Primero fueron las neuronas y el cerebro, y ahí la mente, y con ella las emociones, los sentimientos, las capacidades cognitivas, el aprendizaje, el habla, el lenguaje, la conciencia y la razón, la cultura y la civilización
Por Stevenson Marulanda Plata – Presidente Colegio Médico Colombiano
Primero fueron los átomos, después las estrellas y los planetas.
Primero fueron el hidrógeno, el oxígeno, el carbono, el nitrógeno y el fósforo, luego los ácidos nucleicos ADN y ARN, y enseguida la vida.
Primero fueron el sol, el carbono, el oxígeno, el magnesio y el agua, después la fotosíntesis, la glucosa y el reino vegetal.
Primero fue el oxígeno, después la mitocondria, y luego la respiración.
Primero fueron el calcio y el fósforo, después la vitamina D, luego el hueso, y más adelante los vertebrados.
Primero fue el aire, después las aves.
Primero fue el agua, después los peces.
Primero fue el desierto, luego los camellos.
Primero fue el hielo, después los pingüinos.
Primero fue el habitat, después la especie.
Primero fue el genotipo, después el fenotipo.
Primero fueron los simios, después los humanos.
Primero fue el problema, después su solución.
Primero fue la necesidad, después la herramienta.
Primero fue la rama del árbol, después la mano del simio.
Primero fue la selección natural, después la supervivencia del más apto.
Primero fueron las neuronas y el cerebro, y ahí la mente, y con ella las emociones, los sentimientos, las capacidades cognitivas, el aprendizaje, el habla, el lenguaje, la conciencia y la razón, la cultura y la civilización
El gran parto de la naturaleza.
La historia natural empieza con el nacimiento de cuatro hermanos: tiempo, espacio, materia y energía: cuatro constantes del Universo. Dice la crónica del Universo (cosmología) que estos cuatro consanguíneos nacieron de un alumbramiento explosivo: difícil y estruendoso.
Explica la cosmología—ciencia natural que estudia las cualidades y el comportamiento de los cuerpos celestes—, que el gran parto del Universo, o Big bang, sucedió hace 13.500 millones de años.
La cosmología es una historia vieja, larga y compleja, de la cual hacemos parte los humanos, porque de ese gran parto también descendemos nosotros. Nuestro cuerpo y nuestra mente son hijos del Universo.
Cuentan los cosmólogos (investigadores del cosmos), que un tiempo después del nacimiento del Universo, los cuatro hermanos —tiempo, espacio, materia y energía—, se empaquetaron en unos diminutos e invisibles corpúsculos. Los antiguos griegos, que le ponían nombre a todo, los llamaron átomos.
Ese gran alumbramiento o Big bang, es el origen de la historia natural del Universo, de la Tierra y de sus tres reinos, y por supuesto, insisto, del ser humano y de su arrogancia.
La historia natural es una historia hermosa, es como una novela de misterio, que a medida que las ciencias naturales van arrancándole secretos a la naturaleza nos vamos acercando cada día más al entendimiento de nuestro destino, a entender de dónde venimos, qué somos, y de pronto, para dónde vamos.
Los historiadores naturales de la Tierra.
Siguiendo con el desarrollo de nuestra novela de misterio que es la historia natural, dicen los historiadores y biógrafos de la tierra, los geólogos, que nuestro planeta tiene 4.500 millones de años de edad, y que fue uno de los productos de ese gran parto inicial, cuando los cuerpecitos de materia, energía, tiempo y espacio, los átomos, se aglutinaron en esta esfera que llamamos Tierra y formaron todas las cosas o sustancias naturales que existen en ella.
De pronto, hasta los pensamientos, sentimientos y emociones, aunque carecen de sustancia física, podrían ser consecuencias de actividades atómicas.
La física y la química.
La ciencia natural que estudia las cualidades y el comportamiento de las migajitas compactas de materia, energía, tiempo y espacio se llama física; y la que estudia y explica las uniones, matrimonios y combinaciones de estos átomos, para formar otros productos naturales más grandes y complejos o moléculas, se llama química.
El gran parto (Big bang) parió 92 clases de átomos que, en 1918 un químico ruso, el señor Mendeleiev, acomodó con respeto, paciencia y orden en una tabla jerárquica según su tamaño y su cantidad de energía: la tabla periódica de los elementos químicos.
Dicen los físicos y químicos que las 92 migajitas de Mendeleiev, que andaban por ahí retozando por el globo terráqueo, se fueron cogiendo confianza unas con otras.
De esta manera, con el largo paso del tiempo, los trucos del azar, la paciencia del ensayo y la frustración del error, fueron apareciendo y desapareciendo matrimonios de átomos, o moléculas, muchas moléculas; unas estables otras no tanto, unas para toda la vida y otras muy fugaces.
Así aparecieron las sustancias naturales: el agua, el aire, los vientos, los minerales, los suelos, y de un momento a otro, brotó de entre ellos: la sustancia de la vida.
Origen y sustancias de la vida.
De los 92 cuerpecitos de Mendeleiev que llovieron del cielo cuando la gran explosión, cinco de ellos se juntaron en matrimonio molecular indisoluble: Hidrógeno, Nitrógeno, Oxígeno, Carbono y Fósforo.
Este sacramento químico sucedió hace 3.500 millones de años y su resultado fueron las maravillosas sustancias que dieron origen a la vida en el planeta Tierra, cuyo único destino y obsesión, es sacarse copias y copias idénticas de ellos mismos, son los ácidos nucleicos ADN y ARN, que, como hileras de espejos infinitos, se autoreplican con desaforo, eternamente y sin cesar.
De este modo, Natura, como le decían los latinos a la naturaleza, “madre naturaleza” como le dicen los terrícolas más espirituales y respetuosos al ser que les dio vida, aunque es inconsciente, amoral, atea y apolítica, siempre tiende a asegurarse que sus designios no fracasen y cumplan su fin “deseado”: existir, sobrevivir y reproducirse hasta el fin del fin.
Hoy sabemos que desde las prístinas micro vidas que deambulaban insignificantes, ignotas, írritas y sin rumbo fijo en los mares primigenios hace miles de millones de años, hasta los orgullosos, vanidosos y destructores seres humanos de hoy, pasando por todas la criaturas del reino vegetal, animal y reinos inferiores, son fabricados por estas antiquísimas sustancias autorreplicadoras, los enigmáticos ADN y ARN.
¿Qué es un naturalista?
Un naturalista es un científico, un investigador que hace experimentos, que estudia las ciencias naturales, vale decir: biología, física, química, biofísica, bioquímica, zoología, botánica, parasitología, etología, fisiología, anatomía, embriología, microbiología, bacteriología, virología, inmunología, genética, genómica, geología, paleontología, meteorología, astronomía, etc.
¿Qué es un historiador natural?
Un historiador natural es aquella persona que se dedica a estudiar las diferentes ramas de las ciencias naturales para tratar de entender cómo funciona la naturaleza sin la injerencia humana; y luego, tiene la calma, la actitud y la disposición; y sobre todo, la ética y la honradez científica de narrar e intentar explicar de manera convincente ese funcionamiento. Y, de ningún modo, pretende sacar provecho ideológico, religioso, político, económico o social de ello.
Sencillamente, un historiador natural, es un apóstol, un evangelista de la verdad científica, un divulgador, un contador de epopeyas de los fenómenos naturales.
¿Qué no es historia natural?
La historia natural no es filosofía. No es una construcción teórica para intentar comprender y luego tratar de explicar un problema o un fenómeno determinado, por tanto, no es un constructo, y de esta forma, no se puede deconstruir, como la filosofía de género, la inequidad de género o el lenguaje inclusivo, etcétera.
¿Qué es historia natural?
La historia natural es la narración o relato científico, de cómo ocurren y transcurre los hechos de la naturaleza —viva, fósil, mineral, aguas, rocas, mares, ambientes, clima, vientos, estaciones, globo terráqueo y sus fuerzas, Universo—, sin manipulación ni intromisión de la mano humana, ni para la consecución de ningún propósito. Es decir, historia natural es el recuento científico y descriptivo del funcionamiento de la naturaleza, sin la intrusión del ser humano.
Historia natural, es pues, la historia de la naturaleza. Una crónica científica del Universo y de la tierra, sin intervención divina ni humana. Es el esfuerzo por narrar científicamente los hechos de la naturaleza tal y como sucedieron, y suceden, a través del tiempo pasado hasta el día de hoy.
La historia natural ocupa una buena parte de mis preocupaciones y de mi mente, y así, buena parte de mi tiempo y de mis ocupaciones cotidianas, y en eso ando.
No es fácil, pero lo intento.
Bogotá marzo 21 del 2022.
Deja un comentario