Aunque muchas personas consideran que las vacunas son efectivas y seguras, afirman que no se pondrán la nueva vacuna contra el Covid-19. Los estudios de aceptación de la vacuna y la información que circula en las redes sociales dejan ver que el mundo, como en la política, está dividido.
Por Ernesto Martínez Buitrago – MD Internista e Infectólogo
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Existen dos medidas de salud pública que han tenido un extraordinario impacto en la salud de los seres humanos en los dos últimos siglos: el agua potable y la vacunación. De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) las vacunas evitan entre dos a tres millones de muertes al año al proveer protección contra enfermedades como la difteria, sarampión, neumonía, rotavirus, rubeola, tétanos y polio.
Pero pese a conocer los beneficios y estar familiarizados con ellas desde la infancia, a lo largo y ancho del globo terráqueo las dudas sobre las vacunas que recibieron la aprobación para el uso de emergencia contra del Covid-19 son lo suficientemente considerables, al punto que hacer que la mayoría del mundo adquiera la inmunidad por medio de la vacuna parece un gran desafío.
Una encuesta reciente realizada en Colombia concluyó que cerca del 41% de los colombianos no se aplicarían la vacuna, unos por temor a los efectos secundarios y otros porque no creen en la efectividad de las vacunas; según el sondeo del Instituto Francés de Opinión Pública (IFOP) seis de cada diez franceses descartan vacunarse contra el Covid-19, y muchos de los trabajadores de la salud de Estados Unidos, que están en primera fila para recibir la vacuna contra el Covid-19, se están negando a hacerlo.
En ese mismo sentido, hace unas semanas, Nature Medicine publicó los resultados de una encuesta que describe las opiniones de más de 13.000 personas en 19 países.
El 14,2% de los encuestados estuvo total o algo en desacuerdo con la afirmación de que aceptarían una vacuna Covid-19 si estuviera lista para ellos ahora.
El 17,9% estuvo en total o algo en desacuerdo con la afirmación de que aceptarían dicha vacuna si su empleador la recomendara.
Las cifras muestran que, así como sucedió con el uso del tapabocas o las pruebas, hay mucha confusión y la pedagogía para preparar a la población para la aplicación de la vacuna ha sido muy deficiente.
Para el doctor Ernesto Martínez Buitrago, médico internista e infectólogo de la Universidad del Valle, la razón podría estar en que lo nuevo genera incertidumbre, por lo que no es de extrañar que en Colombia y en muchos otros países el escepticismo y la renuencia a la vacuna se conviertan en otro reto para el 2021.
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