Hace unas semanas se llevó a cabo un certamen académico que logró reunir a las universidades y a los sectores púbico y privado, para encontrar alternativas que permitan hacer sostenible al sistema de salud a través de la innovación.
La Hackathon: + Salud X Colombia fue convocada para proponer soluciones en tres retos para el sistema de salud. El primero, en torno al fortalecimiento de la transparencia y eficiencia en el uso de los recursos del sistema de salud.
El segundo, la promoción del autocuidado o la corresponsabilidad para crear una cultura de prevención de enfermedades y siniestros en los colombianos.
El tercero, la creación de nuevas fuentes de financiación para el sistema, distintas a los esquemas tradicionales de incremento en tributación y aportes de trabajadores o empleadores.
Como participante en dicho evento, la propuesta que se presentó estuvo encaminada a resolver los obstáculos que con mayor frecuencia se presentan en la práctica clínica y a optimizar el uso de los recursos del sistema de salud.
Enfatizamos en la necesidad de hacer cumplir la Ley Estaturaria de la Salud 1751 de 2015, que precisamente, en el artículo 15 establece un plan único de beneficios y termina definitivamente con los recobros al sistema de salud por los servicios que no están en el PBS (no PBS). La implementación de dicho artículo implica un reajuste de la UPC, pero el ahorro sería significativo y también se le pondría punto final al desangre del sistema por los recobros.
Tambien la aplicación del artículo 19 de la misma Ley, que ordena una política para el manejo de la información. De esta forma, el país tendría una historia clínica electrónica única y todo lo que ella conlleva, como evitar la repetición de exámenes diagnósticos y efectuar un mejor control sobre los tratamientos establecidos.
La construcción de un sistema único de información en salud, donde exista la formulación única nacional, que facilite llevar un registro fidedigno y actualizado de lo que se prescribe, al tiempo que posibilita la instauración de alertas tempranas para la desviacion de toda la formulación, llevaría a un mayor control.
En tal caso, el Mipres, que como idea inical para recopilar información fue buena, sería reemplazado por un sistema más ágil y efectivo, lo que se traduciría en más calidad en la atención del paciente, pues no es secreto que el Mipres se ha convertido en una barrera para consulta médica por lo engorroso que resulta diligenciar el extenso cuestionario mientras se examina al paciente.
Otro de los mayores problemas que presenta el modelo de atención está en las autorizaciones y en la renovación cada tres o máximo seis meses de las fórmulas médicas para poder acceder a los medicamentos que se han prescrito durante algún tiempo.
Como ya se hace en otros países, con la implementación de un sistema único de información y de formulación, el paciente podría reclamar sus medicamentos con el documento de identidad sin tener que volver a pasar por consulta para obtener la misma fórmula médica. Esa propuesta, a su vez, permitiría simplificar el papeleo que debe diliegenciar el profesional médico durante la consulta.
Otra idea es la creación de un sistema de altertas para la toma de medicamentos seguramente mejoraría de forma significativa la adherencia terapéutica y la seguidad del uso de los medicamentos. Según la OMS, uno de cada dos pacientes crónicos no cumple con su tratamiento, es decir, no toma el medicamento cómo, cuándo y en la dosis que debe, sin contar las veces que el paciente tiene que revisar la fórmula para recordar las indicaciones farmacológicas.
La sociedad demanda una nueva forma de atender a los pacientes de manera integral, en la cual el papel del médico general resulta fundamental. En la actualidad se estima que la capacidad resolutiva de los médicos generales no supera el 30 por ciento en la práctica, cuando se supone que deberían resolver más del 80 por ciento de las consultas.
Tenemos un inmenso potencial y una gran fuerza laboral en los médicos generales que está coartada y subutilizada por impedimientos del mismo sistema, pese a que desde hace un tiempo se hizo un trabajo muy juicioso acerca de las competencias de los médicos generales que fue entregado al ministerio de Salud.
Desde hace años vengo insistiendo en que los médicos debemos tener un hábito de trabajo basado en unas habilidades bien aprendidas. Si el instrumento más importante para el ejercico de la medicina es el fonendoscopio, eso nos está planteando algo muy importante: que los médicos estamos facultados para escuchar.
Cuando de verdad “atendemos” a nuestro paciente, lo escuchamos. En el momento en que de verdad escuchamos, podemos ver la lesión y sentir el dolor del otro. Si conocemos el comportamiento adecuado del cuerpo, para lo cual es necesario entender bien al paciente, se puede saber qué es lo más conveniente para mantenerlo sano. Como apostilló Xavier Rubert de Ventós: hay que vencer la inercia de los hábitos (Rubert de Ventós X, 1996). Hay que recuperar el disfrutar trabajando, dar calidad de aventura a lo cotidiano.
Nota: Preocupante los resultados del Burnuot en los médicos de Colombia, es hora de poner cuidado y tomar medidas. Llegó el momento de que las ARL. asuman su responsabilidad con los médicos y el recurso humano en salud.
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