Aunque los robots llegaron ya a las salas de cirugía de muchos países, incluyendo Estados Unidos, Chile, Brasil y Colombia, la Inteligencia artificial podría potenciarlos, convirtiéndolos en instrumentos quirúrgicos de gran utilidad y adaptabilidad para médicos de todo el mundo.
Durante junio, se dio un paso hacia la nueva evolución tecnológica en la medicina: un robot ejecutó tareas médicas de manera autónoma durante la simulación realista de una extracción de vesícula. Este hecho representa un salto sin precedentes en el uso de la robótica médica y los expertos consideran que este avance podría transformar la cirugía tal como la conocemos.
A diferencia del sistema quirúrgico DaVinci, una máquina robótica cuyo control se ejerce a través de una consola y que ha sido utilizada en más de 17 millones de intervenciones médicas, este nuevo robot actúa por sí solo. Además, puede aprender de sus propios errores gracias al feedback que recibe en tiempo real, mejorando continuamente su desempeño sin intervención directa.
El robot, denominado SRT-H, fue diseñado por la Universidad John Hopkins de Baltimore, Estados Unidos, y se le entrenó con videos de cirujanos extirpando la vesícula de cadáveres de cerdos. Además su tecnología de machine learning es la misma utilizada en modelos como Chat-GPT.
Esta avanzada capacidad le permite no solo adquirir y replicar conocimientos, sino también adaptarse en tiempo real a las situaciones e imprevistos que pueden surgir durante una operación, una tarea especialmente compleja debido a la naturaleza variable del cuerpo humano. Por primera vez, un robot actúa proactivamente en un entorno quirúrgico, interpretando y respondiendo inmediatamente a las órdenes de los profesionales que lo rodean.
“La llegada de los robots quirúrgicos autónomos marca un punto de inflexión en la historia de la medicina moderna. Sistemas como el SRT-H, capaces de aprender observando intervenciones reales, ya comienzan a ejecutar tareas quirúrgicas complejas con una precisión y estabilidad sorprendentes.” mencionó Daniel Martinez Canca, profesor de la Universidad Europea de Andalucía e Investigador en Oncología e IA.
Incorporar de forma masiva la IA a procedimientos quirúrgicos complejos podría ser uno de los avances más importantes de la década en la medicina, pues estas nuevas tecnologías son un aliado valioso para cualquier sector en donde se integren. De la mano de los profesionales, los tratamientos e intervenciones médicas con IA podrían aumentar la exactitud y eficiencia de los resultados, aportando a la mejora de los sistemas de salud.
Es complejo plantear soluciones basadas en tecnologías de acceso limitado y que, además, requieren de la presencia de personal especializado que garantice el buen uso de sus capacidades (entre ellas, las incisiones más pequeñas y precisas, menos posibilidad de exponer al paciente a pérdidas excesivas de sangre y recuperaciones más rápidas). Sin embargo, si se encuentra una forma de entrenar a los profesionales médicos en el uso de IA y se hacen aportes a la investigación y construcción de artefactos como SRT-H en el mundo, el impacto podría ser notorio y tangible.
Según Martinez Canca: “Imaginar un mundo donde un robot autónomo pueda operar en un hospital rural con la misma pericia que un cirujano de un centro de excelencia no es ciencia ficción, sino una posibilidad en desarrollo”.
Diversas investigaciones (por ejemplo, Iftikhar et al., 2024) señalan que llevar estas tecnologías a regiones con recursos limitados podría reducir de manera drástica las brechas de acceso a la cirugía avanzada, acercando estándares de centros de excelencia a hospitales rurales y fortaleciendo la calidad de la atención.
El experto asegura que “Aun así, el camino requerirá esfuerzo conjunto: invertir en infraestructura, garantizar formación y establecer marcos éticos y regulatorios que aseguren que esta revolución tecnológica beneficie a todos, sin dejar a nadie atrás”.
La robótica ya se usa en procedimientos quirúrgicos de complejidad variada: Trasplantes, histerectomías, cirugías de colon y de pulmón, entre otros. Pero, tal vez, de la mano de la inteligencia artificial, este rango de procesos pueda ampliarse y mejorar la calidad de vida de muchos más pacientes.
La inteligencia artificial se ha convertido en una de las disciplinas más prometedoras y transformadoras del siglo, alimentando múltiples procesos a través de la colaboración y la relación humano/máquina. Estudiar la IA y sus aplicaciones no solo significa estar a la vanguardia, sino también adquirir la capacidad de crear soluciones que pueden salvar vidas y tener la oportunidad de ser los protagonistas de una revolución tecnológica que mejorará diagnósticos, tratamientos y la experiencia del paciente en formas que apenas comenzamos a imaginar.












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