Desde nuestros orígenes… a la fecha, deseo, ilusión, ternura, pasión, sexo e imaginación han ido tomados de la mano.
Por Dr. Carlos Pol Bravo – Psiquiatra – Master Sexología
Por tiempos, a veces centurias, en múltiples regiones de nuestro querido planeta se han visto obligados a soltarse y recorrer destinos ímprobos y peligrosos por esa desunión, mal llamada “efecto transcultural”, llegando en ocasiones a la desilusión, a la pérdida presionada de una sexualidad sana, responsable y duradera.
Gracias a personajes históricos en los tres siglos pasados, Havelock Ellis, Alfred Kinsey, Masters & Jonson, A. Confort y, sobre todo, Helen Singler-Kaplan, con sus estudios, se generó la, a mi entender, mal llamada “Revolución sexual del 68”, pues debía definirse ésta como introducción a una sexualidad sana, responsable y satisfactoria para al fin salir de ese “oscurantismo medieval” en la sexología, como veremos, potenciado por la “Era Victoriana”, de la Reina Victoria de Inglaterra. Fue en ese entonces, y tal vez sin ser esa la intención, pero sí los resultados, cuando se incrementó la doble moral y la hipocresía sexual.
Conforme Masters & Johnson contribuyeron a definir el área médica de la sexualidad con su Ciclo de la respuesta sexual normal, Kaplan marcó un hito en la sexología a través de sus estudios sobre el concepto de DESEO–EXCITACIÓN–ORGASMO (complejo trifásico de Kaplan), en 1974, permitiendo con ello el estudio de las disfunciones sexuales en sus tres fases y unificando los criterios clínicos para su estudio, diagnóstico y tratamiento, sea en el área orgánica, en la psicológica o mixta, lo cual anteriormente no existía.
DESEO:
DESIDIUM: (Del latín vulgar) ociosidad, libido.
DECIDIA: (Del latín clásico) pereza. Que ya en la Antigüedad tomó el significado de ‘libertinaje’
DESIDERE: Verbo (Del latín clásico) permanecer sentado
DESIDERARE: Verbo (Del latín clásico), echar en falta.
Lenguas actuales: DESIRER→Francés: Desear
DESIRE→Inglés: Desear
En español existió, como préstamo culto, la palabra desiderio (hoy conservada como nombre propio, Desiderio), que pronto cayó en desuso, siendo sustituida por la voz popular deseo / desear, que, según el Profesor Corominas, viene del sustantivo latino desidium,‘placer erótico’.
En medicina se aplica para definir específicamente el deseo sexual. La mayoría de los médicos y especialistas en psiquiatra consideran que un nivel de libido inferior a lo «normal» representa una enfermedad y recomiendan que se tomen medidas para curarla (anhedonia sexual). También puede ser un síntoma de algún trastorno emocional, más comúnmente de la depresión.
Así también existen casos de alta gravedad psiquiátrica, como las erotomanías; patologías las cuales sufren pacientes psicóticos, especialmente cuando padecen “el delirio erotómano”, que consiste en imaginar son deseados por todo el mundo que está a su alrededor; o fabulaciones con personajes famosos o seres desconocidos. Esta es una forma delirante con severo aumento en la población psicótica mundial.
Según María Luisa Lerer, “Las mujeres no queremos ser una sola diosa disociada, sino integrar sus aspectos. Desarrollar las cualidades del cuerpo y la mente, tener hijos y disfrutar del sexo”.
Cabe destacar que, en general, y comparativamente hablando, los estudios sobre la sexualidad masculina distan mucho a favor de los realizados sobre el deseo sexual femenino. Finalmente, al respecto podríamos terminar diciendo: El deseo es la consecuencia final de la emoción, inducida en origen por la variación del medio. La cadena causa-efecto que le corresponde es la siguiente:
Emoción → Sentimiento → Deseo
LIBIDO → Origen: Latino
Este se encuentra relacionado con el deseo sexual latente y con la lujuria. De ahí sus relaciones con la terminología médica sexológica: Disminución de la libido, alteración, ausencia o exceso de la misma.
Los conocidos trabajos de S. Freud sobre su concepto y aplicación en psiquiatría hicieron fuera potenciada en lenguas sajonas (love, inglés; Liebe, alemán) y eslavas (Lioboff, ruso).
LUJURIA → Origen: Latino – Lujuries: Derroche, lujo desmedido.
En latín no guardaba relación con la sexualidad o excesos de la misma. Referíase a lujos materiales, por cierto, muy mal visto por las leyes romanas. De ahí viene peyorativamente la palabra “Prodigus”: actualmente, pródigo. Dentro de otros orígenes: Griego (λυγίζω) y celta (el dios de la lujuria, Cernunnos).
LASCIVIA → Origen: Latino. – Lascivus.
En ella sí aplican connotaciones de desenfreno sexual, pero no de lujuria.
Fue posteriormente con el cristianismo —San Agustín— cuando inició su aplicación en el sentido de un excesivo deseo sexual.
Basándonos en toda esta historia y semántica, vale la pena tengamos más Deseo sobre estos temas.
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