La aprobación de la Ley 1787 de 2016 dio luz verde al cultivo, procesamiento y comercialización de la planta del cannabis y sus derivados; luego el decreto 613 de 2017 reglamentó las actividades derivadas de la siembra de las semillas de cannabis hasta la extracción de sus productos con fines médicos y científicos.
La doctora Nora Restrepo, química con PhD en Ciencias Química de la Universidad del Valle, exdecana y docente de la facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Antioquia y coordinadora del grupo interdisciplinario de estudios moleculares de la misma Universidad, aclaró en la sesión de la Cita con el Experto, organizada por el Colegio Médico Colombiano que el conocimiento del cannabis no se puede reducir al ámbito medicinal.
“Para empezar, esta planta desde la misma semilla tiene una amplia variedad de usos, así como las hojas, las fibras y las flores. De las semillas se pueden elaborar aceites y proteínas; las fibras del tallo se han usado como material de tejidos y de las hojas se han extraídos diversos productos, incluso medicamentos”.
Toda la documentación indica que esta planta se dio a conocer en las zonas de Asia Central (desde el Cáucaso hasta las montañas de Altai), Asia Meridional (en las laderas del Himalaya y del Hindu Kush) y Asia oriental (a lo largo de los márgenes del río Yangzi) y se ha utilizado por más de 30 millones de años en diferentes culturas a lo largo de generaciones para la elaboración de textiles y también con fines medicinales.
En este momento aún persiste la discusión acerca del número de especies de la planta, que pueden oscilar entre tres a 13, aunque las más reconocidas son la índica, la sativa y la híbrida.. Lo que es cierto es que a la fecha se han identificado cerca de 66 moléculas farmacológicas secundarias a la planta, que se han agrupado en diez clases.
Precisamente, una de las propiedades de la planta cannabis sativa radica en que alberga una gran familia de compuestos denominados cannabinoides, los cuales suelen tener una estructura carbocíclica con 21 carbonos y están formados generalmente por tres anillos, ciclohexeno, tetrahidropirano y benceno, explicó la química Restrepo.
“Los cannabinoides son todas aquellas sustancias químicas, independientemente de su origen o estructura, que se enlazan con los receptores cannabinoides del cuerpo y del cerebro, y que en los últimos tiempos han alcanzado una gran trascendencia terapéutica porque sus indicaciones pueden ir desde lo sedante hasta lo estimulante”.
Los endocannabinoides y los receptores cannabinoides conforman el sistema endocannabinoide relacionado a una amplia multiplicidad de procesos fisiológicos, como la percepción del dolor, la modulación de la liberación de neurotransmisores, en funciones gastrointestinales y cardiovasculares, entre otras.
La parte de la planta donde se concentran los cannabinoides y terpenos se conoce como tricomas. La palabra tricoma viene de la palabra griega “trichōma” que significa “cabello”, y a simple vista, se ven como pelos finos y pequeños. Los cogollos de las plantas son los que están recubiertos de tricomas grandulares, encargados de producir las resinas que contienen los cannabinoides.
En estos filamentos (tricomas) se generan tanto las sustancias psicoactivas como los cannabinoides no psicoactivos como el CBD, al que se le ha atribuido la mayoría de las propiedades medicinales. Por su parte, los terpenos ss pueden considerar hidrocarburos que le dan a la planta su olor y propiedades particulares, y que trabajan junto con los cannabinoides para aportar perfiles exclusivos de efectos en cada planta.
El problema de contaminación que está causando la industria del cannabis
La planta cannabis sativa es una planta anual que pertenece a la familia Cannabaceae. Tiene un ciclo cada cuatro meses y se caracteriza por una alta fotosensibilidad. El sexo de la planta está dado por las flores, que se forman en los nudos del tallo principal en etapa vegetativa. Pese a que lo normal es que ser reproduzca por medio de la polinización (reproducción sexual), también puede reproducirse asexualmente, es decir por sí misma a través de la clonación o esqueje.
En el proceso de producción del cannabis medicinal se emplean solamente las flores hembras y las flores macho son dejadas a un lado debido a que son las menos productivas, agregó Restrepo.
“Siempre hay que tener en cuenta la variedad de planta que se esté cultivando, pero para el cannabis las condiciones climáticas son determinantes. Lo ideal es que crezca en un clima semi húmedo. Sin embargo, dependiendo de la altitud, es posible conseguir la variedad más resistente a los cambios del clima, lo que no impide que el cannabis se pueda cultivar a muy diversas alturas. La etapa productiva está sujeta a la exposición a la luz que en Colombia suele ser de 12 horas”.
La luz artificial puede reproducir esta fuente de luz natural en cultivos de interior hasta por 18 horas para poder optimizar la producción. En ese sentido, hay que precisar que así se siembren semillas importadas, la utilidad de la planta no cambia sustancialmente porque va a requerir de las condiciones climáticas propias y a exigir un proceso de adaptación, agregó la experta.
“Lo otro es tener claro que los cruces de semillas no da lugar a una variedad que sea mucho mejor porque la ruta bio-sintética no se altera, puede que esta “nueva” variedad tenga mayores concentraciones de uno u otro producto pero nada más”.
En la poscosecha tiene lugar la recolección de las flores, seguido de un proceso de depuración (manicura), que da paso al secado para continuar con la molienda.
En todo el cultivo del cannabis se requiere un manejo fitosanitario de mucho cuidado y dedicación, así como un constante monitoreo en la etapa de cultivo para conservar la arquitectura de la planta.
Parte el trabajo que el país tiene por hacer está en desarrollar los paquetes tecnológicos que favorezcan la adaptación de la planta bajo condiciones específicas de cultivo, puntualizó la química.
“Es necesario supervisar cada una de las etapas: desde el plan de fertilización, el control de plagas, la cosecha, y la poscosecha para extraer las moléculas sin estropear ninguno de los productos ni la planta como tal. Por último, quiero finalizar manifestando una preocupación. En la industria del cannabis la proporción de material que se aprovecha es mínima y la mayor parte se convierte en los residuos. Este factor se ha dejado de lado y el volumen de desechos ha pasado a convertirse en un problema muy serio de contaminación. Si se espera que la industria del cannabis se convierta en una oportunidad socioeconómica real para el país, habría que empezar a considerar alternativas para el aprovechamiento de los residuos de la producción de cannabis medicinal”
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