“Cualquier intento de una fuerza externa de obtener control de la región del Golfo Pérsico se considerará como un asalto a los intereses vitales de los Estados Unidos de América y tal acción será repelida mediante cualquier medio necesario, incluida la fuerza militar” – Jimmy Carter –
Por Stevenson Marulanda Plata – Fonseca, La Guajira noveno mes de pandemia, noviembre 2 del 2020
“Hay muchas razones para creer que la violencia de los seres humanos no es literalmente una enfermedad ni un deterioro, sino que forma parte de cómo somos”
“…estoy de acuerdo con los científicos radicales que insisten en que nunca comprenderemos la violencia si solo nos fijamos en los genes o en el cerebro de las personas violentas. La violencia es un problema social y político, y no solo un problema biológico y psicológico. No obstante, los fenómenos que llamamos “sociales” y “políticos” no son acontecimientos externos que afecten de forma misteriosa a los asuntos humanos como si se tratara de unas manchas solares; son interpretaciones compartidas entre los individuos en un determinado momento y determinado lugar. De modo que no se puede entender la violencia sin una comprensión general de la mente humana.” Steven Pinker.
La verdad es que, sin ser historiador y menos “violentólogo”, estoy de acuerdo con el profesor de la Universidad de Harvard Steven Pinker, psicológico evolucionista y experimental.
Nada más con medio asomarse uno a la historia universal y a la misma Biblia y fisgonear, por ejemplo, la historia antigua y reciente de las “tierras santas”, donde se dice comenzó la primera humanidad civilizada, incluyendo sus tres grandes religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo, islamismo), cualquiera con una inteligencia promedio y sin mucho esfuerzo, se puede dar cuenta que la violencia en todas sus formas ha sido un rasgo fundamental del carácter, psicología y personalidad de la mente y del comportamiento humanos, y que, inextricablemente, como una obstinada y espinosa planta enredadera trepadora, de manera obsesiva, desde el principio de los tiempos hasta el mismo día de hoy, ha venido obstinadamente enredando, trepando, hincando y lastimando a la humanidad.
Desde esta perspectiva, es que encerrado en mi aislamiento pandémico, he pensado que todas las violencias no son iguales, y que bien vale la pena, como ejercicio mental, intentar clasificarlas y graduarlas, pues de esto dependerá su comprensión y su tratamiento.
Tipos y tamaños de violencia según los fenómenos sociales y políticos causantes.
En este orden de ideas, y a manera de ensayo, me atrevo a hacer la siguiente clasificación según el concepto de los fenómenos sociales y políticos a los cuales hace referencia el profesor Pinker, así:
I. Micro violencia
- Violencia debida a maltrato intrafamiliar.
- Violencia debida a delitos callejeros eventuales.
- Violencia interfamiliar.
- Violencia entre tribus y clanes
II. Pequeña violencia
- Violencia debida al crimen organizado (mafias, carteles, narcotráfico, minería ilegal, bandas criminales)
II. Mediana violencia (emocional, sentimental y pasional)
- Violencia debida a fanatismo y odio religioso.
- Violencia debida a supremacía racial.
- Violencia debida a odio xenófobo.
- Violencia debida a fanatismo nacionalista.
IV. Gran violencia
- Violencia colonialista. (Violencia de imperios europeos sobre el resto del mundo.
- Violencia independentista. (Violencia debida a los procesos de independencia de imperios europeos.
- Violencia por la disputa del poder político y económico dentro de una misma nación. (Revoluciones políticas y sociales, golpes de estado, guerras civiles, violencia entre partidos políticos, guerrilla, paramilitarismo y terrorismo nacional)
V. Mega Violencia
- Violencia debida a expansión, invasión y ocupación de territorios de otros estados y otras naciones. (Guerras internacionales)
- Violencia geoestratégica por el poder mundial, sus territorios y sus recursos, entre alianzas de bloques de naciones, encabezados cada uno, según el caso, por una o varias súper potencia militar dominante. (Guerras y terrorismo internacionales del más alto calado).
Las caras de las víctimas de la violencia
Las víctimas de la eterna violencia tienen mil rostros, que van desde un rasguño familiar prehistórico, la muerte de Caín a manos de su hermano Abel, la ofrenda ritual de un palpitante corazón azteca, hasta una bomba atómica, pasando por:
Extinción de neandertales, esclavitud, feudalismo, servidumbre, tortura, castigos crueles, pena de muerte, homicidios, ejecuciones extra juicio, masacres, matanzas, secuestros, desapariciones forzosas, venganzas, expropiación de tierra y de otras propiedades, desplazamientos masivos, migración forzosa, refugiados, trata de personas, holocaustos, minas antipersonas, terrorismo, genocidios, limpiezas étnicas y religiosas, invasiones y ocupaciones militares, guerras de guerrillas, guerras asimétricas y simétricas, guerras frías y calientes, violaciones y embarazos forzosos como arma de guerra y de limpieza étnica, bombardeos con armas convencionales y no convencionales, destrucción de ciudades enteras, naufragios criminales, campos de concentración, muros, alambradas, cierre de fronteras, hombres bombas, escudos humanos, pobreza, miedo, hambre, hambrunas, miserias, desigualdad extrema y suicidio desesperado.
Los pobres, su pobreza y su desigualdad, no son las causas históricas de la violencia
“Estoy de viaje madre. Perdóname. Reprochar y culpar no será útil. Estoy perdido y esto está fuera de mis manos. Perdóname si no hice lo que me dijiste y desobedecí, la culpa es de la época en que vivimos, no me culpes, ahora me voy y no voy a volver. Fíjate que no he llorado, no han caído las lágrima de mis ojos. No hay más espacio para reproche o culpa en la época de la traición.”
Esta despedida suicida la dejó escrita Mohamed, un joven tunecino que se inmoló rociándose gasolina y prendiéndose un fósforo. Vendía tajadas de frutas informales en la calle. Un día la policía se las decomisó y lo ultrajó. El desempleo en Túnez era del 36%, habían desaparecido las ayudas estatales, la mayoría de sus empresas habían sido privatizadas. La pobreza era abrumadora.El presidente Zine Abidini Ben Ali, era un militar que se había amañado en el poder tras un golpe de estado 23 años antes. Se reelegía con el 99%, pero solo votaba el 10%, y se volvió archimillonario a punta de corrupción. Mohamed Bouazizi tenía 26 años y había estudiado sistemas.
Nunca jamás, la masa rasa de población, de a pie, ha tenido históricamente la capacidad política y militar para propiciar o engendrar alguna forma de violencia estructural y sistemática que le permita apropiarse de las riquezas del mundo.
¿Cómo una masa de pobres podría volverse súper rica?
Eso sería ideal, pero no es posible. Para volverse súper rico en una nación de súper pobres, como Mohamed en Túnez, o en tantos otros países (Egipto, Libia, Siria, Yemen, Marruecos, Bahréin, Zimbabue, Uzbekistán, Afganistán, Corea del Norte, Uganda, etc.) toca fabricar estructuras de poder organizadas, con gran capacidad de ejercer violencia sistémica y estructural. Así entiendo, que los pobres, su pobreza, y la misma desigualdad, no son la causa de la violencia, sino contrario sensu, son las víctimas obligadas de su dominación y explotación. Quedándome claro además que, la causa de la mayor cantidad de violencia que aflige a este mundo es la lucha por la riqueza y su acumulación. Lucha entre grandes ambiciones e intereses que, deja como subproducto, o daño colateral, pobreza y desigualdad, estropeado de paso, los derechos humanos y la dignidad humana, sin interesar el drama humano de los infiernos resultantes que crea. En contraste, nos damos cuenta que la micro violencia es un mal menor comparado con los tipos de violencia superior.
Combinación de violencias
Las catorce formas de violencia enunciadas arriba existen en sus formas puras, pero muchas veces se presentan en formas combinadas, hacen sinergias y aumentan exponencialmente su poder destructivo. A manera de ejemplo presentamos las siguientes:
6 + 9 = Conflicto Inglaterra Irlanda.
7 + 12 = Apartheid.
13 + 14 = Guerra de Corea.
5 + 7 + 12 = Conflicto colombiano.
10 + 11 + 13 + 14 = Guerra de Vietnam = Colonialismo europeo en Oriente Medio y África
6 + 7 + 8 + 9 + 11 + 12+13 = Conflicto de los Balcanes.
6 + 7 + 8 + 9 + 13 + 14 = Holocausto nazi = Conflicto palestino israelí
6 + 8 + 9 + 13 + 14 = Terrorismo internacional (Al Qaeda, Estado Islámico, Hezbolá)
6 +7 + 8 + 9 + 10 + 11 + 12 + 13 + 14 = Conflicto sirio, guerra del Líbano y guerra Irak Irán = dos guerras mundiales.
Al Qaeda es un Frankenstein engendrado por la mega violencia suscitada entre Estados Unidos y la Unión Soviética en el contexto de la Guerra Fría. Sucedió que con motivo de la ocupación soviética de Afganistán en 1988, la CIA y los servicios de inteligencia pakistaníes prepararon y armaron a esos “guerreros santos” para que expulsaran a los comunistas invasores extranjeros y defendieran en un esquema de guerra de guerrillas la moral y libertad de Afganistán y de las tierras musulmanas. Después su visión fue más amplia: expulsar toda influencia occidental (comunista o capitalista) de tierras musulmanas, debido a que consideraban que era la causa de todas sus desgracias. El Estado Islámico nace en Iraq debido a la invasión de Estados Unidos, es más radical que Al Qaeda debido a que amplía su lucha contra los tiranos gobiernos locales y solamente considera verdaderos musulmanes a los sunitas, los chiitas son herejes.
La corrupción: la eterna compañera
Tan arcaica, genética, biológica y evolutiva es la naturaleza de la mente humana de las élites que gobiernan las naciones, como la de cada uno de sus gobernados. No existe ninguna razón para que sean diferentes. Esta es la suprema razón por la cual el gobierno de la humanidad ha sido tan difícil. Hasta hoy nadie tiene la fórmula mágica. Sin embargo, también es cierto que la violencia estructural y sistémica de que hablamos, crea el ambiente propicio para que muchas veces, no siempre, aparezca el otro fenómeno inherente a la mente humana: la propensión a la corrupción, o a cualquiera otra manera de enriquecimiento exponencial de sus perpetradores. Y, precisamente, la corrupción también es clasificable como la violencia, siendo más destructivas la gran y mega corrupción.
Muamar el Gadafi, Saddam Hussein, Hosni Mubarak, Idi Amín Dadá, Kim Il Sung, Robert Mugabe, Islam Karímov, y tantas otras “normales” mentes humanas esparcidas por los cinco continentes, acumuladoras de riqueza, a lo sumo hubieran sido unos narcotraficantes, asaltantes de bancos, contrabandistas, asesinos callejeros o corruptos de mediana monta, que habrían hecho, si acaso, una pequeña fortuna o matado a unas cuantas personas, pero jamás hubieran acumulado los millones y millones de dólares, de pobres y de muertos que lograron acumular, si no hubieran creado las superestructuras de violencia y corrupción que crearon.
De esta manera he expuesto las razones que me obligan a estar de acuerdo con Steven Pinker, en el sentido de que como él, también creo que “la violencia de los seres humanos no es literalmente una enfermedad ni un deterioro, sino que forma parte de cómo somos”.
Con esto, de ninguna manera, estoy justificando la perversidad de la arcaica naturaleza genética, biológica y evolutiva de la mente humana. Todo lo contrario, intento comprenderla obedeciendo a la antigua sabiduría griega “conócete a ti mismo”, debido a que entiendo que no se puede gobernar lo que no se conoce.
Post Scriptum
Esta clasificación y sus combinaciones, creo que no son capaces de definir con suficiente nitidez las distintas formas de violencia que, como actos humanos existen en el mundo. Solo son aproximaciones teóricas para abordar un asunto tan complejo, y estoy completamente seguro que puedo estar equivocado.
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