Covid-19: una pandemia con nombre de mujer
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Covid-19: una pandemia con nombre de mujer


Según datos de ONU, las mujeres representan cerca del 70 por ciento de los trabajadores del sector de la salud. Sin embargo, a pesar de este empoderamiento y notorio liderazgo, solo el 20 por ciento participa en las instancias de dirección y toma de decisiones en países, organizaciones, instituciones de salud, universidades y centros de investigación, entre otras instancias.


Recientemente se han conmemorado dos fechas reveladoras, el Día de la Mujer Médica, en honor a Elizabeth Blackwell (1821-1910), la primera mujer diplomada en medicina en una universidad de EE. UU. y la primera mujer que logró ejercer la profesión en todo el mundo, gracias a su persistencia indoblegable. Ella batalló por el derecho de la mujer a la educación y por sus convicciones sociales, que la llevaron a luchar de manera incansable en contra de la esclavitud y a defender la educación sexual de los jóvenes.

Por otro lado, el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia como un recordatorio del papel trascendente de las mujeres en el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Sin embargo, a pesar de los aportes en la investigación e innovación, se sabe que las mujeres representan menos del 30 por ciento de los investigadores del mundo, lo cual refleja profundas brechas y disparidades educativas, socioeconómicas, culturales, políticas, entre otras. Y algo que genera mayor preocupación es que tan solo un siete por ciento de las jóvenes de 15 años manifiesta que desea dedicarse a profesiones técnico-científicas en el futuro.

Estas dos fechas nos abren el camino de la reflexión y esperamos que no sea solo cuestión de un día, pues como la historia generalmente no está escrita por mujeres, existe el peligro de que no quede registrada la extraordinaria contribución realizada por las mujeres. Con su participación y liderazgo en la medicina y en el desarrollo científico, se dieron respuestas contundentes a la pandemia por COVID-19. La pandemia misma nos pone de manifiesto que es un verdadero desafío planetario con rostro de mujer, y desde el punto de vista de la salud, nos revela el papel fundamental, el magno compromiso, la entrega y la perseverancia estoica de mujeres a las que se admira profundamente, todas las médicas, enfermeras, terapistas, trabajadoras sociales, psicólogas, nutricionistas, bacteriólogas, antropólogas, sociólogas, físicas, ingenieras, farmacéuticas, economistas, administradoras, entre otras tantas guerreras que en la sombra han sido un eje de cambio y transformación en organizaciones de salud.

La salud es uno de los sectores económicos más grandes y de más rápido crecimiento, en el que participan cerca de 230 millones de personas en todo el mundo, de las cuales aproximadamente el 70 por ciento son mujeres que trabajan en el sector sanitario y de asistencia social, siendo entonces el centro de la respuesta de primera línea a la Covid-19, aun cuando, muchas veces, no son representativas en la dirección y toma de decisiones; sin embargo, han generado soluciones pragmáticas a problemas complejos en el ámbito sanitario, tanto de índole estratégico como técnico, haciendo también memorables los momentos de verdad, garantizado la mejor experiencia y un cuidado centrado en las personas, compasivo y resiliente.

En el ámbito sociocomunitario, han liderado en los territorios estrategias para fortalecer los activos de salud, el autocuidado y la gestión solidaria, aun en medio de la crisis generada por la pobreza, la violencia, la marginalidad y el desplazamiento, entre tantos otros determinantes. Aún más, no olvidemos que estas mujeres no solo asumieron su papel como profesionales, sino que en el silencio y posiblemente en el olvido, son el soporte fundamental en el hogar como madres, educadoras, cuidadoras, compañeras, siendo en algunos casos las únicas responsables como mujeres cabeza de la familia.

Las mujeres en el sector salud

Recordemos solo algunos datos claves y concretos que nos motivan para la acción:

1.Según datos de ONU, las mujeres representan cerca del 70 por ciento de los trabajadores del sector de la salud. Sin embargo, a pesar de este empoderamiento y notorio liderazgo, solo el 20 por ciento participa en las instancias de dirección y toma de decisiones en países, organizaciones, instituciones de salud, universidades y centros de investigación, entre otras instancias.

2. Según el informe de la Comisión Europea, de los grupos de trabajo nacionales dedicados al Covid-19 en 87 países, el 85,2 por ciento estaba dirigido por hombres. Sin embargo, las mujeres han estado en primera línea en la lucha contra la pandemia, ya que el 76 por ciento del personal sanitario y de asistencia social, y el 86 por ciento del de cuidados personales en los servicios de atención sanitaria, corresponde a mujeres. Con la pandemia las mujeres de estos sectores sufrieron un aumento sin precedentes de la carga de trabajo, asumiendo múltiples riesgos que involucraban su salud y bienestar, así como afrontando profundas dificultades para conciliar la vida familiar y la profesional.

Las mujeres en la ciencia y la educación

3. En el campo de la ciencia ha sido notoria la participación de las mujeres en la identificación de soluciones claves para enfrentar la pandemia, en el campo del desarrollo de investigación e innovación en medicamentos, vacunas, diagnóstico, nuevas tecnologías, programas y estrategias de cuidado, entre otras, pero la realidad es que tan solo el 30 por ciento de los investigadores en todo el mundo son mujeres, según datos de la UNESCO, y menos del diez por ciento puede escalar a cargos de decisión.

4. Demasiadas niñas y mujeres se ven frenadas por prejuicios, normas sociales y expectativas que influyen en la calidad de la educación que reciben y las materias que estudian. Es así como tan solo el 30 por ciento de todas las estudiantes escogen estudios superiores dentro del campo de las ciencias, particularmente las llamadas disciplinas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas).

5. En el todo el mundo, la matrícula de estudiantes femeninas en algunas carreras consideradas masculinas por excelencia es mínima, por ejemplo, solo el tres por ciento en el campo de la tecnología de la información y las comunicaciones (TIC), el cinco por ciento las ciencias naturales, matemáticas y estadísticas, y el ocho por ciento, la ingeniería, manufactura y construcción.

6. Y algo más preocupante es que tan solo un siete por ciento de las jóvenes de 15 años manifiesta que quiere dedicarse a profesiones técnico-científicas en el futuro.

7. Numerosos estudios han encontrado que las mujeres en los campos STEM publican menos, se les paga menos por sus investigaciones y no progresan tanto como los hombres en sus carreras.

8. Las mujeres se incluyen en los denominados grupos minoritarios junto con las minorías étnicas (definidas como mujeres o personas de color). En el Reino Unido y EE. UU. menos del cinco por ciento de los científicos pertenece a las minorías, de los cuales el 72por ciento reporta barreras para el desarrollo profesional y laboral.

9. Las universidades son consideradas como los ejes del conocimiento, el aprendizaje, el pensamiento crítico, el saber y la equidad; No obstante, datos del Reino Unido muestran que las 24 universidades más grandes y más intensivas en investigación (parte del Grupo Russell) tenían el peor desempeño en los indicadores de igualdad, diversidad, inclusión y equidad salarial. Las cifras también muestran que solo el 20 por ciento de los cargos de profesores titulares es para mujeres, y menos del diez por ciento para directoras de universidades.

10. Un análisis en 15 instituciones académicas líderes en ciencias sociales y salud pública de todo el mundo, mostró que el 90 por ciento tiene políticas y estrategias de inclusión y diversidad, la totalidad contaba con programas de liderazgo y tutoría, pero en la realidad menos del 15 por ciento cumplía en la práctica con los estándares de inclusión, carrera profesional y oportunidades en ámbitos de decisión y dirección. El estudio concluye que “es probable que las universidades estén diciendo más de lo que están haciendo”, revelando las grandes oportunidades de cambio y evolución en el ámbito académico y educativo.

Las mujeres y los riesgos pandémicos

La pandemia sometió a las mujeres en un gran riesgo, incluso en ocasiones en sus propios hogares.

11. El informe de la Comisión Europea registró un aumento de la violencia doméstica durante la pandemia, por ejemplo, el número de casos de violencia doméstica en Francia aumentó un 32 por ciento durante la primera semana del confinamiento, y en Lituania, un 20 por ciento en las tres primeras semanas. En Irlanda, se multiplicaron por cinco los casos de violencia doméstica y las autoridades españolas notificaron un incremento del 18 por ciento de las llamadas por esta violencia durante la primera quincena de confinamiento.

12. Informes de la OIT reportan que el trabajo de las mujeres es dos veces más vulnerable con respecto al de los hombres, en general han tenido que duplicar su jornada, atendiendo no solo sus roles profesionales, sino los deberes domésticos, la atención directa de los hijos, las familias y los adultos mayores, lo que conlleva que cerca del 54 por ciento pierda su puesto de trabajo.

13. En el análisis europeo respecto a equipos de trabajo Covid-19 en 87 países evaluados, solamente el 3,5 por ciento de estos tenía políticas de paridad de género. Las mujeres tenían un 24 por ciento más de probabilidades de perder su empleo y podían esperar que sus ingresos disminuyeran un 50 por ciento más que el de los hombres.

14. Los confinamientos tuvieron grandes repercusiones en los cuidados no remunerados y en la conciliación de la vida familiar y la profesional: las mujeres dedicaron una media de 62 horas a la semana al cuidado de los niños (frente a 36 horas en el caso de los varones) y 23 horas a la semana a la realización de tareas domésticas (15 horas los varones).

Las mujeres en las instancias de decisión política

15. Las mujeres siguen sin tener suficiente representación en la vida pública y la toma de decisiones. Las mujeres tan solo han podido acceder al seis por ciento de las posiciones de liderazgo político en los países del mundo, lo cual quiere decir que de 193 países evaluados en un estudio, las mujeres son jefas de Estado o de gobierno en tan solo 22 países, la mitad de los cuales son países europeos. Solamente en 13 países las mujeres ocupan el 50 por ciento de los puestos ministeriales. Y la predicción sugiere que, al ritmo de progreso actual, la igualdad de género entre jefas y jefes de gobierno tardará otros 130 años.

A pesar de los grandes esfuerzos y las celebraciones anuales bien intencionadas, la amnesia colectiva nos contagia y solo algunas organizaciones fortalecen su coherencia, garantizando acciones contundentes e incluyentes, en tanto, los datos mencionados son una alerta que nos debe cuestionar, pues si bien es una responsabilidad sistémica generar políticas reales y pragmáticas verificables en la vida real, debe ser también una responsabilidad de nuestro colectivo más cercano, pues más allá de la paridad de género en el liderazgo sanitario, necesitamos líderes integrales, hombres y mujeres que asuman el reto de ser líderes transformadores de género.

Para los profesionales de la salud, la academia, las organizaciones de salud, las sociedades científicas es un momento único para crear liderazgos transformadores que garanticen la igualdad, la equidad y la inclusión como un modelo que facilite la gestión del cambio, incremente el compromiso, la satisfacción y el bienestar de los equipos, como un impulsor de nuevas estrategias para anticipar y prepararnos a nuevos desafíos de salud global.

abril 9, 2022

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