), dando orígen a un nuevo humano con 46 cromosomas, que trabajan como bueyes apareados en 23 yuntas, que soy yo. Igual le sucedió a usted.
Así, usted y yo, tenemos 46 cromosomas en pares, que juntos contienen más de ventiun mil genes, cuya información viene escrita en indelebles letras de ADN.
Este universo genético individual es lo que se llama genoma, y contiene toda la información biológica que nos fabrica y nos desarrolla el cuerpo y la mente desde cero —incluyendo virtudes y pecados—. Información genómica que yo pienso que es de corte liberal.
BIODIVERSIDAD: CANTIDAD Y CALIDAD DE GENES.
Las más de tres millones de especies de la biodiversidad sexuada descubiertas hasta ahora en este planeta, desde una amiba hasta una ballena, pasando por las plantas y animales, sustentan sus existencias, supervivencias, identidades, esencias, normalidades y anormalidades, destinos, fatalidades, sociedades, “culturas” y, hasta sus muertes, en genomas que, como el nuestro, están formados por pares de cromosomas, heredados uno de cada progenitor.
Sin embargo, la información contenida en sus genes y su ADN, lógicamente no es igual, de serlo, ¡que jartera! No habría biodiversidad. Somos distintos, porque distintos son nuestros genomas.
PARES DE CROMOSOMAS POR ESPECIE, EJEMPLOS EN ORDEN DESCENDENTE.
Aulacantha scolymantha -unidad de vida primitiva marina- una sola célula: 800
Helecho Olphioglussum reticulatum: 630.
Mariposa: 190.
Camello, lobo y llama: 37.
Burro: 31.
Vaca: 30.
Elefante africano, arañas pisáuridas y gusano de seda: 28.
Algodón: 26.
Tabaco, papa: 24.
Chimpancé: 24*.
Humano* y liebre: 23.
Murciélago, ballena, delfín, cebra africana, conejo, hamster y café arábiga: 22.
Ratón: 20.
Gusano y lombriz de tierra: 18.
Secoya gigante (el árbol más grande y alto del planeta): 13.
Café robusta: 11.
Amiba: 7.
Mosca de la fruta: 4.
Hormiga Myrmecia pilosula. Hembra 1par **.
*La diferencia genómica entre un humano y un chimpancé es apenas del 2%, y los sexos masculino y femenino humanos compartimos el 99.688 % de nuestros genes.
¡A pesar de esta ínfima diferencia somos tan tan diferentes!
SIDDHARTHA MUKHERJEE DICE:
“Los impulsos, ambiciones, fantasías y deseos que mueven la historia humana se hallan, al menos en parte, codificados en el genoma humano. Y la historia humana, a su vez, ha seleccionado genomas que alimentan esos impulsos, ambiciones, fantasías y deseos.
“Este círculo lógico autocumplido está en el origen de algunas de las cualidades más admirables y memorables de nuestra especie, pero también de alguna de las más reprensibles. Es demasiado pedir que escapemos de la órbita de esta lógica, pero reconocer su circularidad y ser escépticos sobre su alcance podría proteger a los débiles de la voluntad de los fuertes, y al “mutante” de ser aniquilado por el “normal”.
“Puede que este escepticismo exista ya en alguna parte de nuestros veintiún mil genes. Y puede que la compasión que tal escepticismo permite también se halle indeleblemente codificada en el genoma humano.
“Tal vez sea parte de lo que nos hace humanos”.
El GENOMA HUMANO: LA “MANO INVISIBLE” DE ADAM SMITH.
Estos “impulsos, ambiciones, fantasías y deseos que mueven la historia humana, y “se hallan, al menos en parte, codificados en el genoma humano”, como diceSiddhartha Mukherjee en su libro: “El gen. Una historia personal”, no son entes metafísicos ni de inteligencia artificial, son procesos neuronales. Naturaleza biológica pura que evolucionó en el cerebro sapiens como súper poderes mentales, para que cada individuo sea su propio y consciente “YO”, y con avidez y parcialidad genómicas, compita (como las empresas) todos los días y noches, a toda costa, en el medio en que le toca vivir, por su mera existencia, supervivencia, reproducción y felicidad.
De esta manera, estos personalísimos “impulsos, ambiciones, fantasías y deseos que mueven la historia humana” —incluyendo el deseo legítimo de propiedad privada—, determinan la vida social, política y económica de la humanidad, y al hallarse codificados en alguna parte del genoma humano, me da pie para pensar que el genoma humano es liberal y hasta libertino, tema que será transversal en esta obra.
Esta avidez y parcialidad genómicas del “Yo” sapiens, que Adam Smith, el padre del capitalismo, genialmente llamó “mano invisible” —para dar a entender que, cuando las personas buscan su interés propio en procura de beneficios económicos, de manera inadvertida contribuyen al bienestar general de la sociedad—, son las causas del emprendimiento de la iniciativa privada, del libre mercado y del desarrollo industrial, comercial, financiero y económico, y de la riqueza del mundo.
Smith fue un naturalista y moralista de la economía. Sin saberlo, desde el genoma humano, vio a la economía como un sistema natural de libertad, y al libre mercado, como una institución moral, orgánicamente natural, creado por la historia natural de la cultura humana, y de esta manera, un instrumento para asegurar a los hombres los derechos de la ley natural.
Smith se inspiró en la célebre frase, también genómica: “Laissez faire et laisser passer, le monde va de lui même. “Dejen hacer y dejen pasar, el mundo va solo”, del francés de su mismo el siglo XVIII, Vincent de Gournay, quien estaba en contra de las trabas del intervencionismo del gobierno a la economía, y promovía la abolición de sus antinaturales leyes que desnaturalizaban al mercado.
Los grandes inventos civilizatorios humanos, además del mercado:
—religión, filosofía, política, ciencia, educación, lenguaje (hablado, musical, escrito y simbólico), el Derecho, constituciones, leyes, justicia, moral, ética, estética, fiestas, humor, deportes, pactos sociales, diplomacia, humanismo, filantropía, altruismo, cooperación, ideologías, Estado, ejércitos, policías, cárceles, delitos, penas y castigo, democracia y división de poderes—.
… Sin duda, han contribuido enormemente a domesticar al arcaico y salvaje simio que llevamos dentro y al desarrollo de la civilización humana.
…Y, han funcionado, pero de pronto, no tanto como uno quisiera.
¿EL VASO MEDIO LLENO O MEDIO VACÍO?
Aunque soy optimista y veo el vaso medio lleno, muy a pesar de estos inventos civilizadores, el exceso de avidez y parcialidad del todavía salvaje genoma humano, de su “mano invisible” y de su “laissez faire”, han sido de igual manera, las causas del difícil gobierno del mundo, de su desigualdad, inequidad (riquezas y pobrezas extremas), armamentismo imparable, guerras infinitas, Imperios, colonialismo, esclavitud, hambrunas, desplazamientos, racismos, nacionalismos, adicción al poder, megalomanía, despotismo, absolutismos, dictaduras, fascismo, xenofobia, genocidios, opresión del débil, y más recientemente, corrupción, narcotráfico, y destrucción ecológica del planeta.
MORALEJA.
Al liberalismo exagerado del genoma humano toca ponerlo en cintura.
La pregunta es: ¿cómo?
Bogotá, 22 de septiembre del 2023.
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