Con un modelo de salud centrado en la medicina curativa, altamente especializada, que ha despersonalizado al paciente y lo ha cosificado, la medicina familiar retoma la atención integral centrada en la persona y su familia, de manera humanizada y hace de la prevención y promoción de la salud la mejor estrategia para garantizar la salud.
Para poder responder a las actuales necesidades sociales, el modelo de atención en salud y la forma de atender a los pacientes exige un cambio. El doctor Otto Hamman Echeverry, presidente de la Sociedad Colombiana de Medicina Familiar y decano de la Escuela de Medicina Fundación Juan N. Corpas, en la Cita con el Experto del Colegio Médico Colombiano, explicó las razones por las cuales Colombia necesita un mayor número de médicos de familia y la manera indicada para conseguirlos.
Además de la influencia de la tecnología, el hecho de tener una población más longeva, una mayor prevalencia de Enfermedades Crónicas No Transmisibles y un paciente cada vez más empoderado, demanda un nuevo enfoque del paradigma salud – enfermedad. La nueva dinámica social, sobre todo después de atravesar una pandemia, requiere un médico que sea capaz de tomar buenas decisiones tanto para el paciente como para el sistema, afirmó el decano.
“El médico del futuro va a tener que enfrentar diferentes desafíos – llámense nuevas enfermedades infecciones, patologías ambientales, condiciones asociadas a la pobreza- y se requiere que tenga una mirada más integral de la salud y del bienestar general de la persona. Por otro lado, los pacientes quieren principalmente un médico que esté dentro de su plan de cobertura, que sea accesible, con cita disponible, que sepa comunicar y que tenga cierta edad y experiencia. Más allá de que utilice el medicamento más costoso o lo último en tecnología, el paciente prefiere un médico con el cual pueda tener una buena relación, que sea de confianza, que le oiga, que le trate como persona y, por último, que coordine los cuidados que debe seguir en su día a día”.
En el contexto histórico se puede decir que Hipócrates fue el primero en sembrar la semilla de la medicina familiar al declarar que: “Así como no pueden curarse los ojos sin atender la cabeza, ni puede curarse la cabeza sin atender el cuerpo, tampoco puede curarse el cuerpo sin atender el alma”, manifestó el doctor Hamman.
Después de ver la división y subdivisión de la medicina en órganos, técnicas o imágenes, la medicina familiar se ha encargado de fusionar y concentrar el conocimiento para entender a la persona como una totalidad dentro de su contexto.
“Lo anterior implica salir de la descripción del médico de los ojos, especialista del corazón, los huesos o el estómago para incorporar aquellos elementos que conforman al ser humano desde el periodo prenatal, pasando por el neonato, el infante, que luego se ocupa del joven, potencia al adulto, protege al adulto mayor y se encarga de que al final de tenga una muerte digna”.
De la fragmentación del cuerpo a su integración
Luego de siglos de descubrimientos, pensadores y transformaciones en la educación médica, en 1815, en Inglaterra aparece la Ley de los Boticarios, que se considera la primera fragmentación de la formación y atención médica en el mundo.
“Esta ley separó a los que podían formular, los que podían hacer cirugía y los que podrían hacer obstetricia. Esto dio lugar a la creación de diversas escuelas de medicina en el mundo. Posteriormente, Abraham Flexner, en 1910, consideró que se debían incrementar las especialidades médicas, privilegiar la práctica sobre a teoría, formar a los médicos en el hospital en lugar de la comunidad y orientar la formación médica hacia la tecnología y las técnicas de investigación”.
En la segunda mitad del siglo XX se consolidó el modelo Flexneriano de educación Médica centrado en la concepción biológica de la enfermedad, en las tecnologías y en proliferación de especialidades y subespecialidades médicas, dando lugar a la organificación de la medicina, señaló Hamman.
“Este enfoque desatendió el eje de la atención en la persona y la familia, lo que llevó a la aparición del médico familiar contemporáneo para tratar de responder de manera integral a las necesidades de los pacientes en el seno de su familia y su comunidad. Como una reacción a la supraespecialización médica, que fragmenta al ser humano en órganos y sistemas, haciendo perder el sentido de unidad del cuerpo, el profesor inglés Ian McWhinney desarrolló los principios de la medicina familiar que retoma la atención centrada en la persona, dentro de una realidad cada vez más compleja y en la cual la mayor herramienta para brindar salud es la prevención”.
Más, pero también mejores médicos familiares acreditados
Hacia los años 60, la Organización Mundial de la Salud (OMS) empieza a proponer nuevos enfoques para la formación de los profesionales de la salud con una visión más holística y comunitaria. En 1988, durante la primera Conferencia Mundial sobre Educación Médica, se hizo la “Declaración de Edimburgo”, que recomienda que los programas de medicina contengan, además de los aspectos prioritarios de salud, el análisis de la disponibilidad de recursos y el fomento de valores sociales, indispensables para una atención de calidad con énfasis en promoción de la salud y prevención de enfermedades.
En Colombia, en 1984, aparece el primer programa de medicina familiar de la Universidad del Valle, con 13 Residentes y una duración de tres años. Hoy en día existen 11 programas de medicina familiar para intentar soportar el modelo de atención integral de salud que propuso el Gobierno en 2016 como alternativa para solucionar la crisis de salud.
En este nuevo abordaje de la salud se favorece la estrategia de Atención Primaria en Salud, con enfoque familiar y comunitario, para garantizar la oportunidad, continuidad, accesibilidad, integralidad y calidad en la atención de los colombianos.
El inconveniente en estos años es que el sistema de salud va por un lado y la educación media va por el otro, no ha una congruencia entre la formación de los médicos y la atención en salud, puntualizó el especialista en medicina familiar.
“Precisamente uno de los retos para avanzar en los objetivos de la Atención Primaria en Salud ha sido la educación de profesionales con conocimientos y habilidades específicos para la implementación de la estrategia y con un enfoque integral. El otro contratiempo está en que aunque el país los necesita, los especialistas en medicina familiar están preocupados por el desempleo y por la falta de oportunidades con un pago adecuado para los especialistas que salen al mercado laboral. Sin embargo, existen médicos que no han adelantado la especialización ejerciendo como médicos especialistas en medicina familiar. Otra gran contradicción”.
Con el fin de solventar ese vacío, este año la Confederación Iberoamericana de Medicina Familiar hizo una análisis acerca de la importancia de la medicina familiar para tener una respuesta adecuada a la pandemia Covid-19.
En la declaración de este organismo se destaca la urgencia de incrementar el número de plazas de residencia para la especialidad, pues debe ser la base de todo el sistema nacional de salud en Iberoamérica y en el mundo, por la tensión integral biosicosocial que proporciona al paciente y su familia.
La confederación también fue clara en que no se trata de graduar médicos a diestra y siniestra sino que la formación de estos médicos debe mantener los estándares de calidad y la respectiva acreditación académica.
El mandato nivel mundial es hacer un curriculum único diseñado de acuerdo con las necesidades locales o regionales, que gire entorno a los principios de la medicina familiar, con competencias específicas, donde el especialista sea líder de los equipos de salud y que considere los diferentes ambientes del ejercicio profesional, como el hospitalario, el comunitario, de consulta externa y el virtual.
En los últimos años se ha promovido un cambio en la modalidad de formación para incorporar el año de internado de la formación de pregado como el primer año de la especialización, el año de práctica rural y un tercer año siguiente, así como la formación de médicos generales con un énfasis en el servicio.
“Si bien es cierto que el país requiere más médicos de familia, no se puede promover la formación informal, el fast track o vía rápida para suplir esa necesidad. Tampoco se puede aceptar que los programas de medicina general con énfasis en medicina familiar sean un aval para ejercer como médico familiar. Tolerar que los administradores del sistema paguen las consultas a los profesionales como médicos generales pero facturen al sistema como especialistas en medicina familiar, genera un problema crítico”.
En Colombia existe el Programa Único Nacional de la Especialización en Medicina Familiar de la mejor calidad para formar médicos familiares, ajustado a las situación actual del país, con rigidez académica, pero se requieren tres años de formación para que, además de encargarse del cuidado de la salud persona y de su familia, pueda generar otra serie de beneficios para la comunidad, las instituciones prestadoras de salud y el sistema de salud por el trato humanizado, la utilización racional de los recursos del sistema, el liderazgo em los equipos de salud y la disminución de los costos dada por la prevención de la enfermedad y la promoción de la salud.
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