Hay que educar sobre la necesidad de la consulta psiquiátrica y psicológica desde la edad más temprana posible y de esta forma poder explorar, aprender y trabajar en la mejoría de la salud mental por medio de la terapia y del adecuado tratamiento, siempre de la mano de un verdadero profesional.
Por Karen Hernández – Vocal nacional de imagen y publicidad Santander – Asociación Colombiana Médica Estudiantil – ACOME
Para nadie es un secreto que en esta generación ya no es un tabú hablar sobre las emociones, trastornos mentales o la consulta con un psiquiatra; pero, parece que se nos ha salido de las manos ya que los niños, adolescentes e incluso adultos jóvenes, creen tener el poder y el conocimiento de poder autodiagnosticarse e incluso tratarse de forma errónea.
Es importante saber que la adolescencia es una etapa demasiado complicada y crucial que se considera una completa montaña rusa de emociones físicas, mentales y emocionales, la cual se va a ver completamente influenciada por la niñez y la infancia, por lo que cualquier trauma o maltrato experimentado va a marcar completamente la vida de cualquier persona.
Las nuevas generaciones tienen cada vez más herramientas para informarse y conocer de nuevos temas, sin embargo, no siempre lo hacen de la manera adecuada y con el correcto acompañamiento. Desde pequeños se les da acceso a todas las redes sociales y a todo tipo de pantalla (tablet, celular o computador), sin ningún tipo de control parental, lo que cada vez hace más complicado orientar y enseñar sobre lo que de verdad deberían ver a su edad.
De esta forma, van creando raíces para lo que se viene a su adolescencia y su adultez, haciéndose cada vez más conocedores de lo que es la salud mental. Podría decirse que para este grupo de personas el mundo queda pequeño, ya que saben dónde investigar fácilmente y tienen claro lo que quieren.
Los cuidadores suelen verlo de manera inocente basándose en que son solo niños y que no hay forma de que vean cosas inadecuadas para ellos. Es complicado exigir que los padres conozcan la realidad cuando desde que ellos eran pequeños nunca se les habló de la dura realidad, del tormento mental que pueden provocar los diferentes trastornos psiquiátricos.
Instagram y Tik Tok, dos de las plataformas más influyentes del momento, no restringen el acceso de ninguna edad, aunque al principio pide el registro, y no es difícil engañar la seguridad; sin embargo, los padres deben tener la responsabilidad de establecer un adecuado control del tiempo del uso de pantallas, supervisar el contenido que ven y además estar presentes mientras que hacen uso de las aplicaciones.
En realidad, no se necesita mucho para subir videos a ninguna plataforma digital, solo tener un tema para hablarlo y encontrar la forma de que muchas personas lo vean. Creadores de contenido que no tienen ningún conocimiento, título o experiencia como terapeutas hacen uso de su popularidad para tener una ganancia y sacar provecho sin saber el daño que hacen a los miembros de su comunidad.
Hay múltiples vídeos en los que se habla de salud mental desde la perspectiva propia, lo cual no está mal, pero no lo que no aclaran es que nadie debería tomar nada personal, ya que al sentirse identificados con algunos de los síntomas creen que padecen de los trastornos que se mencionan.
El verdadero problema que debería considerarse una falta de la completa integridad y ética por parte de cualquier persona, es usar estos medios de comunicación para crear contenido donde se muestran síntomas, signos y comportamientos con los que se pueden hacer diagnósticos e incluso muestran cómo y con qué se deberían tratar.
Tristemente, una de las cosas que más complican esta situación es que al ser jóvenes y además susceptibles no tienen forma de saber qué es lo verdadero y lo qué no lo es, por lo que optan por creer plenamente en personas desconocidas a través de una pantalla antes de acudir a un profesional.
Una de las cosas más preocupantes de este contenido en redes sociales radica en los comentarios de las comunidades que los ven, donde consideran un chiste e incluso se creen personas “cool”, por supuestamente padecer algún desorden mental.
De por sí realizar falsos diagnósticos debe considerarse como una completa desinformación, negación de los problemas reales y suele verse acompañado del grave error de que en cualquier farmacia se le pueda entregar medicación psiquiátrica a cualquier persona.
Esto, en realidad, es una situación preocupante, ya que automedicarse sin tener el diagnóstico realizado por un psiquiatra puede provocar efectos secundarios, como somnolencia, irritabilidad, problemas cardíacos, reacciones alérgicas e incluso generar síntomas falsos de enfermedades psiquiátricas, lo cual sería un problema a la hora de tener que llegar a un diagnóstico real, llevando a un retraso en el adecuado manejo de cualquier problema cierto que se padezca.
Dentro de nuestra responsabilidad como sociedad está en enseñarle a las nuevas generaciones que hay profesionales que pueden ayudar a sobrellevar cualquier situación por más dura que sea, que no deben confiar en personas que no conocen y que no están capacitadas profesionalmente para hablar de temas tan importantes y delicados como la salud mental.
Hay que educar sobre la necesidad de la consulta psiquiátrica y psicológica desde la edad más temprana posible y de esta forma poder explorar, aprender y trabajar en la mejoría de la salud mental por medio de la terapia y del adecuado tratamiento, siempre de la mano de un verdadero profesional.
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