La depresión afecta a 264 millones de personas en todo el mundo, cerca de la mitad de todas las afecciones de salud mental comienzan a manifestarse a los 14 años y que el suicidio es la segunda causa de muerte en los jóvenes de 15 a 29 años.
El coronavirus está afectando la salud mental de muchos de los pobladores del planeta. Los datos publicados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) de estudios recientes muestran un aumento de la angustia, la ansiedad y la depresión especialmente trabajadores de la salud, que, sumadas a la violencia, los trastornos por consumo de alcohol, el abuso de sustancias, y las sensaciones de pérdida, son importantes factores que pueden incrementar el riesgo de que una persona decida quitarse la vida.
El doctor Eduardo Vieta Pascal, Catedrático de Psiquiatría de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud y del Instituto de Neurociencias de la Universidad de Barcelona, y Jefe del Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Clínic de Barcelona, afirmó en Cita con el Experto del Colegio Médico Colombiano que durante el último año la prevalencia de trastornos alimentarios y otros problemas mentales ha aumentado principalmente en jóvenes.
“El virus del Covid-19 puede afectar diversos órganos pero tiene una especial predilección por el sistema nervioso central. Algunos de los síntomas incluyen fiebre, dolores de cabeza, deterioro del sentido del olfato y del gusto, agitación, fatiga, confusión y hasta problemas cognitivos persistentes que se manifiestan por medio de fatiga física y mental prolongada”.
“También existen otros síntomas indirectos como el cambio de hábitos, el miedo asociado al contagio, el estrés, el aislamiento social y las restricciones para la actividad física que afectan la salud mental de la población, pero especialmente de los niños pequeños y los adolescentes. Eso explica que hasta un 40 por ciento de los españoles haya reportado síntomas de depresión y más del 50 por ciento sufrió de ansiedad”.
La depresión afecta a 264 millones de personas en todo el mundo, cerca de la mitad de todas las afecciones de salud mental comienzan a manifestarse a los 14 años y que el suicidio es la segunda causa de muerte en los jóvenes de 15 a 29 años.
Para el doctor Vieta Pascal, el mayor inconveniente es que muchas personas con trastornos mentales no son conscientes de la enfermedad y otros prefieren sufrir en silencio por temor al estigma y la discriminación.
“Es por eso que se puede considerar la investigación científica y el conocimiento acumulado como la mejor estrategia para mejorar las posibilidades de intervención, evitando malgastar esfuerzos y dinero en intervenciones poco útiles o contraproducentes. En la resolución de esta pandemia, la investigación tanto para el desarrollo de vacunas o tratamientos antivirales como para entender el comportamiento del virus y el sufrimiento que causa en las personas es fundamental para superar esta crisis sanitaria mundial”.
Más psicólogos para atención primaria
El Covid-19 ha transformado de forma significativa la prestación de servicios de salud y la salud mental no ha sido la excepción. Además de reducir costos, la telepsiquiatría es un medio para la realización de la atención psiquiátrica de ciertas condiciones mentales – no todas- sin que exista un riesgo de contagio entre los proveedores de salud y los pacientes.
Definitivamente esta pandemia ha cambiado el mundo y también la práctica de la psiquiatría. La telemedicina, la atención remota y el monitoreo electrónico han sido de gran utilidad y seguramente se seguirán utilizando en la pospandemia, aseguró el psiquiatra Vieta.
“Para nosotros como especialistas esta pandemia también representa la oportunidad de cambiar y mejorar la atención de los pacientes con problemas mentales, como el trastorno bipolar. Este trastorno es una de las enfermedades psiquiátricas más serias, pero puede, sin embargo, ajustarse para que la persona tenga un desarrollo personal satisfactorio y normal, gracias a la ayuda de los recursos terapéuticos disponibles y al seguimiento de un régimen de vida adecuado”.
Dado que los trastornos mentales van en aumento, es necesario insistir en invertir en políticas públicas de salud mental, en tener los especialistas que se requieren para prevenir, detectar y atender las enfermedades de la mente en la atención primaria, así como para educar a la población acerca de la realidad de los trastornos mentales, agregó Vieta.
“No se entiende que mientras la prevalencia de los trastornos mentales tiene un incremento exponencial, no se invierta lo mismo en salud mental que en la atención de otras enfermedades como el cáncer. Así como en cualquier otra patología, las intervenciones psiquiátricas y farmacológicas permiten mejorar la calidad de vida y el bienestar de las personas que padecen algún problema mental. Y en en este momento de incertidumbre por los efectos que pueda tener la pandemia en diferentes espectros de la vida, continuar con la vacunación y dedicar más esfuerzos a la investigación debe ser el objetivo prioritario, pues a medida que aparecen nuevas variantes o se exacerban los síntomas mentales se van a precisar nuevas estrategias, otros tratamientos y terapias integrales de atención primaria en salud que garanticen una mayor eficiencia en un mayor número de la población”.
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