Dignificar la profesión es un trabajo de todos, de pacientes, de compañeros de estudio, de docentes, de instituciones educativas y de toda una sociedad que bajo ninguna circunstancia puede estar anestesiada frente al maltrato y la injusticia.
Por: Lady Diana Bermúdez Gallego – SEPSA ABOGADOS
Hoy como nunca se aborda un tema que ha estado siempre sobre el tintero pero del que pocos han hablado, solo hasta hoy, cuando se presenta un hecho muy lamentable como la muerte de una profesional de la salud se aborda la situación de acoso que viven muchos de nuestros residentes de medicina pero que no es un tema exclusivo de la residencia ya que también se presenta durante el pregrado.
Lo lamentable de estos sucesos es que han ocurrido de manera sistemática por años y con la anuencia de colegas que aunque se encuentran presenciando tratos que en muchas ocasiones distan de lo que debe ser el proceso formativo de un estudiante, se convierten en la manera de pisotear la dignidad, y lejos de formar el carácter, lo que forman es una desconfianza personal que claramente no le hace bien a ningún ser humano en ninguna esfera de la vida.
No se forma el carácter de nadie haciéndolo sentir avergonzado de sí mismo, y aunque muchos resistan estas situaciones, claramente todos los que han vivido estos sucesos tienen algo en común, y es que a todos los marca ya que adquirir estos patrones conductuales es un síntoma claro de la huella imborrable y nefasta que al final les termina dejando.
Quienes resisten en su gran mayoría terminan repitiendo con otros lo que a ellos mismos alguna vez les hicieron, tal como ocurre con hijos maltratados que en su gran mayoría de futuro son padres maltratadores porque no han conocido otras formas de relacionarse con los demás.
La tarea de dejar atrás estas conductas tan malsanas para la formación no solo académica sino personal, es de todos y empieza por todos, son tan culpables los agresores como los que convivimos con la agresión, la presenciamos con terceros colegas y aun así decidimos dejarlo pasar y quedarnos callados, alzar la voz no solo es quejarse ante las instancias pertinentes sino estar dispuestos a dar una palabra de aliento a nuestro compañero que no la está pasando bien.
Todos somos parte del problema, pero también de la solución, dejemos de normalizar las agresiones, las palabras cargadas de sarcasmo, los chistes que se centran en situaciones personales de los demás.
Si eres docente y quieres formar a tus alumnos, ten en cuenta que eres una especie de líder a quien le compete tener una conducta justa e impecable con sus alumnos que además se encuentran en una situación inferior a la tuya, formar es guiar, es enseñar pero también es sacar lo mejor de cada uno de esos alumnos que se tienen bajo el mando.
No sirve un líder que te diga que no puedes porque no estás allí para eso, estás allí para educar, para sacar el mayor potencial de esas personas que esperan mucho de ti y que están allí por su talento, ya que en Colombia ingresar a una residencia es casi una hazaña, se presentan miles para dos tres o cuatro cupos por año, ganan los cupos por talentosos como alguna vez lo hiciste tú, y eso ya representa una victoria importante.
¿Por que desalentarlos luego de todo el esfuerzo que tuvieron que hacer para llegar allí?; dignificar la profesión es un trabajo de todos, de pacientes, de compañeros de estudio, de docentes, de instituciones educativas y de toda una sociedad que bajo ninguna circunstancia puede estar anestesiada frente al maltrato y la injusticia.
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