La calidad del aire que respiramos es un asunto de todos
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La calidad del aire que respiramos es un asunto de todos


No existe un nivel seguro de exposición a la contaminación ambiental. Cuanto más bajos sean los índices de contaminación del aire, mejor será la salud y el bienestar de todos a corto y largo plazo.


En los últimos años los organismos de salud han lanzado campañas para promover estilos de vida saludables que, por lo general, hacen referencia a la importancia de la alimentación, la actividad física o las horas de sueño, pero que poco hablan del impacto de la polución del aire en la salud de la población.

Pues bien, en septiembre del 2021, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó las nuevas directrices mundiales sobre la calidad del aire que tienen como objetivo evitar millones de muertes debidas a la contaminación. Desde la última actualización mundial realizada por la autoridad sanitaria en 2005, se recogieron pruebas que demuestran cómo la contaminación del aire afecta a distintos aspectos de la salud y el daño que genera en concentraciones aún más bajas de lo que se suponía hasta ese momento. Los datos revelaron que el 99 por ciento de los humanos respira un aire contaminado que está implicado en aproximadamente siete millones de muertes al año. De igual forma, las Naciones Unidas calificaron la contaminación atmosférica como “el riesgo ambiental a la salud más importante para este tiempo”.

La doctora Laura Rodríguez, epidemiología, docente del Departamento de Salud Pública de la Universidad Industrial de Santander y líder del Nodo de Salud Ambiental y Ocupacional (SAO) de Colombia afirmó en la sesión semanal de Cita con el Experto del Colegio Médico Colombiano que la mayoría de la población no es consciente del riesgo que corre al exponerse al aire contaminado. “Por lo general las personas no perciben los distintos contaminantes que flotan en el aire antes de entrar a los pulmones. Cada individuo puede escoger qué tipo de alimentos consumir o el ejercicio físico que más le convenga, pero no puede decidir no respirar y solo puede respirar el aire que tiene a disposición, que es el mismo que respiran los demás”. 

Un estudio de la Escuela de Salud Pública de Harvard, conocido como el estudio Six Cities mostró una fuerte correlación entre los niveles de contaminación y la esperanza de vida, revelando que los habitantes de ciudades con altos niveles de PM₂,₅ vivían de dos a tres años menos que los de urbes más limpias. El estudio calculó que las PM₂,₅ son responsables cada año de 4.2 millones de muertes prematuras y la pérdida de 100 millones de años de vida en todo el mundo.

En esa misma dirección, el año pasado la Cardiovascular Research publicó una investigación que demuestra que la contaminación del aire reduce la esperanza de vida de las personas a nivel mundial en una escala mayor que el sida, las enfermedades parasitarias, la violencia y el tabaquismo. Por su parte, la Sociedad Europea de Cardiología (ESC, por sus siglas en inglés) recogió información que señala que con la urbanización y densificación de las ciudades el mundo se enfrenta a una ‘pandemia’ de contaminación del aire.

En Colombia, un estudio realizado por el Observatorio Nacional de Salud (ONS) del Instituto Nacional de Salud (INS) encontró que cada año ocurren 17,549 muertes, es decir el ocho por ciento del total de la mortalidad anual en el país como consecuencia de la exposición a aire y al agua de mala calidad.

El informe técnico titulado “Carga de Enfermedad Ambiental en Colombia” estimó que siete enfermedades de alta ocurrencia en el país como lo son: la enfermedad isquémica del corazón, el accidente cerebro-vascular, la enfermedad pulmonar obstructiva (EPOC), las infecciones respiratorias agudas, el cáncer de pulmón, la enfermedad diarreica aguda (EDA) y la enfermedad renal crónica, estuvieron asociadas a la mala calidad del agua y del aire, y a la contaminación por combustibles sólidos y metales. El documento publicado a comienzos de 2019 pudo establecer que la contaminación ambiental, con 3,4 por ciento de la carga de la enfermedad general, es la séptima causa de pérdida de años de vida saludable, por encima de otros factores como el colesterol elevado, el bajo peso al nacer, el daño renal y los hábitos alimenticios perjudiciales, señaló la epidemiología Rodríguez.

El material particulado, dice el informe del INS, está asociado al 13,9 por ciento (7.230) de todos los fallecimientos por enfermedad isquémica del corazón (infartos), que sigue siendo la primera causa de muerte en Colombia.

La comunidad debe participar en vigilar la calidad del aire local

La contaminación del aire o contaminación atmosférica es el fenómeno de acumulación o concentración de contaminantes en el aire en un tiempo determinado como resultado de actividades humanas o procesos naturales, que causan molestias o efectos adversos en la salud de las personas y otros seres vivos, así como en el medio ambiente. Puede que las personas más susceptibles o de mayor edad experimenten algunos síntomas relacionados con la contaminación del aire, como ojos llorosos, tos o ruido al respirar, pero aún los individuos sanos pueden desarrollar enfermedades crónicas dependiendo del tipo y la concentración del contaminante, así como el tiempo de exposición al aire contaminado.

Desde hace cinco años se ha demostrado que los efectos sobre la mortalidad no se dan solo con exposiciones medias o altas a material particulado sino que también se sufren afectaciones con exposición a concentraciones más bajas de las que se encuentran en las normas de los países, afirmó la doctora Rodríguez. “Además, hoy sabemos que la composición de las partículas puede variar incluso dentro de una misma ciudad, lo que puede repercutir en distintos efectos en la salud”.

La normativa colombiana en materia de calidad del aire y emisiones se ha planteado en función de la protección de la salud humana y el medio ambiente, a través de un proceso de gradualidad que involucra la capacidad técnica, tecnológica y económica del

país. En ese sentido, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, en noviembre de 2017, expidió la Resolución 2254, la cual estableció la norma de calidad del aire o nivel de inmisión o valor límite y adoptó las disposiciones para la gestión del recurso aire en el territorio nacional, con el objeto de garantizar un ambiente sano y minimizar el riesgo sobre la salud humana que pueda ser causado por la exposición a los contaminantes en la atmósfera.

La Resolución 2254 de 2017 atendió las recomendaciones realizadas por la OMS y estableció un valor guía y diferentes niveles objetivo a partir de la evidencia epidemiológica, que se han propuesto como pasos de una reducción progresiva de la contaminación del aire en zonas donde la polución excede los límites máximos permisibles.

Recientemente, el proyecto acerca de la calidad del aire y la salud urbana en Colombia llevó a acabo el monitoreo en cinco ciudades para establecer la exposición de los contaminantes y medir la concentración de los mismos con base en modelos globales de contaminantes del aire, explicó la experta. “Los resultados del este trabajo servirán de insumo en la toma de decisiones para el desarrollo, seguimiento y evaluación de los planes locales de control de la calidad de aire en las ciudades, y permitirá el avance en términos de gobernanza del aire en centros urbanos”.

Por último, dentro la implementación de medidas para mitigar el cambio climático, el país elaboró una hoja de ruta para reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en un 51 por ciento al año 2030 y lograr la carbono neutralidad al 2050. La OMS afirmó que las metas ambientales de Colombia se encuentran entre las más ambiciosas del mundo, pero según la doctora Rodríguez, hay que avanzar en el cumplimento no solo de esas metas, sino también en la revisión de las nuevas directrices trazadas por la OMS que antes permitía un nivel de emisión anual promedio más alto recomendado para PM₂,₅ de 10 μg/m 3 y el año pasado redujo ese valor a solo 5 μg/m 3. “Es fundamental conocer la dinámica de la contaminación ambiental con el fin de priorizar las acciones dentro del diseño y desarrollo del Plan Integral de Gestión de Calidad del Aire (PIGECA) e involucrar a la ciudadanía en las medidas del sistema de monitoreo de la calidad del aire, como un complemento de la red de vigilancia de monitoreo de calidad del aire operada por las autoridades ambientales para tener un aire más limpio que ayude a proteger la salud de la población e impulsar el desarrollo del país”.

febrero 28, 2022

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