Entre el programa de gobierno y la puesta en práctica debe haber diálogo y concertación
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Entre el programa de gobierno y la puesta en práctica debe haber diálogo y concertación


Para la doctora Agudelo, lo primero que deberá hacer el nuevo Gobierno será trabajar para responder a las demandas sociales de todos los ciudadanos y especialmente para los habitantes de la Colombia profunda de las regiones con el fin de lograr más justicia social.


Después de que el Gobierno entrante anunciara que la reforma a la salud será tramitada durante el segundo año del mandato presidencial, la doctora Luz María Agudelo Suárez, médica cirujana de la Universidad de Antioquia, especialista en epidemiología de la Facultad Nacional de Salud Pública y en Investigación Social del Instituto de Estudios Regionales, de la Universidad de Antioquia dijo en la sesión académica de Cita con Experto del Colegio Médico Colombiano que el país está viviendo un momento histórico. Agregó que el programa El cambio por la vida prende una luz de esperanza y abre la posibilidad real de construir la paz.

“Apostarle a la vida como centro acción y de reorganización de un modelo económico y social cobra una vital importancia en salud. No podemos olvidar que la salud es el resultado del modo de vida de la sociedad, lo que implica que primero se debe garantizar que la población tenga una vida digna, y en la propuesta del Gobierno para llegar a esa meta hay más acuerdos que disentimientos”.

Por ese motivo, para la doctora Agudelo, lo primero que deberá hacer el nuevo Gobierno será trabajar para responder a las demandas sociales de todos los ciudadanos y especialmente para los habitantes de la Colombia profunda de las regiones con el fin de lograr más justicia social.

Pese a que hay consenso con respecto a que el norte de cualquier reforma debe ser la Ley Estatutaria de la Salud -reglamentada solo parcialmente- la pregunta que surge es cómo será el tránsito para pasar de lo que existe actualmente al modelo que se plantea, subrayó la experta. “Debe haber un diálogo social importante que vincule a los distintos actores, bajo la rectoría del ministerio de Salud, para hacer los cambios que realmente mejoren la atención en salud y coloquen al usuario en el centro del sistema de salud, pues la cura no puede resultar peor que la enfermedad”.

La tendencia hacia donde han girado la mayoría de sistemas de salud del mundo es hacia el modelo de la prevención y predicción. Ningún sistema se puede sostener si está centrado en tratar la enfermedad -es el caso de Colombia, con la liquidación permanente de EPS y las billonarias deudas que han dejado sin que se pueda precisar a cuánto ascienden-. Pero, además, debe ser predictivo, agregó la doctora Agudelo, puesto que con la tecnología disponible se pueden hacer mapas de riesgo familiares y comunitarios que permitan tomar las medidas preventivas para detener el curso de la enfermedad en poblaciones de alto riesgo. “La pandemia demostró que en las últimas décadas el país perdió la experiencia acumulada en salud pública y que dejó de lado estrategias costo eficientes que resolvían muchos de los problemas de salud de la población”.

Otro de los puntos en los que también hay coincidencias está en que la prestación de servicios de salud no puede estar condicionada a la capacidad de pago, sino que es un derecho universal, que cobija a todos los habitantes del territorio nacional. De ahí que no tenga sentido seguir con dos regímenes, puntualizó la doctora. “Así mismo, se ha insistido en la creación del Consejo Nacional de Salud con amplia participación democrática para recuperar la rectoría y gobernabilidad del sistema y poder tomar decisiones estratégicas”.

¿Es posible reversar la descentralización que asumió el país hace décadas?

El Gobierno elegido plantea adaptar el sistema para que los servicios de salud lleguen a las zonas marginales. Eso se hará por medio de la conformación de las redes integrales e integradas de servicios de salud en todo el país. Estas redes se encargarán de organizar el acceso a la atención integral de las poblaciones rurales y urbanas, cerca del lugar donde viven para reforzar la perspectiva preventiva de la salud y mejorar el acceso y la cobertura en las regiones donde todavía hace falta. El problema, según la doctora, es que Colombia tiene territorios muy asimétricos. “No todos cuentan con la capacidad técnica de gestión para articular y resolver las necesidades en salud de la población. Y al día de hoy tampoco se han creado unas buenas condiciones de vida a través de planes de desarrollo del territorio que ayuden a soportar el modelo preventivo”.

La organización de esas redes integrales estaría a cargo de unos consejos territoriales de salud, que no necesariamente seguirían la división político administrativa del país porque la gran desigualdad entre los municipios (el 60 por ciento está en categoría sexta), haría demasiado engorrosa la administración de la salud y no garantizaría la eficacia, ni la transparencia, explicó. “Aquí es muy importante examinar las medidas que el Gobierno piensa adoptar para eliminar el clientelismo, la corrupción y la toma de la salud por parte de los clanes políticos en las regiones”.

Del mismo modo, se ha dicho que una de las primeras acciones es desplegar equipos extramurales por todo el territorio nacional. En ese sentido, primero se debe tener claro el personal que se requiere en cada uno de los territorios y el cálculo de los recursos que se necesitan para fortalecer la red pública, así como el costo que tiene contratar al personal que se desplace a esas zonas marginales, comentó la doctora. “El desarrollo de la telemedicina y telesalud también es primordial para resolver las necesidades de salud de esa Colombia marginal, pero se requiere del compromiso del ministerio de las TIC para llevar primero conectividad. De lo contrario, se debe disponer de los medios de transporte en los distintos territorios para mejorar el acceso y de la presencia de equipos de salud que pongan en funcionamiento el modelo de atención primaria en salud.  Eso va de la mano con la aprobación del estatuto para los trabajadores de la salud que mejore las condiciones laborales, que contemple los riesgos ocupacionales y que termine con las injusticias y los contratos ilegales para el personal misional”.

¿Cómo se traduce un sistema salud para la vida y no para el negocio?

El punto álgido de la propuesta del nuevo Gobierno es la desaparición de las EPS.  Más allá de calificarlas como buenas o malas, debemos reconocer que hay un problema con las EPS y que el Estado ha sido incapaz de regularlas y de hacerlas cumplir con su razón de ser, anotó la experta. En caso de que se apruebe su eliminación o transformación para que se vuelvan prestadores de servicios de salud, debe haber un periodo de  transición porque el Estado no tiene la capacidad de asumir las funciones que han venido desempeñando las EPS y aprovechar ese lapso para que transfieran el conocimiento que tienen en el manejo de base de datos, en contratación con la red prestadora, identificación de los usuarios y en gestión o prevención del riesgo.

En la reforma estructural también se propone girar a un formato en el que el Estado financie -mediante un Fondo Único- de Salud- y las autoridades municipales y departamentales asuman el rol de administrar los recursos, volviendo general el giro directo a los prestadores.

De esta forma, el gobierno entrante considera que este fondo servirá para garantizar transparencia en el manejo de recursos y va a estar a cargo del recaudo, la administración, el pago y el control de los recursos en coordinación vinculante con los consejos nacional y territoriales. En aquí donde se precisa tener un sistema de información público en línea que permita hacer el seguimiento de los dineros públicos de la salud y llevar las cuentas claras, precisó la doctora Agudelo. “Creo que no se trata de revivir el Sistema Nacional de Salud, ni de volver a la época del Seguro Social, ya que el aseguramiento universal seguirá a cargo del Estado, con los recursos públicos fiscales y parafiscales, como sucede en la actualidad. Sin embargo, no está claro de dónde van a salir los recursos para implementar el nuevo modelo de salud que se propone, cuánto se le debe a los hospitales públicos, cómo se van a fortalecer, cuáles serán las medidas concretas para combatir la corrupción desde la Superintendencia o si es conveniente tener fondos territoriales de salud o basta con un fondo nacional, entre otras dudas. Si bien es cierto que la reforma estructural intenta resolver los problemas de oportunidad, eficiencia, barreras de acceso y de calidad que el actual modelo no ha podido superar, aún falta por ver muchos de los cómo, cuándo, quiénes y dónde que de verdad hagan valer el derecho a la salud”.

¿Por dónde empezar?

Según la doctora Luz María Agudelo, lo urgente que debe hacer el ministerio de Salud mientras avanza la reforma es:

  • Instalar los equipos médicos interdisciplinarios y comenzar a desarrollar el modelo de salud preventiva y predictiva en zonas rurales y alejadas.
  • Desarrollar el Estatuto Único del Trabajador de la Salud para garantizar el trabajo digno a los trabajadores de la salud.
  • Implementar el plan de inversión para recuperar los hospitales públicos y hacer los que faltan constituir las redes integrales.
  • Terminar de desarrollar la Ley de Residencias Médicas y tener claro cuáles son los profesionales que el país requiere.
  • Tener un plan de choque intersectorial para enfrentar el hambre, la desnutrición, la mortalidad materna e infantil.
  • Implementar el plan para promover la salud mental y prevenir el consumo de sustancias psicoactivas.
  • Asumir el protagonismo en la lucha contra el cambio climático.
  • Darle un papel preponderante a la Superintendencia Nacional de Salud para combatir la corrupción e instaurar la selección meritocrática de gerentes.
  • Construir el Sistema de Información Público en Línea.
  • Fortalecer a los municipios y departamentos para que puedan asumir la complejidad de la prestación de servicios de salud.
agosto 1, 2022

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