El COVID-19 aumentó los gastos y disminuyó los ingresos de clínicas y hospitales
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El COVID-19 aumentó los gastos y disminuyó los ingresos de clínicas y hospitales


El director general de la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas (ACHC) afirmó que urge una reforma estructural al sistema pero que la prioridad debe ser la vacunación y el pago de las deudas al sector hospitalario porque la pandemia dejó claro que lo más valioso es el recurso humano en salud.


El doctor Juan Carlos Giraldo Valencia, director general de la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas (ACHC) reveló que a corte de diciembre de 2020 la cartera vigente con un grupo de 202 hospitales y clínicas, 20. 300 camas que corresponde al 23.6 por ciento de la capacidad instalada en el país, es de $10.6 billones de pesos.

Dr. Juan Carlos Giraldo Valencia – Director General de la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas (ACHC)

En la Cita con el Experto, espacio organizado por el Colegio Médico Colombiano (CMC), el doctor Giraldo manifestó su preocupación por las deudas billonarias que aún tienen las EPS con los prestadores de servicios de salud. Hay que tener en cuenta, dijo, que de cada 100 pesos que le entran a un hospital, 65 van para el pago del talento humano y el resto para la compra de medicamentos, insumos y equipos, entre otros.

“Durante esta emergencia sanitaria quien de verdad le ha cumplido al país ha sido el sector hospitalario y el recurso humano en salud. El COVID-19 ha sido el gran auditor del sistema, ya que nos obligó a expandir la capacidad instalada y a buscar recursos donde no los había. Tanto es así que el país pasó de tener 5.346 camas de UCI a 13. 054, lo que demuestra un incremento del 144 por ciento. Pero esto solo fue posible gracias a la preparación, la capacidad de entrega y la tenacidad del talento humano. En toda esta crisis los trabajadores de la salud han sido el gran soporte para afrontar este debacle”.

Durante estos 15 meses de pandemia los hospitales ha tenido que concentrar los esfuerzos en el manejo de los picos. Esto ha llevado a transferir, posponer o cancelar muchas de las intervenciones en salud no COVID y a espaciar o a disminuir las consultas por las medidas de bioseguridad.

“Tuvimos que cerrar algunos servicios y vaciar las salas de urgencias para atender a los pacientes con el virus, pero esto está generando una creciente represión de pacientes que demandan atención por otras patologías y, al mismo tiempo, ha repercutido en una disminución de la facturación”.

Al revisar las cuentas, en junio de 2019 la cartera era de 11.2 billones de pesos y en diciembre de 2020 fue de 10.6 billones, es decir que hubo una disminución de aproximadamente 600.000 millones de pesos.


“Debo aclarar que no es que los los deudores hayan cancelado parte de sus deudas sino que la cifra refleja la afectación por la reducción de la facturación. En otras palabras, mientras unos gastos crecieron, los ingresos decrecieron”.


Como si fuera poco y pese a los recursos que el Gobierno ha desembolsado por el pago de disponibilidad de camas UCI e intermedias, la compra de cartera extraordinaria, la cancelación de algunas nóminas y seguridad social atrasadas más la bonificación al talento humano en salud que está en la primera línea de la atención de COVID-19, del total de las instituciones que representa la ACHC, el 59 por ciento reporta morosidad por cartera vencida superior a 60 días.

Giro directo universal para controlar los recursos.

A juicio de Giraldo, en este momento que el tercer pico se convirtió en una mortífera meseta, lo más importante es que el Gobierno avance rápido con el Plan Nacional de Vacunación e implemente medidas que inyecten recursos al sistema, empezando por cumplir con los giros pendientes del acuerdo de punto final, pues del presupuesto de 6.7 billones de pesos del acuerdo hasta ahora solo se han ejecutado 1.5 billones.

“Hay que leer mejor la realidad y en este momento la ocupación de camas UCI es de dos pacientes COVID a uno por una causa diferente. Al comienzo de la pandemia la relación era cuatro a uno. Los pacientes no COVID van en aumento y ya no tenemos infraestructura o recurso humano para crecer. Que los pacientes no hayan consultado, no significa que sus patologías hayan desparecido. Más pronto que tarde van a requerir atención y el sistema debe estar preparado”. 

En ese mismo sentido, el director de la ACHC aseguró que el sistema de salud no aguanta más parches y que necesita un cambio estructural.


“Hay que diseñar una reforma que no permita hacer especulación con los dineros públicos de la salud. La plata tiene que llegar a donde y a quienes prestan los servicios”.


Para que la reforma sea exitosa, acotó, debe salirse de la inmediatez de los aplausos e involucrar al sector hacienda, educación, trabajo, entre otros, para delinear políticas claras y coherentes con respecto al talento humano en salud.

Es paradójico que nunca antes había habido una partida presupuestal tan grande para el sistema de salud como ahora, pero la falta de eficacia en el movimiento de los dineros han impedido que irrigue a todas las instituciones y personas que hacen parte del mismo.

El Gobierno, añadió, tiene que ejercer más vigilancia y control de los recursos, pues si bien es cierto que la Superintendencia tiene más dientes para sancionar, se necesita que tenga la voluntad de morder y ponga castigos ejemplarizantes para desincentivar la corrupción.

“Desde la ACHC insisto en que se debe poner en marcha el giro directo universal para que desde la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud (ADRES) la plata vaya directamente al prestador de servicios sin pasar por las EPS. En el regimen subsidiado el 80 por ciento de los recursos ya se mueven de esa forma”.

COVID-19: un remezón al sistema de salud.

Con respecto a la reforma, el directivo señaló que no se debe acabar con el aseguramiento.

”Ese término no es sinónimo de EPS. El aseguramiento es la suma del impuesto general, la cotización, la UPC, el cálculo que la soporta, la red integrada de servicios de salud, el plan de beneficios, las funciones de la EPS, la participación social y la gobernanza. Lo que pasa es que las EPS deberían administrar ese aseguramiento y nunca fue así. Creo que el sistema debería mantener el aseguramiento con un esquema de regulación totalmente diferente, con flujo automático del dinero, de información y de conocimiento. Eso sí, la base del sistema debe ser la atención primaria, con unas redes integradas de servicios y asentamiento territorial definido para evitar la fragmentación. Cualquier ajuste del sistema debe contemplar un regimen de garantía, o una ley de quiebra, o un mecanismo de insolvencia del sector salud. Pero las deudas que existen a la fecha no se pueden negar”.

Otro aspecto a considerar es que la prestación de servicios de salud está conformado por un grupo mixto. De las IPS con camas, el 67 por ciento corresponde a los privados, el 32 por ciento al sector público y hay uno por ciento mixtas. Colombia está intrincada entre lo público y lo privado. Y tiene el modelo mixto más complejo de toda la región, explicó el directivo.

“Acá, por ejemplo, la baja complejidad está centrada en lo público, en tanto la alta se aglutina en lo privado. En la cartera plena también hay diferencias por los niveles de complejidad. En los hospitales públicos el gran comprador de servicios es el regimen subsidiado; en el contributivo, son los privados. Por lo tanto, públicos y privados se necesitan mutuamente, ninguno podría sumir solo la carga de toda la prestación. En consecuencia, no sería sensato reestructurar un sistema que se encauce solo hacia lo público o a lo privado.“

En cualquier reforma al sistema uno de los puntos más álgidos es el papel que deben jugar las EPS. Para Giraldo, lo ideal sería que estas empresas se especialicen en procesos administrativos de gestión, verificación y logística, y se les pague por las funciones que realizan.

“El dinero comprometido para la atención de la salud de los colombianos debe ser administrado solamente por la ADRES y así evitar que pase por tantas manos. El país también debe adelantar la factura electrónica, acabar con prácticas indebidas y tecnificar muchos de los procesos arcaicos”.

“Si algo nos enseñó el COVID-19 es que no podemos seguir apegados a unos componentes del sistema que ya resultan anacrónicos. Para afrontar la pandemia tuvimos que retomar la atención primaria en salud, salir del hospital para hacer atención domiciliaria y migrar hacia la telemedicina. Por lo pronto, sigo reiterando la importancia de mantener el autocuidado y evitar las aglomeraciones, pues si bien el sector salud no le ha fallado al país, no puede hacer milagros. El COVID-19 es una responsabilidad de todos como sociedad, y del comportamiento mío y de los demás depende que salgamos adelante”.

mayo 31, 2021

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