El cirujano que con bolsa en mano le dio la vuelta al mundo y marcó un hito en la medicina
Actualidad, Avances, Entrevista

El cirujano que con bolsa en mano le dio la vuelta al mundo y marcó un hito en la medicina


A lo largo y ancho del planeta, 38 años después de inventada muchos cirujanos utilizan la Bolsa de Bogotá o Bolsa de Borráez, para mejorar el pronóstico de las personas afectadas por infecciones intra-abdominales severas (causada por traumas o sepsis), que requerían que se les dejara el abdomen abierto por varios días.


Oswaldo Alfonso Borráez Gaona, es vicepresidente del Colegio Médico Colombiano, expresidente de la Asociación Colombiana de Cirugía y de la Asociación Colombiana de Trauma, miembro correspondiente de la Academia Nacional de Medicina, presidente de la Asociación de exalumnos de la facultad de medicina de la Universidad Nacional de Colombia y presidente del Tribunal de Ética Médica.

Su inventor, el cirujano Oswaldo Alfonso Borráez Gaona, hoy figura en los árqueles de la historia de la medicina colombiana, así como en la literatura médica mundial, porque su técnica de colocar una bolsa estéril de polivinilo transparente ha salvado la vida de un sinnúmero de pacientes que han sufrido patologías infecciosas o traumáticas en el área abdominal, principalmente.

Fue en 1984 cuando este joven residente de segundo año de cirugía en el Hospital San Juan de Dios de Bogotá tuvo la idea de utilizar algo parecido a la sonda vesical para controlar la infección y descomprimir la cavidad abdominal de algunos de sus pacientes. Por eso todavía le sorprende que pese a los avances de la cirugía mínimamente invasiva y a la expansión de la robótica durante las últimas décadas haya hospitales en Irlanda, Londres, Estados Unidos o en cualquier otra latitud que siguen utilizando su bolsa para la recuperación de los pacientes más complicados.


“El médico debe estar dispuesto a vivir intensa y apasionadamente su ejercicio profesional, con todas las dudas, angustias y frustraciones, pero también con la inmensidad de las satisfacciones que se encuentran en el camino.


Convencido de que la medicina es una vocación que se apoya en el ingenio, ha sido maestro y modelo a seguir de varias generaciones de cirujanos en el país. Afirma que ser médico es, en esencia, SER; es tener un don especial y la aptitud necesaria, sin la cual nunca se podría ser un buen médico.

“El médico debe estar dispuesto a vivir intensa y apasionadamente su ejercicio profesional, con todas las dudas, angustias y frustraciones, pero también con la inmensidad de las satisfacciones que se encuentran en el camino. Seguramente no exista una pared en la profesión, pues siempre hay cambios tanto en los enfermos, como en las mismas enfermedades y en los avances contantes, por lo cual el ejercicio representa un desafío permanente y para llevarlo a cabo, se debe tener ese don, esa inclinación genuina, con el fin de cumplir el compromiso frente a quienes nos necesitan”, comenta.

Es un hombre amable, disciplinado, sosegado y muy generoso a la hora de compartir todo lo que sabe. Tal vez ese afán de indagar acerca de los misterios del mundo dentro de su mente perfeccionista le llevaron a inclinarse por la medicina, ciencia que busca afanosamente el conocimiento permanente mediante el método científico.

Con respecto a la posibilidad de que la inteligencia artificial logre desplazar a los cirujanos, el profesor Borráez comenta que los avances tecnológicos han permitido una mayor precisión en las intervenciones con menores riesgos y una mejor visión de las acciones pero estos dispositivos aún requieren de la inteligencia humana para su manejo. “Sin duda, cada día la inteligencia artificial simula mejor a la inteligencia humana para alcanzar una mayor precisión en algunas áreas, pero se necesita la mente de los médicos para inventar y desarrollar esas máquinas programadas. Muchos de estos robots y dispositivos impulsados por la inteligencia artificial disminuirán los costos al reemplazar algunas de las funciones que cumple el ser humano humano en general y el médico en particular, pero la habilidad manual de los humanos seguirá siendo indispensable tanto para el manejo de los pacientes como de las máquinas además, no se puede olvidar que el humanismo, parte esencial de la medicina, solo puede ser proporcionado por el profesional de carne y hueso”, explica.

Volver a pensar la formación profesional para que sea integral

Dice que nació en un pueblo chiquito y bonito, ubicado a hora y media de Bogotá, llamado Cachipay. Es hijo de campesinos que le enseñaron a trabajar honradamente y a encarnar valores como la solidaridad, el respeto y el servicio al prójimo.

Por esa formación que recibió en el hogar ordena las virtudes y características que debe poseer el médico en: honestidad, ayuda, comprensión, humildad, nobleza y buena educación.

“Es muy importante que el médico sea un humanista por excelencia y que actúe con humanismo frente al paciente que lo busca para que le resuelva o alivie el dolor y la enfermedad”, señala.

Asegura que el servicio a la comunidad y a la sociedad debe estar por encima de cualquier otra consideración, lo que implica, agrega, una formación intelectual, autónoma y permanente que le permita al médico decidir la conducta que más beneficie a los pacientes, sin que pueda ser coaccionado o limitado por los avances tecnológicos que puedan sobrevenir, ya que el manejo dependerá de la inteligencia y capacidad del profesional cualquiera sea el área en que se desempeñe.

Estudió la primaria en una institución pública de su pueblo natal. De ahí pasó al Colegio Departamental de La Mesa (Cundinamarca), y se graduó como el mejor bachiller del Liceo de Colombia, en Bogotá.

Trató de disuadir a su hijo de que estudiara medicina llevándolo a los turnos nocturnos más pesados que alguien pudiera imaginar, pero se dio cuenta de lo cierta que resulta la frase: “lo que se hereda no se hurta”. Ahora reconoce que una de sus mayores alegrías es compartir con su hijo, también cirujano, el mismo quirófano.

Inquieto pero excelente estudiante, el doctor Borráez (padre) hace parte de los profesionales que convierten los retos en ideas brillantes. De hecho lamenta que en Colombia el médico general haya perdido la capacidad de resolución frente a la variedad de patologías que debería poder resolver. Ve como un obstáculo que las facultades de medicina cada día tengan menos competencias teóricas y prácticas para preparar a los egresados de forma óptima. “Además, la falta de compromiso y de convenios entre las universidades y las instituciones prestadoras de salud ha deteriorado la formación integral de los profesionales, haciendo que se conviertan en simple remitidores de pacientes a médicos especialistas. Es imperioso que haya modificaciones curriculares que le permitan al médico general adquirir mejores competencias para que sean más resolutivos. Esto debe ir acompañado de la supervisión y el compromiso de los profesionales encargados de la formación médica”, afirma.

Hay que dignificar la profesión y hacer más medicina preventiva

Otra de sus críticas está en la proliferación de facultades de medicina, muchas de las cuales no cuentan con suficientes campos de práctica ni vinculan a los profesionales que son docentes como deberían y tampoco les pagan lo justo por el gran esfuerzo que implica la docencia.

“Es necesario que el profesional que va a realizar su actividad en áreas alejadas de las grandes ciudades esté mejor capacitado para que sea altamente resolutivo. Eso se consigue adecuando más campos de práctica con nivel de excelencia y con especializaciones que doten al médico de las competencias que le garanticen a la población una atención profesional adecuada, sin que los pacientes tengan que desplazarse a las ciudades por patologías que se deberían solucionar en las regiones. Los grandes centro de excelencia se requieren para atender solo las patologías de un nivel de complejidad superior tanto para su estudio y diagnóstico, como para su manejo“, manifiesta.

Insiste en que los estudiantes de medicina, además de conocimientos, adquieran una formación dirigida por principios éticos y morales. Y resalta que desde la antigüedad la medicina ha considerado por siempre el “Primum non nocere” (primero no hacer daño), que se sintetiza en los principios hipocráticos.

Lo anterior nos conduce al concepto de profesionalismo, cuyas bases están en actuar con excelencia (conocimientos y habilidades), con responsabilidad, con respeto hacia el paciente, así como humanismo, compasión u con la empatía necesaria para cultivar la relación médico paciente mediante la comunicación clara y sincera. En resumen, el médico de ahora y siempre debe ser íntegro en todos los aspectos. No debe olvidarse que nuestra profesión está dirigida al servicio de los demás”, puntualiza.

Para finalizar, si la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera a la salud como un completo estado de bienestar físico, mental y social, que le permite a la persona tener una adecuada calidad de vida, la enfermedad, entonces es toda alteración en cualquiera de los aspectos mencionados. De ahí que el profesor Borráez esté convencido de que la medicina debería orientarse a la prevención y a la promoción de la salud.

“Sería más saludable y razonable dirigir el sistema de salud a prevenir, teniendo en cuenta que nuestro sistema de salud es más curativo y no hace énfasis en la atención primaria, es decir, en la medicina preventiva”, concluye.

marzo 24, 2022

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Comité Editorial

Director
Dr. Stevenson Marulanda Plata

Editora
Maricielo Acero Rodríguez

Asesores Médicos
Dr. Jorge Diego Acosta Correa
Dra. Ivonne Díaz Yamal
Dr. Oswaldo Alfonso Borraez
Dr. Samuel Barbosa

Contacto comercial
Mary Stella Ardila Guzmán

NOSOTROS

Epicrisis es el órgano oficial de comunicación del Colegio Médico Colombiano. La opinión y conceptos personales expresados en los artículos firmados por un tercero no reflejan la posición de Epicrisis o el Colegio Médico Colombiano.

PBX: (+571) 746 3489 – Celular:(+57) 314 566 2174 – (+57) 323 232 4543 – (+57) 323 232 7752 – (+57) 314 566 2198Email : pqrs@colegiomedicocolombiano.org
Dirección: Carrera 7 # 69 – 17 – Bogotá, Colombia