La última edición del estudio revela que la mitad de las personas que padecen alguna dolencia se sienten estigmatizadas. El 68 por ciento de los encuestados considera que una perspectiva más empática sobre el dolor podría transformar significativamente su experiencia con el dolor.
El 17 de octubre, conocido como el Día Mundial del Dolor, es una fecha dedicada a sensibilizar sobre el impacto global del dolor y la importancia de hablar sobre el tema abiertamente. Para 2023, nueve de cada diez personas en el mundo padecieron algún tipo de dolor, realidad que también se refleja en Colombia ya que, para el mismo periodo, el 93 por ciento de los colombianos encuestados afirmaron haberlo experimentado. Así lo reveló la quinta edición del Índice de Dolor (HPI), un estudio desarrollado desde el 2014 por Haleon, empresa líder en autocuidado, que examina el impacto real que tiene el dolor en la vida de las personas.
Fomentar el diálogo sobre el dolor y promover la búsqueda de un tratamiento adecuado son pasos esenciales para romper estigmas y asegurar que más personas encuentren soluciones efectivas. A menudo, el dolor se enfrenta en silencio, cuando en realidad hablar de él es el primer paso hacia el alivio. De hecho, el 50 por ciento de los encuestados a nivel global y el 51 por ciento de los colombianos afirman haber sido estigmatizados a causa de su dolor, siendo percibidos como débiles, poniendo en evidencia la necesidad de derribar los prejuicios en torno al dolor. A esto se suma el impacto social y económico del dolor ha crecido cerca de un 25 por ciento en los últimos años, lo que resalta la urgencia de un enfoque más adecuado y accesible para su manejo.
Desafortunadamente, independiente de la edad, muchas personas no buscan tratamiento adecuado ya que han normalizado el dolor como parte de su vida cotidiana. El doctor Rodrigo Santacoloma, director Médico de Haleon, advierte que esta visión impide que muchos pacientes reciban el cuidado que necesitan. “A pesar de que no se puede garantizar un alivio completo, un tratamiento adecuado puede mejorar significativamente la calidad de vida, permitiendo a las personas disfrutar de un mayor “, afirmó. También señala que la disposición para buscar ayuda y la adherencia al tratamiento son esenciales para lograr una recuperación efectiva: “el éxito del tratamiento depende de actuar de manera oportuna y comprometerse plenamente con las indicaciones del profesional de salud”.
El estudio también revela que el dolor afecta significativamente la capacidad de las personas para trabajar, relacionarse y disfrutar de la vida. Seis de cada diez encuestados dicen que no pueden ser felices cuando sienten dolor, y casi siete de cada diez manifestaron que esto dificulta su convivencia diaria. Por su parte, el 37 por ciento menciona que el dolor impacta negativamente su autoestima, mientras que cerca de la mitad experimenta ansiedad debido a su malestar.
En los últimos diez años, el impacto social y emocional del dolor ha crecido más del 26 por ciento en Colombia. El 59 por ciento de los participantes siente que se vuelven menos sociables cuando padecen algún tipo de dolencia, y un 26 por ciento teme ser juzgado si habla de su sufrimiento, lo que los hace sentir excluidos y sin apoyo. De hecho, el 23 por ciento de las personas aseguran que se siente constantemente aisladas cuando padecen dolor.
Para Antonio Hernández, presidente de Haleon para Colombia y Perú, “el dolor sigue siendo un tabú, algo de lo que no se debe hablar, una debilidad. Las ideas erróneas y los estereotipos estigmatizan a las personas con dolor, y las más afectadas son las que ya están marginadas por la sociedad”. Esto se evidencia en el Índice del Dolor, que revela que quienes enfrentan prejuicios, discriminación y exclusión social son los más afectados. Un 58 por ciento de las mujeres a nivel global y un 55 por ciento en Colombia han experimentado un trato diferente por su dolor, en comparación con el 47 por ciento de los hombres. Además, el 59 por ciento de las personas de color y el 67 por ciento de la comunidad LGBTIQ+ también se sienten incomprendidos y temen ser juzgados. Asimismo, se destacó una diferencia significativa entre generaciones en la forma de vivir y comunicar el dolor, encontrando que los pacientes más jóvenes tienden a enfrentar mayores obstáculos para expresar su malestar y obtener el tratamiento adecuado.
Frente atención médica, los resultados señalan que el 75 por ciento y el 68 por ciento de los encuestados desean que médicos y farmacéuticos estén mejor preparados para comprender el dolor de cada paciente, lo que les ayudaría a recibir tratamientos más adecuados. Los participantes coincidieron en la necesidad de adoptar una visión más personalizada y compasiva del dolor; de hecho, más de dos tercios, equivalentes al 68 por ciento, afirmaron que una mayor empatía para abordar prejuicios y la exclusión supondría una diferencia significativa en su experiencia del dolor.
Como medida de autocuidado, los medicamentos de venta libre, que incluyen los analgésicos disponibles en farmacias, desempeñan un papel crucial en el alivio de dolores leves a moderados, como dolores de cabeza y cólicos menstruales. Sin embargo, es esencial que las personas hablen con profesionales de la salud sobre su dolor para identificar la causa subyacente y asegurarse de recibir el tratamiento más adecuado.
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