¿Qué es un ser humano?
Actualidad, Discusión

¿Qué es un ser humano?


Una guía para entender a la especie humana.


Debate.


Un ser humano es el ladrillo biológico imperfecto que busca siempre el destino incierto de la felicidad. La unidad biopsicosocial fundamental y contradictoria, –moral e inmoral— con que la humanidad día a día fabrica y destruye su medio ambiente y su propio mundo.


Por: Stevenson Marulanda Plata – Presidente Colegio Médico Colombiano

Introducción

Cada ser humano es un genoma, encarnado en un único, fugaz e irrepetible cuerpo de la especie homo sapiens llamado persona.

Como toda la materia viva, un ser humano es construido partecita por partecita, átomo a átomo, molécula por molécula, siguiendo las instrucciones de cada uno de los más de 21 mil genes que conforman su genoma. Y, cada partecita, y el todo como unidad, funcionan integralmente, debido a millares de reacciones eléctricas y químicas instantáneas —corporales y mentales—, acopladas y gobernadas, instante por instante, por genes también específicos.

Así, piensa, recuerda, aprende, tiene instintos, habla y camina en dos patas con manos libres y hábiles.

Así se inflama: coagula, cicatriza y se defiende de otros genomas humanos o de virus, hongos, parásitos, animales y bacterias.

Así se emociona, tiene sentimientos altos y bajos, nobles y ruines.

Así odia, envidia, coopera, se enoja, mata y ama.

Así socializa y no sabe vivir solo.

Así hace ciencia, arte, música, literatura, filosofía, pactos sociales y leyes.

El de un humano, como todos los genomas de la Tierra, es un genoma liberal, un fin y una dignidad en sí mismo, audaz, competitivo y excluyente, como cualquier cucaracha, virus, planta, hormiga, bacteria, grillo, perro o elefante; cuyo propio interés — su ineluctable y fatal destino egoísta— es: existir, sobrevivir y multiplicarse, a costa de los recursos del medio que lo rodea, incluyendo a otros genomas.

Un humano, es un genoma perteneciente al orden de los primates: género homo, especie sapiens: carnívoro, depredador, territorial, xenófobo, nacionalista, racista y supremacista. Difícil de gobernar. Violento y propenso a la guerra, que busca a toda costa su propio interés, necesitando siempre la amenaza de la fuerza de la justicia, y de la violencia estructural y militar del Estado, de la pena y del castigo, así sean morales o sociales.

El ser humano es sensible: sueña, baila, canta, llora, juega y ríe. Es él mismo: tiene identidad, subjetividad, auto conciencia, libre albedrío y raciocinio. Es inteligente. Goza, sufre. Siente miedo, asco, dolor y vergüenza.

Siente el mundo: lo ve, lo huele, lo oye, lo gusta, lo imagina y lo respira. Lo escribe y lo lee; como también lee y edita sus propios genes.

El círculo moral y afectivo del genoma humano es estrecho, excluyente y utilitarista

Le encanta la libertad, la fraternidad y la igualdad, !!!pero, alto ahí!!!… propias y entre congéneres; mientras más cercanos genéticamente, más fuerte es ese círculo. El genoma humano tiene claro el yo y el nosotros, el él, el ellos y el ustedes.

El genoma humano es hedonista.

De hecho, el placer —capacidad biológica de satisfacer un deseo—, y su contraparte, el aburrimiento, son dos de los principales motores que mueven el mundo humano. La verdad, sin deseos y placeres es difícil explicar la vida humana. Es que, el binomio deseo y su satisfacción, así sea su mera expectativa, es indispensables para que un humano exista, sueñe, se mueva, luche, se sacrifique, viva, sobreviva y se multiplique. De este modo, el deseo y el placer –como los del sexo–son una prioridad genómica de alto valor evolutivo, de hecho, en la naturaleza humana este binomio es inseparable, así, la existencia de cada nuevo ser humano se debe a esta fatal combinación: el deseo y el placer sexuales.

El gran problema es la adicción.

La tragedia humana es que los deseos y sus placeres se hipertrofiaron tanto, que convirtieron a este mundo en una hoguera infernal de monstruosas e incorregibles adicciones: consumos infinitos de deseos y placeres: alcohol, drogas, lujuria, avaricia, vanidad, dinero, poder, corrupción, ludopatía, buscando la incierta felicidad en esa hoguera hedonista. Pues sí, el motor del narcotráfico y de la corrupción, y por consiguiente, de la violencia y de todos los crímenes y delitos que generan, es evidentemente genómico.

Las cinco trampas sexuales del genoma humano.

Como el de la mayoría de los animales y plantas, el humano es un genoma sexual. El sexo en estos seres es una función biológica de alta prioridad y valor genómico evolutivo, pues es el único método de reproducción, de perpetuación y de selección natural del más apto de cada una de sus especies a través de una recombinación genética prolífica muy eficiente. El sexo animal entonces, viene cuidadosamente programado por etapas en una parte ¿o en varias? del genoma de cada ser humano, masculino y femenino.

Primera trampa. La tentación de la carne. De esta forma, el sexo, primero los tienta y los hace caer en una primera trampa: el deseo: la irresistible atracción emocional entre dos carnes: la sensualidad.

Segunda trampa. La excitación física de la carne humana por la carne humana: el erotismo: la necesidad visceral de aparearse.

Tercera trampa. El apareamiento: consensuado, aunque a veces puede ser violento.

Cuarta trampa. El placer letal y venéreo del orgasmo. La dicha fugaz pero infinita. Así se encarnan, los muy vivos, en otro ser humano, cuyo genoma está integrado por el 50% de cada uno de sus progenitores.

Quinta trampa. El amor de pareja, cuyo fin evolutivo no es más que mantener unida a la pareja para garantizar el cuidado parental de los nuevos genomas (hijos), pues no tendría sentido biológico desperdiciar tanto esfuerzo sexual polietapico tendiente a perpetuar la especie, como para después abandonar a su suerte a la prole. De hecho, ninguna especie —por regla general— tiene la costumbre de abandonar hijos expósitos, y si lo hace, desaparece, a no ser que, como los anfibios, insectos, quelonios y peces, depositen inmensas cantidades de huevos fertilizados para que sobreviva al azar una cantidad mínima pero suficiente que los proteja de la extinción.

Desgraciadamente, muchas veces –afortunadamente no todas– cuando dejan de funcionar las primeras cuatro trampas de nuestro fino sistema sexual programadas genéticamente, la quinta también desaparece.

En este orden de pensamiento genómico, la familia, la unidad fundamental de cualquier sociedad humana, y de algunos animales, es una orden genómica. El genoma de todos los animales sexuados, especialmente aves y mamíferos, comparte este meticuloso programa genético.

Un ser humano es un genoma biopsicosocial contradictorio.

Un ser humano es el ladrillo biológico imperfecto que busca siempre el destino incierto de la felicidad. La unidad biopsicosocial fundamental y contradictoria, –moral e inmoral— con que la humanidad día a día fabrica y destruye su medio ambiente y su propio mundo.

El genoma humano es una fábrica de: familias, tribus, bandas de recolectores y cazadores, clanes, sociedades, culturas, carteles de mafiosos, religiones, idiomas, ideologías, sistemas políticos y económicos, naciones, nacionalismos, Estados, Imperios y civilizaciones.

Los genes son eternos

Los cuerpos de los humanos existen, viven, luchan, sobreviven, envejecen y mueren; ora por la carcoma de la vejez, ya por la tragedia o la enfermedad … pero sus genes, ellos intactos, pasajeros del tiempo, viajan eternamente de generación en generación, de carne en carne, de cuerpo desechable en cuerpo desechable, aprovechando la sevicia y la acechanza de las cinco trampas que el sexo y la carne animal nos tienden todos los días.

septiembre 22, 2022

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