En la atención prehospitalaria (APH) el tiempo es vida y cada minuto cuenta
Actualidad, Cita Con

En la atención prehospitalaria (APH) el tiempo es vida y cada minuto cuenta


Se denomina servicio médico prehospitalario a la asistencia médica inmediata que se brinda en casos de emergencias, urgencias y de baja complejidad. Este servicio es muy común en accidentes, desastres naturales, ataques terroristas, incendios o en cualquier situación que requiera traslados en ambulancia o atención médica a domicilio.


Por Maricielo Acero Rodríguez – editora de Epicrisis

Hacia las 4:20 de la mañana del viernes 10 de marzo se reportó un sismo en Colombia que despertó a los habitantes de varias ciudades. El Servicio Geológico Colombiano informó que el movimiento sísmico, con epicentro en La Mesa de los Santos (departamento de Santander) tuvo una magnitud de 5,9 grados en la escala de Richter y una profundidad de 151 kilómetros.

El movimiento telúrico no causó daños en el país, pero en una emergencia como la ocurrida en Turquia y Siria el pasado 6 de febrero, la vida de miles de personas dependerían del buen desempeño de los servicios de atención y del cuidado que reciban las víctimas sobrevivientes mientras se transportan a un centro hospitalario.

Se denomina servicio médico prehospitalario a la asistencia médica inmediata que se brinda en casos de emergencias, urgencias y de baja complejidad. Este servicio es muy común en accidentes, desastres naturales, ataques terroristas, incendios o en cualquier situación que requiera traslados en ambulancia o atención médica a domicilio.

El objetivo fundamental de la Atención Pre Hospitalaria (APH) es reconocer al paciente en situación crítica para darle los cuidados básicos que le permitan tener una mejor condición mientras se traslada e ingresa el hospital, explicó el doctor Juan Manuel Martínez Sánchez, cirujano general e intensivista, miembro del cuerpo de bomberos voluntarios de Bogotá, consultor académico de FIRES FOUNDATION, consultor externo para OPS en Seguridad Vial e instructor de la Asociación Nacional de Técnicos en Medicina de Urgencias National (NAEMT, por sus siglas en inglés) en la charla de Cita con el Experto del Colegio Médico Colombiano.

La atención prehospitalaria comprende todos los tipos de servicios de salvamento, atención médica y transporte que se presta a enfermos o accidentados fuera del hospital. Se considera una extensión del servicio de urgencias, ya que el personal que da la atención tiene una gran responsabilidad porque es el encargado de brindar soporte vital básico o avanzado según la necesidad de la persona afectada.

La percepción del riesgo cambia según lo expuesta que pueda estar cada persona y esos factores de riesgo hacen que hace que cada quien se sienta más o menos comprometido con la prevención. Si bien un terremoto, la explosión de una mina o un accidente de tránsito pueden ocurrir en cualquier momento, el actor tiempo siempre va a resultar determinante, dijo el doctor Martínez.

La hora de oro, o también denominada hora dorada, comprende el intervalo de tiempo que abarca desde el instante que tiene lugar un accidente hasta los 60 minutos posteriores.

Esos 60 minutos son claves, ya que una intervención rápida y eficiente puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte. Por cada minuto de demora en la atención se disminuye en un diez por ciento la posibilidad de supervivencia. Por ello, agregó el doctor, es fundamental saber actuar rápidamente.

El símbolo de los paramédicos, la estrella de la vida, simboliza la hora dorada y cada una de las puntas significa un suceso que duraría diez minutos cada uno y va en mismo sentido de las manecillas del reloj.

La primera es la llamada de emergencia hacia el despacho, oficina que canaliza los recursos; la segunda punta representa la notificación al personal o recurso necesario; la tercera punta es la respuesta del personal que va camino a atender la emergencia, urgencia o accidente; la cuarta punta significa cuidado en la escena, el personal que da los cuidados necesarios; la quinta punta se refiere al cuidado en la ambulancia o transporte camino al hospital; y la sexta es el cuidado definitivo que da el hospital que recibe el paciente.

Colombia tiene un déficit bomberos para atender emergencias

Fue a raíz de la Segunda Guerra Mundial (1939 – 1945) y luego con la Guerra de Corea (1950 – 1953) que los enfermeros de combate y las unidades móviles de cuidado hicieron que se aclararan varios conceptos: el tratamiento integral debía ser lo más pronto posible, al igual que la evacuación rápida y la aplicación de líquidos en el sitio mismo de campaña. Así apareció en los ejércitos la figura de los paramédicos, debidamente entrenados para prestar los primeros auxilios, suministrar los líquidos endovenosos y preparar al herido para una adecuada evacuación.


En 1966, el Consejo Nacional de Investigaciones de la Academia de Ciencias de Estados Unidos armó un protocolo llamado “Muerte accidental y discapacidad: la enfermedad del descuido de la sociedad moderna”. Hasta ese momento se consideraba que todas las muertes que ocurrían por fuera del hospital por un accidente (causa fortuita) no eran prevenibles.

Pero luego de este estudio el trauma dejó de ser un evento fortuito para convertirse en una patología, señaló el doctor Martínez.

“Eso llevó a que se destinaran recursos de la salud pública para manejar la prevención del trauma. De forma paralela se creó la primera legislación federal para el transporte médico organizado y nacieron los servicios médicos de emergencias, donde la palabra paramédico cobró vida”, explicó.

En Colombia lo organismos de socorro como la Cruz Roja y la Defensa Civil eran los encargados de asistir a las víctimas de desastres naturales, accidentes y atentados. Los integrantes de estas dos organizaciones recibían instrucción mediante cursos de primeros auxilios mientras que los cuerpos de bomberos y voluntarios se dedicaban exclusivamente atender todo tipo de incendios.

En 1993 se da el primer paso hacia una educación más formal del personal dedicado a la atención de emergencias médicas. En 1994 se hizo la primera reunión sobre formación académica en atención prehospitalaria y se establecieron los cuatro niveles de paramédicos:

1. primer respondiente: no tiene que ser una persona entrenada, solo tener unas habilidades básicas de primeros auxilios; 2. paramédico nivel uno o básico: una persona con habilidades de rescate y que pueda trasladar a pacientes; 3 paramédico nivel dos: la persona ya puede aplicar algunos medicamentos analgésicos, y 4. paramédico entrenado: la persona puede hacer intubaciones, colocar drenajes y aplicar medicamentos.

En Colombia la atención prehospitalaria ha tenido un desarrollo muy pobre y está a cargo de entidades como la Agencia de Seguridad Vial, el Ministerio de Salud, el cuerpo de bomberos y la gestión del riesgo. “Esto ha levado a que copiemos modelos para intentar adaptarlos a nuestra realidad. El país cuenta con una guía que está publicada desde el 2012, pero tenemos un déficit de recursos tanto económicos como humanos. Ejemplo de ello es que la línea 123 no tiene una buena cobertura nacional. En Estados Unidos se pude llamar al 911 desde el lugar más remoto y alguien contesta; aquí no”, comentó el experto.

Todos profesionales de la salud deberían estar capacitados en APH

La formación de talento humano capacitado es uno de los mayores inconvenientes en el país. Existen 12 universidades que ofrecen el programa tecnología en atención prehospitalaria, con una duración de tres a cuatro años y un valor de cinco millones promedio el semestre.

Esto permite que el país cuente con 5.300 egresados, uno por cada diez mil habitantes, cuando en países desarrollados el promedio es de uno por cada dos mil quinientos. Esa escasez de recursos humanos hizo que la atención de emergencias se entregara a los bomberos de Colombia, puntualizó el profesor Martínez.


En el país existen 1.500 bomberos oficiales, 16.000 bomberos voluntarios y 500 bomberos aeronáuticos; gran parte de la atención hospitalaria depende de los voluntarios, pero no tienen sueldos ni recursos fijos sino que deben conseguirlos para poder funcionar.


Hay 323 municipios en el país que no tienen bomberos y en muchos sitios donde están presentes no pueden operar todo el tiempo. Ese déficit de recurso humano en atención prehospitalaria termina trasladándose a los médicos y enfermeras (que no siempre han sido bien entrenados en emergencias) que están en las salas de urgencias.

Un accidente puede ocurrir en cualquier momento, de la forma más imprevista y los profesionales de la salud deberían tener conocimientos de APH, afirmó el doctor.

“Tener los recursos no significa que hagamos las cosas bien si no contamos con los conocimientos necesarios. Hicimos un juramento que nos acompaña más allá de las puertas del hospital; saber cómo tenemos que actuar ante un evento inesperado puede contribuir a salvar o salvarnos la vida”, finalizó el doctor Martínez.

marzo 21, 2023

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Comité Editorial

Director
Dr. Stevenson Marulanda Plata

Editora
Maricielo Acero Rodríguez

Asesores Médicos
Dr. Jorge Diego Acosta Correa
Dra. Ivonne Díaz Yamal
Dr. Oswaldo Alfonso Borraez
Dr. Samuel Barbosa

Contacto comercial
Mary Stella Ardila Guzmán

NOSOTROS

Epicrisis es el órgano oficial de comunicación del Colegio Médico Colombiano. La opinión y conceptos personales expresados en los artículos firmados por un tercero no reflejan la posición de Epicrisis o el Colegio Médico Colombiano.

PBX: (+571) 746 3489 – Celular:(+57) 314 566 2174 – (+57) 323 232 4543 – (+57) 323 232 7752 – (+57) 314 566 2198Email : pqrs@colegiomedicocolombiano.org
Dirección: Carrera 7 # 69 – 17 – Bogotá, Colombia