Aumentar la presencia de la mujer, trabajar por lograr mejores condiciones para los médicos y promover la investigación científica para contribuir a la resolución de los problemas de salud del país, son algunos de los objetivos del nuevo dirigente de la Academia Nacional de Medicina.
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El pasado 25 de marzo del año en curso, en el auditorio de la Academia Nacional de Medicina (ANM), en Bogotá, el doctor Germán Gamarra Hernández, tomó posesión como nuevo presidente de la ANM, quien sucede en el cargo al doctor Herman Esguerra Villamizar.
El doctor Gamarra se graduó como médico – cirujano de la Universidad Industrial de Santander (UIS), en el año 1976. Es especialista en medicina interna y nefrología del Hospital Militar Central y realizó un magister en epidemiología clínica en la Pontificia Universidad Javeriana.
Quienes le conocen dicen que es un académico ilustre y un ser humano admirable. En su extensa hoja de vida se encuentra: profesor titular laureado de la UIS; jefe del servicio de nefrología del Hospital Universitario Ramón González Valencia, de Bucaramanga; director del departamento de medicina interna y de posgrado de la UIS, y decano de la Facultad de Salud de la misma institución. Es miembro de la Asociación Colombiana de Medicina Interna (ACMI), de la Asociación Colombiana de Nefrología, de la que fue su presidente, de la Asociación de egresados de la UIS (ASEDUIS), habiendo sido también Presidente Nacional y de otras asociaciones científicas nacionales e internacionales.
Se ha desempeñado como vicepresidente de la Asociación Colombiana de Facultades de Medicina (ASCOFAME) e integrante de la Sala de Ciencias de la Salud de CONACES (Comisión Nacional para el Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior) del Ministerio de Educación Nacional. En la actualidad también ejerce como magistrado del Tribunal Nacional de Ética Médica y Presidente del Tribunal Nacional de Ética Médica.
Su discurso, centrado en los rasgos que lo caracterizan como ser humano, resaltó cómo los avances tecnológicos de los últimos años han favorecido la práctica médica y han permitido que el mundo siga interconectado, a pesar de las estrictas cuarentenas por cuenta de la pandemia.
“Es imposible desconocer los beneficios y el impacto que las tecnologías de la información han tenido en estos momentos. Las distancias se acortaron y muchos de los obstáculos desaparecieron. Un próximo paso será incluir la virtualidad en los estatutos de la ANM, pero sin perder la esencia del mundo presencial”.
Aun con la molestia de tener usar tapabocas frente al micrófono, con su tono de voz pausado y emotivas pausas, el doctor Gamarra se comprometió a trabajar con los ministerios de Salud, Educación, Ciencia y Cultura para que la educación médica tanto en pregrado como posgrado tenga mejores estándares de calidad.
Su plan de trabajo a su vez incluye velar por el buen ejercicio profesional, el bienestar médico y promover la investigación científica para contribuir a la resolución de los problemas de salud del país, con la esperanza de que el derecho a la salud sea una realidad para los colombianos.
Durante su discursó resaltó que una de sus prioridades es aumentar la participación de las mujeres en la ANM, dado que históricamente la presencia femenina ha sido escasa.
“Es muy posible que, por una marcada influencia femenina en mi formación, siempre me ha gustado trabajar con las mujeres. Existen muchas mujeres en el país y con muy brillante desempeño en diferentes campos de la salud; además estimularé a las que ya pertenecen para que se promuevan y tengan un mayor protagonismo en las diferentes actividades y comisiones de la Academia. No dudo del aporte y el brillo que ellas le darán a la institución.”
“La medicina es una profesión, no un oficio”
En un diálogo aparte con el Colegio Médico Colombiano (CMC), al indagar por el papel que la Academia ha desempeñado en las propuestas formuladas por distintos actores del sector y gremios médicos para tratar de mejorar las condiciones laborales de los profesionales de la salud, el doctor Gamarra dijo que la la ANM está participando, junto con otras asociaciones médicas, en la discusión y el análisis de un proyecto de ley que tiene como objeto fortalecer, dignificar y regular las condiciones de trabajo del talento humano en salud.
“La mejor estrategia para dignificar el ejercicio de la medicina es promover el profesionalismo en los médicos. Hay que entender que la medicina es una profesión, no un oficio, que se soporta en cuatro pilares básicos: conocimiento científico, autonomía con autorregulación, vocación de servicio y comportamiento ético”.
Nacido en el corazón del departamento de Santander, recuerda la ANM ha liderado diferentes procesos tendientes a lograr el objetivo principal de tener un servicio de salud cada vez mejor, y al alcance de todos los colombianos.
“Para lograr dicho objetivo es necesario que a los prestadores del servicio se les brinden las mejores condiciones para su desempeño. Es claro que un modelo de contratación inestable y la tercerización afectan de manera directa la prestación óptima del servicio y puede incidir de forma negativa en la salud de sus usuarios”.
Ahora que preside el órgano consultor del Gobierno para la educación médica, afirma que la medicina que se enseña en el país refleja uno de los más graves problemas que tiene Colombia: la inequidad.
Para el profesor, existe un número excesivo de facultades de medicina; unas que se encuentran a la altura de las mejores del mundo, señala, pero también hay otras que forman profesionales con serias limitaciones.
“El médico recién egresado, en general, se siente inseguro y ha perdido su capacidad de resolver la mayoría de los problemas de salud que aquejan a la población; por otra parte, nuestro sistema de salud, orientado hacia la enfermedad y la atención de los problemas más complejos, ha llevado a que la gente busque con mayor frecuencia al especialista, por la creencia de que solo él puede resolver de la mejor forma su situación particular”.
Las facultades de medicina conocen muy bien este problema y, en opinión del doctor Gamarra, están desarrollando estrategias orientadas a mejorar la capacidad resolutiva del médico general, para mejorar el modelo de atención primaria en salud y como consecuencia, reducir la tendencia de la población a buscar al especialista como su primera opción de consulta.
Como presidente de la ANM, docente y médico, cree que los diferentes gremios médicos deben intensificar los esfuerzos para lograr unas mejores condiciones para el ejercicio profesional de la medicina. La vocación de servicio es esencial para la práctica humanizada, puntualiza, pero se requiere que existan unas condiciones básicas que permitan ejercerla.
“El problema no se resuelve solo con mejores condiciones salariales y una contratación estable; estoy convencido que si a un médico le proponen si prefiere un mayor salario o un mayor tiempo en su consulta para atender al paciente, escoge esta última alternativa que le permite obtener más satisfacción en su ejercicio profesional. La satisfacción que produce el deber cumplido y como consecuencia una sonrisa del paciente, tiene un valor que no se refleja en pesos pero hace que el profesional sienta entusiasmo, disfrute de lo que hace y, por ende, reduce el estrés laboral y exprese el deseo de seguir avanzando en su desarrollo personal”.
Para concluir subraya que un mayor tiempo para la consulta permite establecer una mejor relación médico-paciente, muy posiblemente reduce la solicitud de exámenes innecesarios y minimiza la tendencia al ejercicio de una medicina defensiva por parte del profesional.
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