De la Alfa a la Delta la clave es: vacunas
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De la Alfa a la Delta la clave es: vacunas


Las tasas de vacunación bajas representan un peligro mortal cuando se combinan con la propagación de variantes como la Delta, que es más transmisible y puede causar una enfermedad más grave. La vacuna sumada la prevención siguen siendo las medidas más efectivas para evitar la infección por COVID-19.


De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), existen alrededor de 11 variantes del virus COVID-19. De ese número, cuatro de ellas (las variantes Alfa, Beta, Gamma y Delta) son las que se han llevado la atención debido a que son las responsables de la mayoría de los contagios actuales y están presente en diversos países. 

Esta nueva variante surgió por primera vez en la India en octubre de 2020, y se ha extendido rápidamente por Europa, Estados Unidos y América Latina. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la había clasificado como “una variante de interés”, pero el 15 de junio de 2021 ya la definió como una “variante de preocupación”.

Las mutaciones denominadas “preocupantes” son aquellas que, entre otras cosas, presentan mayor capacidad de contagio, producen una enfermedad más severa y pueden ser más difíciles de neutralizar por anticuerpos generados por una infección o por la vacunación previa.

La B.1.1.7 (Alfa), B.1.351 (Beta), P.1 (Gama) y la B.1.617.2 (Delta) son las variantes que entran dentro esta última clasificación de “preocupantes”. La Delta es una combinación de distintas mutaciones en la proteína de espiga, que es la que sirve de puerta de entrada al virus para que pueda entrar en las células. 

Esta variable presenta dos alteraciones genéticas significativas en una proteína de la superficie del virus: E484Q y L452R. Estos números ocultan la posición exacta de la respectiva alteración del genoma. Las dos variantes se conocen desde hace mucho tiempo: la E484Q es similar a la E484K, que también se encuentra en las mutaciones que aparecieron en Brasil, Gran Bretaña y Sudáfrica. Y la mutación L452R ya se encuentra en la variante californiana CAL.20C. Pero en India, estas dos mutaciones aparecen juntas por primera vez, por lo que se habla de una “doble mutación».

Vale recordar que para infectar las células, el SARS-CoV-2 debe ingresar al cuerpo y unirse a los receptores en la superficie de las células. El virus está repleto de proteínas de espiga en forma de seta que se adhieren a un receptor llamado ACE2 en las células humanas. Este receptor se encuentra en muchos tipos de células, incluidas las que recubren los pulmones. Es como tener la llave precisa para abrir una cerradura. Lo que los científicos han encontrado es que esta variante tiene mejores habilidades para adherirse e infectar la célula.

Cuando el virus se une a ACE2, el siguiente paso es fusionarse con la célula, un proceso que comienza cuando las enzimas de la célula huésped cortan la espiga en dos sitios diferentes, un proceso conocido como escisión. Esto pone en marcha la maquinaria de la fusión. Si la unión es como la llave que encaja en la cerradura, la escisión es como la llave que gira el cerrojo. Sin cortes en ambos lados, el virus no puede ingresar a las células, asegura el virólogo del Centro Médico de la Universidad de Texas (Estados Unidos) doctor Vineet Menachery.

La Delta, al unirse mejor, reduce el umbral de infección. Debido a que el virus atrapa mejor el ACE2, también infecta a un mayor número de células dentro del cuerpo; en otras palabras, la carga viral de la persona infectada es más alta porque el nuevo virus se replica de manera más eficiente. Cuando los científicos eliminan estos sitios de escisión, el virus se vuelve menos transmisible y menos patógeno, señala el doctor Menachery. Por lo tanto, es lógico pensar que los cambios que facilitan la escisión aumentarían la transmisibilidad”.

Cuando un nuevo tipo de virus encuentra la manera de escapar a la detección que hace el sistema inmunológico, la ciencia llama a eso “mutación de escape”. Según el instituto alemán de virología Robert Koch, estas mutaciones conducen básicamente a una “capacidad reducida para ser neutralizadas por anticuerpos o células T”.

Sin embargo, el factor decisivo es saber en qué medida se reduce realmente esa capacidad. De ahí que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) sugieren que la variante puede ser capaz de evadir parcialmente los anticuerpos producidos por el organismo tras una infección por coronavirus o una vacunación, al tiempo que puede causar una infección más grave. Y la variante también puede hacer que ciertos tratamientos con anticuerpos monoclonales sean menos eficaces.

Los jóvenes pueden tener más riesgo

Según el Departamento de Salud Pública de Reino Unido, en comparación con la variante británica (Alfa), la variante india (Delta) tiene más probabilidades de causar hospitalización. En ese sentido, el ente gubernamental ha revelado que esta mutación es un 60 por ciento más transmisible que la Alfa, que a su vez era un 50 por ciento más contagiosa que la cepa inicial. The Lancet reveló que las personas infectadas con la Delta tienen casi dos veces más posibilidades de ser hospitalizadas que los infectados con la variante Alfa, identificada por primera vez en el Reino Unido.


Los síntomas más comunes referidos por los pacientes con la variante Delta en los países donde circula son cefalea, dolor de garganta, secreción nasal y fiebre.


Los doctores británicos apuntan a que parece más un resfriado común, y que no tendría, según los primeros datos, los síntomas clásicos del virus original, como tos o pérdida del olfato. También consideran que aunque los infectados no desarrollen síntomas complicados, pueden transmitir el virus a otras personas.

Tras el avance de la vacunación masiva en las personas mayores, la población más joven se ha vuelto el blanco favorito de este virus. “Tiene sentido que sean los jóvenes los más afectados, porque son los que menos se han vacunado hasta ahora. En general, todas estas cifras demuestran ciertamente que la vacunación con una sola dosis no protege bien contra esta variante”, afirma Menachery.

Al haber conseguido un descenso significativo de las cifras de contagio y de fallecimientos, diversos países de la Unión Europea habían anunciado la flexibilización de las restricciones y la reapertura del turismo para el verano. Sin embargo, con la reaparición de numerosos casos en algunos países del bloque occidental, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) advirtió que esta nueva variante podría obligar a posponer los planes de retornar a la normalidad. Reino Unido, por ejemplo, donde se ha informado que el 90 por ciento de los casos es debido a esta mutación, decidió aplazar la reapertura de sus fronteras.

Por otra parte, Israel, que había sido ejemplo para el mundo en el manejo de la pandemia por haber implementado una de las campañas de vacunación más exitosas, con alrededor del 55 por ciento de su población de 9,3 millones completamente inoculado con la vacuna Pfizer/BioNTech, decidió retomar algunas de las medidas de restricción, como el uso de tapabocas, la prohibición de entrada al país de personas que no estén completamente vacunadas y aumentos en las multas por violar las cuarentenas.

De vuelta el tapabocas

Los científicos a lo largo y ancho del Globo Terráqueo han reiterado que la estrategia para frenar el avance de la variante Delta es, además de la vacunación masiva con las vacunas aprobadas por la OMS, seguir manteniendo las medidas de autocuidado.

En cuanto a la protección de las vacunas contra las nuevas variantes, el estudio publicado en La OMS señaló que dos estudios han proporcionado evidencia de la efectividad de las vacunas Pfizer-BioNTech y AstraZeneca contra la variante Delta, mientras que avanzan los estudios sobre la protección que brindan las vacunas de Janssen o Moderna.

The Lancet se informó que una sola dosis de la vacuna Pfizer/BioNTech solo protegía contra la variante Delta en un 33 por ciento, y después de la segunda dosis la protección subía a un 79 por ciento. Otro estudio de la agencia de Salud Pública del Reino Unido indicó que dos dosis de la vacuna de Pfizer/BioNTech tendrían un 96 por ciento de efectividad para prevenir las hospitalizaciones con esta mutación.

La vacuna de AstraZeneca proporcionó una protección algo menor pues las dos dosis fueron un 60 por ciento efectivas contra la variante. De igual forma, los pacientes que después de haber recibido alguna de las vacunas contraen el virus, tienen dos tercios menos de probabilidades de sufrir un curso grave de la infección por COVID-19.

El Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF) señaló que la vacuna Sputnik V es la más eficaz contra la mutación que tiene en vilo al mundo del coronavirus, pero la comunidad científica no se ha pronunciado al respecto hasta no conocer los resultados de los estudios y las correspondientes revisiones por pares.

Por ahora, tanto los científicos como los gobiernos instan a vigilar de cerca a las variables y a a aumentar la capacidad de secuencias las muestras positivas para detectar nuevas mutaciones. Siguen recomendando no bajar la guardia y continuar con las medidas de autocuidado, como lo son el uso del tapabocas, el distanciamiento social, el lavado de manos, la ventilación en espacios cerrados, la aplicación de alcohol gel y la disminución de aforos en espacios público.


Mientras la OMS exhortó a los países a donar vacunas, también recordó que en este momento es relevante completar los esquemas de vacunación y ser aún más estrictos con el respeto a la autoprotección.


Por último, la directora de la Organización Panamericana de la Salud, OPS, Carissa F. Etienne, pidió que se amplíe “urgentemente” el acceso a las vacunas en América Latina y el Caribe y que se dé prioridad a los países en los que “incluso las poblaciones vulnerables aún no están protegidas”. Instó a los países ricos en vacunas y recursos a seguir el ejemplo de algunos países desarrollados que han empezado a donar millones de vacunas.

Las desigualdades en la cobertura de vacunación son innegables”, indicó la directora de la OPS. “Desgraciadamente, el suministro de vacunas se concentra en pocos países mientras la mayor parte del mundo espera que se distribuyan las dosis. Aunque las vacunas contra COVID-19 son nuevas, esta historia no lo es: la desigualdad ha dictado con demasiada frecuencia quién tiene derecho a la salud”. Agregó que “si las tendencias actuales continúan, las disparidades de salud, sociales y económicas en la región aumentarán aún más, y podrían pasar años antes de que podamos controlar este virus en las Américas”.

septiembre 14, 2021

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