En psiquiatría decimos que el discurso florido puede ser un síntoma… En el área social se dice… “hablan y más nada”. O … “mucho tin-tin y cero paletas.
Por Carlos Pol Bravo – Psiquiatra – Master en Sexología – Director para Latinoamerica de www.psiquiatria.com
Y en lo técnico, en lo humanístico, que necesita con urgencia soluciones, acciones, actuaciones inmediatas… ¿cómo se le dice? ¿Cómo se le llama al decir, oír, impactar, aplaudir? ¿Dejar la inquietud…? ¿Y luego? ¿El silencio? ¿El vacío…?
En la milenaria Roma Clásica, en los juegos circenses, los pretores, cónsules y demás actores de esa historia, estaban en el más cómodo y seguro espacio del Coliseo. Observaban, comentaban, discutían, a su manera porcentualizaban los juegos y acontecimientos en ellos producidos. Abajo, en la arena, los gladiadores y las fieras.
“¡Morituri te salutant!” decían a los que sobrevivían, mientras eran más cuantos morían. Pero los vítores, los laureles para los supervivientes –lo mínimos– florecían.
Qué pobre florecimiento, ante tanta absurda tragedia. Qué triste el llorar a pocos y alabar a muchos…
Pero eso era en Roma, hace más de 20 siglos…
Porqué ahora, a través de otros medios, que se dicen más civilizados, actuamos de forma parecida. Se enfoca o escoge un problema. Se habla, se hacen programas, críticas o alabanzas, se llega a la gente, se le impresiona, se le impregna, ¿y luego…? ¿Qué viene luego de tantos programas, discursos, conferencias y charlas? ¡Se queda en algo bonito, genial! Emotivo, que impacta. ¡Qué pena…y se acabó! Y… Nada.
Pues no. Y mil veces no. Los temas humanísticos, de alta sensibilidad social, deben, una vez tratados, tener un seguimiento, una constante, una acción.
Los comparo simplemente con nuestra profesión, nuestro cotidiano, nuestra ilusión:
Ingreso, estudio, diagnóstico, tratamiento y seguimiento, para un alta satisfactoria tras todo ello.
Entonces, y basándonos en este clásico ejemplo, no podemos perder ese Norte para nuestra propia necesidad y razonamiento.
Podríamos tener esa filosofía laconiana en estos momentos; y actuar en consecuencia: consilium fecerunt, accipere actiones, o sea, “tomada la decisión, tomar la acción”. Puede ser duro, pero necesario. Quedarán muchos en el camino, con sus ilusiones, pero llegarán otros que nos sacarán de errores.
¡Sin ánimo poético, deben quedar los mejores!
En nuestra área, la Salud, entre nuestra gente, los sanitarios, más que en ninguna otra, tomemos autocrítica de todo esto, seamos prácticos, no retóricos.
Necesitamos vivir, y ayudar a vivir, es nuestro sino, nuestro momento, más que nunca, desde siglos. Por eso, actuemos. Pongamos inmediatamente en práctica cuanto escuchamos, conocemos, aprendemos, y confirmemos previamente, que es válido, efectivo y bueno.
Concluyendo, al tema que merece atención, a la realidad de posibles soluciones que ayuden a situaciones en que se necesita actuar de forma rápida, excluyendo frontalmente cuanto no es útil, a pesar de buenas voluntades, e incluyendo lo válido en acción-reacción para ayudar y servir, no solo escuchar y criticar o aplaudir…
En los tiempos que vivimos hay mucho en juego, y, pienso, en lo humano, en lo vital. Para nada en lo folclórico ni comercial.
No dejemos para mañana lo de hoy, y menos en estos tiempos.
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