Durante los últimos 4 años, la Supersalud se puso en los zapatos de los que algunos llaman la “Colombia profunda”, la marginada, la de los campesinos que viven en zonas apartadas de los grandes centros urbanos.
En agosto de 2021, la Superintendencia Nacional de Salud hizo presencia, por primera vez en su historia, en Málaga, Santander. Este municipio, situado a diez horas de Bogotá -y a once de Bucaramanga- por carretera, es la capital de la provincia de García-Rovira, conformada por doce municipios, y donde viven unas cien mil personas que hasta entonces solo sabían de la Supersalud por lo que veían en la televisión.
Al Diálogo con la Supersalud asistieron más de cien personas, que acudieron esperanzadas en obtener respuestas respecto a la prestación de los servicios de salud. Días antes, la SNS había ordenado la liquidación de la EPS Comparta, y existía gran incertidumbre acerca de cómo sería la atención en la provincia en el futuro.
Entre los asistentes, mayoritariamente población rural, se encontraba Leidy Johanna Espinel, una joven de 22 años y madre de una niña de seis. Ella fue con un enorme portafolio que recogía todos los atropellos a los que había sido sometida su hija por parte de Comparta EPS.
Respuesta inmediata
La niña, que necesitaba un tratamiento para su supervivencia, ni siquiera aparecía afiliada a la EPS. Luego, cuando logró solucionar este inconveniente, se encontró con que los nombres y otra información no era correcta, por lo cual se le negaba la atención primaria que requería.
“Fui con la ilusión de que la Superintendencia pudiera hacer algo, porque en Comparta había unas filas tremendas, se demoraban las autorizaciones y jugaban con los usuarios haciéndolos ir de un lado para otro”, relata la joven madre.
En efecto, como el caso de Leidy, la Superintendencia Nacional de Salud, mediante la Delegada de Protección al Usuario, resolvió más de 80 quejas y reclamos en Málaga, que tenían que ver con la falta de oportunidad en la prestación de los servicios de salud en la provincia de García-Rovira.
En todas partes
Y así, en La Guajira y en Nariño, en Vichada y en Amazonas. En las riberas del río Loretoyaco, en Puerto Nariño, en la frontera con Perú, Libardo Coello, un niño de ocho años, recibió el apoyo de la Supersalud. Se fracturó un brazo y, pese al esfuerzo de sus padres, había sido imposible su remisión a Bogotá, como lo recomendaron los especialistas del Hospital San Rafael de Leticia.
Su tío, Rogelio Coello, acudió a la Supersalud durante una misión médica que se internó en la selva para realizar atención primaria durante la pandemia y logró lo que los derechos de petición y las tutelas le habían negado. El niño fue operado de forma exitosa
Juan Martínez, de la comunidad de El Zancudo, bien adentro del Guainía, recuerda que gracias a las acciones de la Supersalud recibe los medicamentos para la diabetes que antes no le suministraban. Llevarlos a El Zancudo dura hasta tres días en lancha, dependiendo las condiciones del río Guaviare que es la única ruta de acceso.
“Llevaba más de 6 meses esperando medicamentos esenciales para garantizar mi supervivencia, pero no había sido posible, hasta que me quejé ante la Superintendencia Nacional de Salud y me solucionaron el problema”, afirma Edilberto José Acuña, habitante de la zona rural del municipio de Sucre, departamento de Sucre.
Uno de los objetivos de la Supersalud durante el cuatrienio ha sido garantizar el acceso a los servicios de salud en la ruralidad.
Lucha contra la corriente
La Supersalud ha llegado, no sin adversidades, a los territorios más apartados de la geografía colombiana. Por ejemplo, para hacer presencia en Málaga, los funcionarios deben desplazarse desde Bucaramanga por carreteras destapadas, en un viaje que dura toda una noche y con situaciones climáticas siempre cambiantes, que dificultan aún más las condiciones de acceso.
En otras ocasiones, como en los antiguos territorios nacionales, los viajes incluyen largas horas en lancha por ríos y caños peligrosos. Y en otros momentos, los desplazamientos han implicado agotadoras caminatas por trochas intransitables.
La Superintendente Delegada para la Protección al Usuario, Marianella Sierra, afirma que la estrategia de descentralizar la entidad ha obedecido a la necesidad de proteger la salud de los colombianos en los territorios más lejanos, donde no solía haber presencia institucional. “Todo el esfuerzo realizado ha sido para escuchar a los usuarios y contribuir con soluciones de fondo a las problemáticas territoriales en salud”, sostiene la Delegada.
No obstante, los obstáculos que ha enfrentado la Supersalud no solo han sido de índole geográfica, de acceso o climática. La presencia en los territorios ha implicado trabas originadas por intereses políticos o económicos.
“Todo el esfuerzo realizado ha sido para escuchar a los usuarios y contribuir con soluciones de fondo a las problemáticas territoriales en salud”, sostiene la Delegada de Protección al Usuario.
Euline Oróstegui, quien trabaja en la Dirección Regional Nororiental de la Supersalud, narra que durante la jornada de atención al usuario en Málaga, los alcaldes de la provincia de García-Rovira solicitaron una reunión con la Superintendencia para tratar los temas de salud en la zona.
“Pero ellos querían convertir el evento, que era en defensa de la salud de los usuarios, en un acto político. Así que estaban los doce alcaldes afuera del recinto donde se estaba realizando el Diálogo, con los medios de comunicación de la región, y lo que sucedió fue una emboscada política de más de media hora”, recuerda Oróstegui Gómez.
La arremetida tenía como propósito cuestionar la decisión de revocar la operación de Comparta EPS, pues los mandatarios regionales esgrimían que Sanitas, por no tener oficinas en la provincia, no podía prestar la atención en salud necesaria para los pobladores.
“Se les escuchó, acordamos un compromiso con los alcaldes, que consistió en supervisar la creación de puntos de atención de Sanitas en Málaga y otros municipios de García-Rovira”, explica Euline Oróstegui.
Soluciones efectivas
Con la supervisión de la Superintendencia Nacional de Salud, Sanitas abrió una oficina en Málaga y, paulatinamente, puntos de atención en otros municipios de García-Rovira. “Ellos abrieron un punto de atención en tiempo récord, pues recibieron los nuevos usuarios el 10 de agosto de 2021, y el 15 de septiembre ya estaban operando en Málaga”, explica Oróstegui.
Natali Castro, asesora de gestión de Sanitas en Málaga, explica que “a la EPS le ha ido muy bien, porque se han podido atender los servicios de primer nivel en el hospital municipal, mientras que los servicios de segundo y tercer nivel se pueden programar en Bucaramanga”. Por eso, los usuarios en las calles manifiestan su conformidad con el servicio y agradecen la gestión de la Supersalud.
Una de esas usuarias satisfechas es Leidy Espinel, a quienSanitas le ha brindado la atención necesaria para su hija. “Si no hubiera sido por la Supersalud, yo no sé qué habríamos hecho, porque con Comparta todo tocaba hacerlo mediante tutelas, y afortunadamente llegaron a Málaga a solucionarnos los problemas para acceder a una salud digna y de calidad”, dice con sonrisa de satisfacción.
Pero los retos continúan, así como también la supervisión de la Superintendencia. Sanitas ha logrado llegar a los doce municipios de la provincia de García-Rovira mediante dinamizadores, que son personas de la EPS que se desempeñan en los hospitales municipales, para rastrear las necesidades específicas de los pobladores de los corregimientos más apartados.
La IPS Ser Salud es una de las principales aliadas de Sanitas en el territorio. Yazmín Prada, médica de la institución, reconoce que la presencia de la EPS, producto de la gestión de la Supersalud, ha sido clave para mejorar la prestación de los servicios sanitarios: “Sanitas y la Supersalud han tenido un reto muy grande en adaptarse a una población tan demandante, que es mayoritariamente rural, y que tenía muchas necesidades”, puntualiza.
Retos futuros
En la actualidad, la Supersalud cuenta con siete Direcciones Regionales y 80 puntos de atención, con los que cubre todo el territorio nacional. Sin embargo, su principal desafío pasa por afianzar su presencia en los lugares más remotos de la geografía colombiana.
La médica Yazmín Prada sostiene que “el hecho de que la Supersalud haga presencia en territorios apartados es supremamente importante, porque sus acciones de vigilancia generan compromisos y exige que los demás actores del sistema de salud trabajen adecuadamente”.
Leidy Espinel y su hija Valerie Daniela son solo dos de las más de 15.000 personas alcanzadas por las acciones territoriales de la Supersalud. “La Superintendencia ha sido muy importante para mí, y espero que lo sea para muchas más personas, que necesitan de su ayuda en lugares donde nadie llega a cuidar la salud de la gente”, finaliza Leidy.
Fuente: Publicación digital de la Superintendencia Nacional de Salud. Revista Monitor Salud. Ed. Nº 9 (Marzo-Junio 2020)
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