La formación y distribución de profesionales de la salud en Colombia es un problema crítico que impacta la calidad y el acceso a los servicios médicos a nivel nacional.
Con el envejecimiento de la población, la creciente migración de profesionales de la salud y la distribución desigual del talento humano en salud, Colombia debe repensar sus políticas para garantizar un sistema de salud sólido y equitativo, que garantice el derecho a la salud.
El doctor Germán Augusto Guerrero G., médico cirujano de la Universidad Nacional de Colombia, con especialización en gerencia en salud, educación en salud y economía en salud; con maestría en farmaeconomía; exsuperintendente delegado de medidas especiales SN; exsecretario de salud de la Gobernación de Cundinamarca, exgerente del hospital La Samaritana; profesor universitario, miembro de la junta directiva del Colegio Médico Colombiano (CMC) y actual director ejecutivo del CMC en la sesión de Cita con el Experto, presentó un análisis detallado del estado actual de la formación médica, las condiciones laborales del talento humano en salud, las demandas de la fuerza laboral, la migración de médicos y los desafíos sistémicos en el país que influyen en la calidad de la atención médica.

En la presentación que tuvo una duración de hora y media describió tanto los avances como las brechas persistentes que requieren atención urgente por parte de los responsables políticos, las universidades y las instituciones de salud.
A medida que la población colombiana envejece, el sistema de salud enfrenta nuevos desafíos. Para 2050, se proyecta que los adultos mayores de 50 años superen en número a los más jóvenes, lo que generará una mayor demanda de atención de enfermedades crónicas y otras relacionadas a estos grupos etareos. Sin embargo, los programas de capacitación médica no están diseñados para responder a esas necesidades. El ritmo de estos cambios demográficos ha sido lento, pero la formación de profesionales de la salud tiene pocos enfoques en geriatría, cuidados paliativos o manejo de enfermedades crónicas.
Una de las revelaciones más impactantes que hizo el doctor Guerrero consistió en el aumento exponencial de las facultades de medicina y el número de médicos graduados en Colombia. “En 1950, solo había cinco facultades de medicina en el país. Para el 2000, el número había ascendido a 37. Hoy en día, Colombia cuenta con 64 facultades de medicina, con planes de expandirse a 65 este año. Este crecimiento ha dado lugar a un aumento significativo en el número de médicos graduados, por mencionar: en 2001 fueron 2.293 graduados; en 2010 subió a 4.139 graduados; en 2020 se graduaron 5.955 médicos y en 2023 la cifra fue de 7.672 graduados. Es más, las estimaciones sugieren que para este año, Colombia producirá alrededor de 8.000 médicos al año y según los datos proyectados por el DANE, el país tiene una tasa de 2.61 médicos por 1000 habitantes. Si bien este aumento podría, en teoría, satisfacer la demanda del país, surgen inquietudes sobre la calidad de la formación, la distribución geográfica y la saturación del mercado laboral”, precisó el doctor Guerrero.
Por otro lado, la distribución de las facultades de medicina y los graduados es desigual en todo el país. Según los datos recopilados por el doctor Guerrero, Bogotá cuenta con 12 facultades de medicina y tuvo 2.056 graduados en 2023. Atlántico tiene cuatro facultades, pero gradúa más médicos por institución (248 por facultad para el año 2023) que el Valle del Cauca, que tiene ocho facultades y gradúa solo a 874 médicos. Por su parte, Córdoba con solo una facultad de medicina, graduó 319 médicos en 2023, lo que, para el doctor Guerrero, plantea interrogantes sobre la capacidad de formación y el control de la calidad. “Bogotá produce la mayor cantidad de médicos, pero las zonas rurales siguen estando desatendidas. Además, las universidades privadas predominan, lo que lleva a pensar sobre la educación con fines de lucro frente a la formación de calidad. Por lo tanto, se debería evaluar si algunas de estas facultades tienen la capacidad de formar médicos competentes o si priorizamos la cantidad sobre la calidad”, cuestionó el doctor Guerrero.
La gobernanza fragmentada, un “monstruo de tres cabezas”
Esta disparidad pone de relieve la necesidad de estándares de acreditación más estrictos para garantizar que las instituciones educativas mantengan una alta calidad educativa independientemente de su ubicación.
Una de las dificultades estructurales importante en el sistema de educación médica colombiano es la supervisión fragmentada de la formación de especialistas. El doctor Guerrero lo describió como un “monstruo de tres cabezas”, ya que, por una parte, está el ministerio de Educación, que regula a las universidades que otorgan títulos; por otra parte, está el ministerio de Salud, que supervisa los hospitales y centros de práctica donde se imparte la formación, y una tercera institución es la que les paga. También está la Comisión Nacional Intersectorial de Aseguramiento de la Calidad de la Educación(CONACES), que orienta la calidad de la educación superior, evalúa el cumplimiento de los requisitos para la creación de instituciones de educación superior, su transformación y redefinición, sus programas académicos, entre otras funciones. “Esta gobernanza fragmentada y la falta de coordinación entre las entidades genera estándares de formación inconsistentes, conflictos en los convenios entre hospitales y universidades e ineficiencias regulatorias. De ahí que sería conveniente unificar la formación de profesionales médicos de especialistas bajo el manto del ministerio de Salud, como se observa en otros países, para garantizar su alineación con las necesidades de atención médica. Esto agilizaría la acreditación de las facultades de medicina y los hospitales universitarios, garantizando que todos los profesionales de la salud reciban una educación de alta calidad”, manifestó el doctor Guerrero.
El fenómeno migratorio de profesionales de la salud va en aumento
Colombia está experimentando una fuga de cerebros de profesionales médicos, particularmente a España, donde en 2022, 394 médicos colombianos aprobaron el examen MIR (examen de acceso a la residencia médica) en España y comenzaron a trabajar allí, afirmó el director ejecutivo del CMC. El año pasado, 1.175 médicos colombianos fueron admitidos para trabajar en España. Esta tendencia sugiere que más del diez por ciento de los recién graduados podrían estar abandonando el país, sin tener datos de otros paises diferentes a España, debido a aspectos como mejores salarios y condiciones laborales más favorables en el extranjero. Por el contrario, en Colombia, las principales causas de la fuga de talento humano son la inestabilidad laboral, la falta de condiciones laborales justas, el acoso laboral o sexual en sitios de trabajo y la violencia en zonas de conflicto, lo que hace particularmente peligroso la prestación del servicio social obligatorio o año rural.
“Además, la dependencia de la contratación informal en los hospitales públicos agrava el problema. Aproximadamente en el 75 por ciento de estas instituciones exigen contratos con algún tipo de informalidad, lo que genera inestabilidad laboral, baja calidad en la atención debido a la alta rotación e interferencia de la política en la gestión hospitalaria que erosiona la meritocracia y dificulta el desarrollo profesional”, señaló el doctor Guerrero.
Todos estos factores dificultan la retención de profesionales de la salud cualificados, lo que agrava aún más la crisis de la prestación de servicios en grandes zonas del país. Y sin políticas ni estrategias para retener el talento, el país corre el riesgo de perder su inversión en educación médica y, al mismo tiempo, agravar la escasez de personal a nivel nacional. “Invertimos en la formación de médicos, pero otros países se benefician de nuestro talento. Entonces, necesitamos nuevas políticas para poder retenerlos”, enfatizó.
El panorama del Servicio Social Obligatorio
En Colombia, la disparidad entre la atención médica urbana y rural es marcada y alarmante. Si bien ciudades como Bogotá y Medellín cuentan con una mayor concentración de profesionales de la salud, las zonas rurales enfrentan una grave escasez de personal sanitario. Regiones como Chocó, Guainía y Vaupés se ven particularmente afectadas, con la menor cantidad de especialistas disponibles para atender a la población. Esta crisis no es solo una estadística; representa un desafío fundamental al derecho a la salud de millones de colombianos que viven en estas zonas marginadas.
“Las condiciones laborales de los médicos rurales son lamentables. Una encuesta reciente realizada en 2022 reveló que más de la mitad de los médicos residentes y rurales trabajan más de 66 horas semanales, superando con creces el límite legal de 42 horas. A este exceso de trabajo se suman los bajos salarios; muchos médicos ganan menos de dos SMLV al mes, una cifra insuficiente para mantener un nivel de vida digno. La combinación de largas jornadas y salarios insuficientes no solo afecta el bienestar de estos profesionales de la salud, sino que también compromete la calidad de la atención que ofrecen a los pacientes”, precisó el experto.
La situación se agudiza aún más por la violencia que enfrenta el personal sanitario en las regiones afectadas por el conflicto. Los profesionales de la salud de estas zonas a menudo sufren amenazas y ataques, lo que no solo les impide prestar servicios esenciales, sino que también desalienta a nuevos profesionales a entrar en estas zonas de alta necesidad. El temor por la seguridad personal crea un círculo vicioso que perpetúa la crisis de la atención sanitaria en las zonas rurales de Colombia.
Mejorar las condiciones para los profesionales de la salud
Ante estos desafíos, se precisan propuestas integrales para transformar el panorama de la salud en Colombia. Para el doctor Guerrero, es indispensable mejorar las condiciones de los profesionales de la salud y abordar los problemas estructurales que agudizan a la crisis que atraviesa la salud en este momento.
Una de las recomendaciones es mejorar las condiciones de laborales de los médicos rurales haciendo mejoras locativas en los centros hospitalarios, que tengan acceso a internet, una zona de descanso, garantizar condiciones laborales seguras para los médicos rurales e invertir en telemedicina son pasos esenciales para mejorar el acceso a la atención médica en zonas remotas.
“Al crear un entorno más propicio para que los médicos vivan y trabajen, se puede aumentar las tasas de retención y se crea el incentivo para que más profesionales presten sus servicios en estas zonas marginadas. También se puede ofrecer algún tipo de subsidio salarial. Al brindar paquetes de compensación competitivos, el gobierno puede incentivar a los profesionales de la salud a trabajar en áreas que necesitan urgentemente de este talento humano en salud. Estrategias como condonaciones de préstamos o tasas de intereses preferenciales a los médicos que prestan servicios en zonas rurales y otorgar beneficios fiscales a los especialistas en áreas de alta demanda crearía un entorno más atractivo para los profesionales de la salud”, comentó el doctor.
Implementar un Examen Nacional de Especialización y fortalecer los hospitales universitarios
Actualmente, solo 23 hospitales universitarios en Colombia están certificados, con una concentración desproporcionada en Bogotá. Por tal razón, el doctor Guerrero señaló que es necesario mejorar la infraestructura de formación de los hospitales universitarios para cumplir con los estándares internacionales. Esto incluye optimizar los procesos de acreditación para garantizar que la educación médica sea de alta calidad y accesible para todas las regiones.
Solo el 33 por ciento de los 138.463 médicos que tiene el país tienen una especialidad médico-quirúrgica. Por ello, es necesario expandir los programas nacionales de especialización. Muchas especialidades, como radiología y endocrinología pediátrica, dependen en gran medida de profesionales capacitados en el extranjero. Al invertir en programas de capacitación locales, Colombia puede desarrollar una fuerza laboral sostenible y preparada para satisfacer las necesidades de atención médica de su población
Por otro lado, para volver más transparente la selección de médicos especialistas, existe la propuesta de crear el examen nacional centralizado y basado en el mérito. “Este examen nacional basado en el mérito reemplazaría los actuales procesos de selección específicos que tiene cada universidad, reduciendo el favoritismo y promovería la transparencia e igualdad de oportunidades para todos los aspirantes en la asignación de plazas de residencia”, sugirió.
Entre las propuestas del doctor Guerrero también están la garantía del primer empleo para médicos jóvenes, establecer salarios competitivos y condiciones laborales seguras, especialmente en zonas rurales. Asimismo, sugiere subsidios para especialistas en campos de alta demanda para incentivar el ingreso de más profesionales a estas ramas de la medicina especializada. “Hay que contemplar la posibilidad de aumentar el número de plazas para las especialidades de alta demanda y colaborar con instituciones internacionales para la formación avanzada que permita construir una fuerza laboral sanitaria sólida, capaz de satisfacer las necesidades de la población” dijo el doctor.
Esas medidas deben ir acompañadas de la eliminación de los contratos temporales en los hospitales públicos, para lo cual se requieren estudios de fuerza laboral que determinen el personal que necesita cada institución. Eso mejoraría la estabilidad laboral de los profesionales de la salud y se le daría mayor solidez al sistema de salud.
Para finalizar, el doctor Guerrero recalcó que Colombia enfrenta un envejecimiento poblacional acelerado y una demanda de atención médica en constante evolución. Dijo que abordar estos desafíos no es solo una cuestión de políticas, sino un imperativo moral para garantizar una atención de calidad para toda la población. Hizo un llamado claro a la acción: “Colombia debe reformar sus políticas educativas y laborales en materia de salud para garantizar una atención equitativa y de alta calidad para su población envejeciente. Necesitamos políticas basadas en datos, libres de intereses políticos, para garantizar un recurso humano que sea sostenible. Es hora de actuar. Invirtiendo en mejor formación, condiciones laborales justas y atención sanitaria rural, Colombia puede construir un sistema que atienda a todos sus ciudadanos, hoy y en el futuro. La salud del país depende de la solidez de su talento humano, y es un imperativo ético garantizar una atención equitativa y de alta calidad para todos” concluyó.
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