En esta edición me despido de la dirección de Epicrisis y de su página editorial. Haber podido desarrollar un órgano de comunicación que ha tenido tanta aceptación entre el sector, sin duda, ha sido una grata experiencia.
Por Roberto Baquero Haeberlin – Expresidente CMC
El propósito fue abrir un espacio en el que todas las corrientes de pensamiento tuvieran un espacio donde plasmar y dar a conocer sus opiniones, sin censura, con respeto y tratando de rescatar algo que, de verdad, nos hace mucha falta: el reconocimiento de los demás, el respeto por las distintas convicciones.
Epicrisis nació de la necesidad de generar espacios para exponer de forma democrática y tolerante las diferencias. La experiencia me ha enseñado que interactuar con alguien que piensa distinto o de forma completamente opuesta, amplia la perspectiva, abre la mente y conduce a la reflexión, punto que faculta para encontrar puntos de encuentro, para llegar a los citados acuerdos sobre lo fundamental.
Estamos viviendo una situación que da testimonio exactamente de todo lo contrario; cada día es como resistir en medio de un campo de batalla, donde se trata de negar al otro, de avasallarlo de todas las formas posibles. Quizás lo que resulta más indignante como parte del sector salud es la difusión a través de las redes sociales de tantas mentiras y falacias que se riegan como pólvora y lo único que hacen es desinformar y confundir más a la opinión pública.
Hace unos días entregué la presidencia del Colegio Médico Colombiano con la tranquilidad y la satisfacción de un deber cumplido, de haber trabajado por nuestro sector y nuestros colegas para poder mejorar la situación de este grupo de profesionales. A quienes nos mueven las causas gremiales, el bien al prójimo, aceptamos los retos de liderazgo conscientes de que estaremos expuestos a aplausos, pocos, pero mucho más a las críticas y a los juicios demoledores.
Es, precisamente, ese el momento para adoptar la actitud de construir, de ser propositivos, de buscar el bien mayor. Lo traigo a colación porque fue la ruta a seguir para que el Gobierno le delegara al Colegio Médico Colombiano el cumplimiento de las funciones públicas delegadas, para poder aprobar la Ley Estatutaria de la Salud y la Ley de Residencias Médicas, entre otros logros. Para esto el mejor camino es interactuar, mejor aún, sentarse a dialogar con el Gobierno, con los Congresistas y con los demás entes gremiales del sector salud. Dialogar y proponer no es aceptar ni avalar, como han salido a decir algunos, es construir. Lo más fácil para cualquiera que en este tiempo se autodenomine líder tal vez sea oponerse a todas y a cada una de las propuestas que provengan desde el Gobierno, ya que es la estrategia para cosechar réditos políticos, lo que en últimas se contrapone al debe ser de cualquier líder, en nuestra responsabilidad de construir país.
Al Doctor Stevenson Marulanda, ya actual presidente del CMC, mi aprecio y todo mi respeto, además del reconocimiento a su potestad, sin dejar de reiterarle que invariablemente podrá encontrar en mí a alguien que le ayude a seguir haciendo progresar al Colegio, por que es el hogar de todos los médicos del país.
Como lo he dicho en anteriores oportunidades, no es un adiós, seguiré apoyando y profundizando en el análisis de la problemática de nuestros colegas, así como aportando ideas a la construcción de un mejor sistema de salud en nuestro país, con el norte claro de no maleficencia.
En estas últimas líneas quiero agradecer de corazón a todas las personas que me acompañaron y con quienes tuve el placer de compartir en algún escenario a lo largo de estos años. ¡Gracias a todos por los lazos de amistad, es el tesoro que más valoro!
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