El Fondo de Población de la Organización de Naciones Unidas publicó un informe la semana pasada que revela que la mitad de los embarazos en todo el mundo no son deseados y que es posible que el número de estos casos sea mayor al estimado.
El documento del fondo de la ONU indica que cada año hay una media de 121 millones de embarazos involuntarios. El 61 por ciento de ellos termina en aborto. Dado que no en todos los países se tiene acceso o está permitido legalmente la interrupción voluntaria de la gestación, el 45 por ciento de estos abortos, según la agencia de la ONU, se harían de manera insegura, con el riesgo de muerte que eso conlleva y que podría ocasionar entre el cinco y el 13 por ciento de los fallecimientos maternos.
La práctica de abortos de forma poco segura provoca que cerca de siete millones de mujeres al año tengan que ser hospitalizadas paras recibir atención médica por complicaciones posteriores a la intervención .
El informe también señala que las mujeres que optan por seguir adelante con el embarazo tienen más probabilidades de sufrir depresión posparto y que se producen más embarazos no deseados en países con una mayor desigualdad de género.
De otra parte, el Fondo estima que unas 257 millones de mujeres en todo el mundo que no buscan un embarazo no usan métodos anticonceptivos modernos y seguros, además de que una cuarta parte se siente incapaz de negarse ante la demanda de sexo, así lo muestran los datos de países donde las mujeres fueron encuestadas.
El informe subraya que la falta de atención médica sexual y reproductiva, las normas imperativas que rodean en muchos casos a las mujeres, la falta de anticonceptivos que se adapten a las circunstancias, la coerción reproductiva, la vergüenza de buscar orientación ante los servicios de salud o la violencia sexual son otros de los factores claves en esta problemática mundial.
Por último, el Fondo de la ONU hizo un llamado para que se mejore la accesibilidad, la aceptabilidad y las opciones anticonceptivas, al tiempo que anima a los políticos y líderes comunitarios a que empodere a las mujeres y las niñas para que sean capaces de tomar sus propias decisiones en asuntos como el sexo, la anticoncepción y la maternidad.
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