Cualquier reforma al sistema de salud debe empezar por re-valorar el recurso humano, garantizando mejores condiciones laborales, alternativas de modelos de contratación y nuevas políticas de bienestar.
Para la Asociación Colombiana Hospitales y Clínicas (ACHC) hay que fortalecer lo que funciona bien y reformar lo que impide mejorar.
Después de las lecciones que dejó el Covid-19, el calentamiento global debería ser el punto central de la agenda de discusión del mundo y del planteamiento del funcionamiento de los sistemas de salid, afirma el Dr. Juan Carlos Giraldo, magister en Administración de Salud, en Servicios de Salud y director general de la ACHC.
Antes de entrar de lleno en las propuestas de la ACHC para transformar el sistema de salud, el Dr. Giraldo dice que la emergencia desatada por el SARS-CoV-2 había agudizado el problema crónico frente a los retos y desempeños de los diferentes sistemas de salud.
“La pandemia dejó al desnudo muchos de los temas crónicos de la insuficiencia en los sistemas de salud; además revivió las viejas disputas entre la atención hospitalaria y lo preventivo. El Covid-19 sacó del pasado para asentar en el presente a la salud pública como eje del sistema de salud y se adelantó al futuro para instalar también en el presente a la telemedicina, lo ambulatorio y domiciliario”.
En el 2013 al ACHC desarrolló el primer ranking de sistemas de salud para 50 países mediante la técnica estadística denominada “análisis de componentes principales”, con el fin de medir en un solo índice las variables o características que tienen en común los países con mejor desempeño. En el estudio que realizó en 2017 Colombia ocupó el puesto 48 entre los 99 países evaluados -quedamos en la mitad de la tabla, ni más ni menos, agrega Giraldo- y en el más reciente análisis de los años 202-2021 Colombia se ubicó en el puesto 39.
Tuvimos una leve mejoría, pero lo que muestran los estudios es que no somos el desastre que unos dicen ni el milagro que otros piensan. Entonces, ¿podemos aspirar a progresar y ser el mejor país del mundo? Yo digo que sí”.
Partiendo de esa aspiración de mejorar y aprendiendo de la resiliencia que han tenido los sistemas de salud, Giraldo -quien también se ha desempeñado como viceministro de salud y defensor delegado para la salud en la Defensoría del Pueblo-, considera que es el momento de pasar a hablar de la transiliencia para que la vuelta a la nueva normalidad sea capaz de llevar al país a progresar con respecto a lo que se tenía y al mismo tiempo prepararlo para sortear futuras crisis. “Si bien no podemos copiar al mejor sistema de salud del mundo, al menos podemos estudiar sus características para adecuarlas a nuestra realidad”.
Las mejores decisiones son las que benefician a todos
La propuesta de la ACHC denominada “Ruta lógica hacia una salud progresiva”, plantea cuatro elementos para mejorar el esquema de aseguramiento. Para su director, hay que partir de la honestidad para mirar las aristas de la realidad del sistema de salud; ello precisa de la doble aceptación, es decir, tener en cuenta los grandes avances del sistema pero también las grandes problemáticas y falencias. “Hay que conocer ambas caras de la moneda para hacer planteamientos inteligentes y que se puedan implementar”.
Los cuatro pilares de la ruta lógica son:
- Formulación inteligente,
- Definición de fronteras,
- Transformación de roles,
- Cambios de relación y desconcentración de poder
La primera parte de reconocer los logros alcanzados para trabajar sobre lo construido, eso implica fortalecer lo que funciona bien y reformar lo que impide mejorar.
Doble aceptación
La salud no admite tanta desigualdad
En cobertura, por ejemplo, la ACHC manifiesta que existe una gran desigualdad, así los números indiquen que casi el 100% de la población está amparada. “Tenemos una cobertura pixelada que depende de la región, de la EPS a la cual se está afiliado, de la red contratada y del plan que cada quien considere que se debe entregar, entre otras barreras de acceso. Entonces la cobertura queda convertida en segmentación y discriminación en el acceso, lo que obliga a seguir trabajando para lograr una cobertura real para todos que brinde las condiciones básicas: acceso, continuidad y coordinación”.
El otro enorme problema es la administración de los recursos, agrega Giraldo. No se puede desconocer que el mundo está girando a velocidades alarmantes y que hay escases mundial de recursos no solo de plano material sino humano, señala.
“Hay que hablar seriamente del recurso humano porque todo lo que se hace tiene que pasar por la ideación y el manejo del recurso humano. Si bien se puede tener la mejor tecnología o las instalaciones más modernas, de nada sirve si no se tiene el personal que se necesita. En cualquier modelo de salud el talento humano es indispensable e irremplazable”.
En Colombia además existe un problema de cartera con la red hospitalaria, dificultades en el movimiento y en la administración de esos recursos, así como EPS que no cumplen con las condiciones patrimoniales y de permanencia exigidas por las entidades de control, lo cual ha minado la confianza entre los agentes, aclara el directivo.
Para resolver dicha problemática es necesario garantizar la adecuada administración de los recursos y que estos se transmitan efectivamente para que lleguen al punto donde se necesitan, que es la operación y prestación del servicio de salud. La propuesta de la ACHC mantiene el aseguramiento -que no se reduce a la presencia de EPS- pero modifica la administración de los recursos. Es por eso que cree conveniente la creación de una Caja o Fondo único de la salud -lo que actualmente es el ADRES- para preservar los recursos que sustentan al sistema de salud, movilizar directamente los pagos a los que efectivamente presten el servicio, así como producir reportes de situación de gasto y suficiencia.
“El ADRES ha sido un factor clave para disminuir los costos de transacción, eliminar los costos de intermediación, acelerar el movimiento de los recursos y eliminar corrupción”.
En el mundo se están imponiendo modelos desarrollados para el beneficio de la sociedad y no solo a cargo de los rendimientos económicos. El economista y nobel Joseph Stiglitz con su pensamiento del capitalismo progresivo propone un camino alterno que considera unos lineamientos fundamentales: el equilibrio entre los distintos factores, la necesidad de establecer cambios graduales el establecimiento de nuevas reglas de juego, la definición de fronteras, el cambio de rol de los actores, los cambios en las relaciones de poder y el aprovechamiento de la tecnología como complemento, cita Giraldo.
Es por eso que para la ACHC se debe recuperar el liderazgo integrado que tenía una figura como el Consejo Nacional de Seguridad Social en Salud, como órgano independiente que coadyuve en la tarea rectora del sistema. Otra de la propuesta tiene que ver con impulsar la revolución de la Atención Primaria en Salud (APS), en la que se contacte a las personas saludables, pero también se pueda detectar a las levemente enfermas y que realice acciones orientadas a preservar la condición saludable de las poblaciones.
Para ellos es calve, aclara el directivo, re-potenciar la capacidad resolutiva de la baja complejidad y redefinir las competencias del médico y los profesionales generales. Señala que tanto el generalista, el hospital de baja complejidad y el municipio tienen que poder confluir en proyectos conjuntos de mejoramiento de la salud general de la población.
“Hay que pensar en adoptar tecnologías avanzadas que aceleran la toma de decisiones y eliminen la rutina de la labores administrativas para centrar el trabajo en el servicio esencial de atención, y el desarrollo de entorno de prácticas favorables. La idea es que haya preferencia hacia lo misional y al despliegue de inteligencia y menos en labores repetitivas que pueden ser automatizadas”, Concluye Giraldo.
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