Incluir dentro de los estudios de pregrado cursos de actividad física como una materia más, aumenta el bienestar físico de los estudiantes y la probabilidad de que más adelante recomienden el ejercicio a los pacientes.
En un mundo en el que las enfermedades crónicas no transmisibles aumentan progresivamente y causan 36 millones de fallecimientos al año, la capacitación de profesionales de la salud en actividad física y la prescripción de ejercicio resultan esenciales para promover su uso como una herramienta que contribuya a la prevención y al tratamiento de estas patologías. Los profesionales de la salud deben estar familiarizados con los beneficios de la actividad física y practicarla para poder recomendarla adecuadamente a sus pacientes. Sin embargo, menos del diez por ciento de las escuelas de medicina incluyen cursos de educación sobre actividad física dentro de su plan de estudios, y en muy pocas dichos cursos ocupan un lugar importante dentro del pénsum con un promedio de cinco horas durante los dos primeros años de estudio y un promedio de seis horas en los últimos dos años.
En abril de este año, el doctor John Duperly, médico internista, con doctorado en medicina del deporte y profesor de la facultad de medicina de la Universidad de los Andes, junto a su equipo de médicos investigadores, publicaron un artículo donde demuestran que los estudiantes de medicina con mejores hábitos de salud tienen una mayor probabilidad de aumentar la cantidad y la calidad de las recomendaciones de actividad física dada a sus pacientes.
El propósito de esta evaluación fue determinar los cambios en el acondicionamiento físico y la salud (criterio de fitnessgram) de un curso de medicina deportiva y actividad física implementado para estudiantes de tercer año en una escuela de medicina privada, en Bogotá. La población estudiada estuvo compuesta por estudiantes de medicina inscritos en el curso de medicina del deporte y actividad física durante su quinto semestre. Trece cohortes de estudiantes fueron tomadas durante seis años y medio. Aquellos estudiantes con alguna incapacidad para realizar actividad física, o que tuvieran un factor de riesgo detectado y diagnosticado por el especialista en medicina del deporte y actividad física, fueron excluidos del estudio. La investigación fue aprobada por el comité de ética de la escuela de medicina y ciencias de la salud de la universidad, y todos los estudiantes firmaron un formulario de consentimiento antes de participar en el análisis.
Al finalizar el estudio, todos los participantes, tanto hombres como mujeres, alcanzaron un estado más saludable de acuerdo con la extensa evidencia que vincula mejoría en la capacidad funcional, la fuerza muscular y los niveles de rendimiento cardiovascular. De un total de 603 estudiantes, 524 (87%) fueron eva luados (183 hombres [34,9%] y 341 mujeres [65,1%]), con una edad promedio de 20 ± 1,4 años. El análisis del número de individuos con rangos saludables de acuerdo con criterios internacionales mostró un aumento significativo (P<0,001) en la capacidad aeróbica y la flexibilidad para ambos sexos. Fue interesante notar que el 36,5% de las mujeres y el 42,8% de los hombres disminuyó su peso corporal, con un mayor impacto en la adiposidad masculina, una diferencia de sexo que se ha obtenido en otras observaciones.
Las facultades como promotoras de actividad física
El estudio también deja claro que los profesionales de la salud, en particular los médicos, desempeñan un papel importante en motivar y comprometer a sus pacientes en la búsqueda de un estilo de vida activo, con hábitos de vida saludables. En Colombia, el 72 por ciento de los médicos es general y solo el 28 por ciento tiene especialización. Los médicos generales son el punto de entrada de los pacientes en el sistema de salud y quienes inicialmente brindan atención a la población. Sin embargo, según el doctor Duperly, es bien sabido que los médicos generales tienen un conocimiento limitado de los beneficios de la actividad física, poco entrenamiento y escaso tiempo para la consulta médica, razones que pueden explicar que sean quienes con menos frecuencia tratan el tema de la actividad física dentro de los comportamientos saludables durante la consulta
“Además de aprender a ser buenos médicos, queremos que los profesionales de la salud estén en la capacidad de modificar el estilo de vida de las personas. Esa información no se recibe prácticamente en ninguna facultad de medicina, porque requiere un entrenamiento y unos conocimientos especiales que tradicionalmente se han tomado a la ligera. Por lo tanto, la formación de estudiantes de medicina en temas relacionados con la actividad física y hábitos de vida saludables debe ser incluida en los estudios de pregrado, lo que se ajusta a la recomendación de las autoridades sanitarias internacionales de implementar actividades físicas y ejercicios para los programas de capacitación en salud dentro del plan de estudios de las escuelas de medicina”, puntualiza Duperly.
Deja un comentario