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En la dosis y en la forma está lo bueno o lo malo


En diálogo con el Colegio Médico Colombiano, el doctor Carlos Enrique Maldonado, docente de farmacología de la Universidad Nacional de Colombia y expresidente de la Asociación Colombiana de Farmacovigilancia, habla de las principales diferencias entre el cannabis medicinal y el uso recreativo.


Los restos arqueológicos más antiguos de la planta del cannabis de los que se tenga conocimiento se encontraron en Taiwan y datan de hace unos 10 mil años; en América esa fecha se remonta a cinco mil años atrás, momento en el que también se empieza a usar como planta medicinal en China, India y Egipto.

Dr. Carlos Enrique Maldonado

El Dr. Carlos Enrique Maldonado, docente de farmacología de la Universidad Nacional de Colombia, socio-fundador y expresidente de la Asociación Colombiana de Farmacovigilancia y asesor en temas de farmacovigilancia y biotecnología comenta que hay evidencia de que el emperador chino Shen Nung, considerado el padre de la medicina china, ya la usaba hace unos 4.500, así como los egipcios un siglo después o los islámicos por la misma época, para el manejo de las convulsiones.

“En Europa y América se tiene el registro de una publicidad hacia 1860, en la Ciudad de México, de cigarros indios de cannabis con el fin de aliviar catarros, asma, opresión e insomnio, comercializados por la empresa francesa Grimault y compañía”.

El profesor Maldonado precisa que la principal diferencia entre en cannabis de uso medicinal y el de uso recreativo es que el primero está enfocado a un objetivo terapéutico mientras que el uso recreativo lleve a experimentar cambios en la percepción o en el estado de un individuo frente a su entorno, incluyendo la euforia.

“Desde hace varios años se vienen realizando investigaciones en modelos animales, en células y en estudios clínicos que permiten, como se hace con cualquier otro medicamento, demostrar la eficacia y la efectividad del cannabis medicinal”.

La investigación ha conducido a recopilar pruebas suficientes del uso del cannabis medicinal o derivados de la planta para el manejo del dolor, especialmente dolor crónico relacionado con alteración o daño de los nervios debido a múltiples enfermedades; para el control de las náuseas y vómitos de pacientes cometidos a quimioterapia; en espasticidad (músculos tensos y rígidos), asociada a esclerosis múltiple, y pa el control de algunos tipos de epilepsia. La evidencia par otras alteraciones como trastornos de ansiedad, del sueño, del apetito y en el síndrome de estrés postraumático, es decir, se han encontrado resultados favorables, pero no en todos los casos, por lo que se requieren más estudios clínicos, señala el doctor.

“De igual forma, se están haciendo diversas investigaciones y habrá que esperar los resultados para otras condiciones como cáncer, síndrome de intestino irritable, Parkinson y glaucoma”.

En la actualidad existen diferentes formas farmacéuticas para administrar el cannabis medicinal, pueden ser cápsulas, en gotas, en crema, en aerosol, en gel y en ampollas, pero según el profesor Maldonado no se aconseja ingerirla fumada debido a los riesgos propios de fumar cigarrillo. Estas preparaciones farmacéuticas deben garantizar que el producto esté libre de contaminantes dañinos para la salud humana, tales como metales pesados, insecticidas, plaguicidas, hongos, bacterias, entre otros.

“Esto es muy importante por la venta informal y el fácil acceso a plantas o productos de los que no se conocen las condiciones del cultivo, el proceso de fabricación y mucho menos tienen control de calidad. Además, es fundamental conocer la cantidad recomendada o la dosis que se debe emplear de los diferentes compuestos del cannabis debido a que varía según la indicación médica”.

Lo natural también tiene efectos adversos.

Existen diferentes variedades de cannabis y cada una posee características específicas. Por ejemplo, los efectos de una variedad o cepa concreta vienen determinados por la combinación de compuestos químicos que tiene la flor, así , el contenido de tetrahidrocannabinol (THC – principal constituyente psicoactivo del cannabis), responsable de efectos eufóricos pude ser muy alta en un tipo de planta que en otra.

Se han identificado más de 400 compuestos químicos, como el cannabidiol o CBD, el canabigerol o CBG, entre otros, explica el experto Maldonado.

“La obtención a partir de la planta de los componentes químicos mediante diferentes técnicas corresponde a un extracto; a los productos químicos de la planta se le llamada Fitocannabinoides, mientras que la fabricación de las sustancias química en un laboratorio permite que se llamen moléculas sintéticas o cannabinoides sintéticos. Ya existen algunos de los componentes químicos de la planta sintetizados en el laboratorio y específicamente de THC y de CBD. Lo más curioso es que se han detectado sustancias producidas por el cuerpo humano con efectos parecidos a los cannabinoides de las plantas y se han denominado endocannabinoides. Gracias a la investigación clínica sabemos cómo se fabrican, en qué lugares del cuerpo actual y cuáles son algunos de sus efectos normales, es decir sus efectos en el buen funcionamiento del organismo”.

En cuanto los fectos adversos que se pueden presentar y su grado de toxicidad hepática o renal, el doctor aclara que el uso medicinal no provoca tantos efectos secundarios como cuando se fuma, pero estos fármacos tampoco están exentos de ocasionar síntomas indeseables o interacción con otros remedios, como ocurre con cualquier otro medicamento o producto natural.


Los medicamentos elaborados con cannabis pueden producir somnolencia, fatiga, mareo, sequedad en la boca, ansiedad, efectos cognitivos, euforia, visión borrosa, náuseas, vómito, dolor de cabeza, cambios en la tensión arterial, entre otros. Algunos pacientes han reportado paranoia, dice el profesor.


“los eventos adversos tienen a ser más frecuentes con el uso recreativo que con el uso medicinal, puesto que para el uso medicinal las concentraciones de componentes como el THC son menores y las cantidades son controladas; se comienza con dosis muy bajas y se van incrementando gradualmente hasta encontrar el beneficio esperado. Este control sobre la concentración de THC y la dosis administrada hace que la dependencia o adicción con el uso medicinal sea mucho menos frecuente que cuando se usa con fines recreativos. Si bien el riesgo de una sobre dosis mortal con cannabis es poco probable, las investigaciones realizadas en los últimos 20 años an demostrado que conducir bajo los efectos del cannabis duplica el riesgo de accidente automovilísticos y que aproximadamente uno de cada diez consumidores habituales de cannabis genera dependencia, mientras que el riesgo de abandono escolar prematuro en los adolescentes se duplica, sin descartar el potencial deterioro cognitivo asociado al uso en temprana edad y de la potencial asociación con el riesgo de consumir otras sustancias ilícitas”.

Sólo bajo prescripción médica.

Los datos recopilados a la fecha en investigación clínica demuestran que la dependencia en usuarios de cannabis recreativo es menor que la ocasionada por el alcohol o la nicotina, o que puede ser semejante o menor la dependencia ocasionada por algunos medicamentos. Según el experto en farmacovigilancia, eso no debe ser el único argumento que se debe tener en cuenta para e uso recreativo, ya que existen otras condiciones clínicas que hacen que el usuario sea más vulnerable y esté predispuesto a sufrir de ciertas complicaciones de salud.

“Para el cannabis medicinal la historia es completamente diferente. Primero, porque el paciente busca resolver un problema de salud con o sin cannabis medicinal; segundo, la persona debe cumplir con criterios claros valorados por el médico para considerarla como candidata a utilizar este tipo de fármacos o sus derivados con fines terapéuticos, y tercero, la dosis y la duración del tratamiento son controladas por los profesionales de la salud”.

En el tema de la legalización del cannabis recreativo, el profesor considera que hay que analizar el impacto en la sociedad que pueden tener los efectos adversos que se desarrollan algunos consumidores.


“Es importante tener en cuenta las consecuencias en términos de salud pública del uso recreativo permitido en países de la región como Uruguay. Así en Canadá, Estados Unidos y en otras naciones se haya legalizado desde hace años, la experiencia de culturas similares pueden darnos una visión más cercana”.


En ese momento lo que debería ser una prioridad en el país, anota el profesor, es la inclusión del tema de cannabis medicinal como un grupo terapéutico en los programas de formación médica.

“El manejo del cannabis medicinal o de los derivados (cannabinoides) precisa un seguimiento muy cercano del paciente, por lo tanto, es necesario contar con equipos de profesionales de la salud que integre áreas de enfermería y química-farmcéutoca hospitalaria. La intervención de un médico para prescribir este tipo de fármaco es fundamental, ya que es quien identifica a los pacientes que son candidatos para utilizar cannabis medicinal y el autorizado para prescribir fórmulas magistrales de cannabis medicinal por un mecanismo especial conocido como Mipres, para que las instituciones de salud puedan entregarlos. A su vez se requieren campañas educativas que aclaren las expectativas o las creencias de la comunidad sobre los usos del cannabis medicinal, pues muchas veces no se sabe diferenciar entre la planta que cura y la que puede dañar”.

Advertencias.

Autoridades de salud como la canadiense recomiendan no administrar o usar con precaución el cannabis medicinal en los siguientes casos;

  • Producto con alto contenido de THC en pacientes menores de 25 años.
  • Personas con antecedentes psiquiátricos como psicosis, trastorno bipolar, esquizofrenia.
  • Pacientes alérgicos a los componentes del cannabis medicinal.
  • Historia de abuso de drogas.
  • Mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.
  • Pacientes on problemas serios cardíacos o vasculares.
  • Pacientes con enfermedad renal o hepática severa.
enero 5, 2022

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