Radiografía de un infectólogo sobre la pandemia de Covid-19 en 2021
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Radiografía de un infectólogo sobre la pandemia de Covid-19 en 2021


Carlos Pérez es un reconocido especialista. Evidencia lo que vendrá para la población, el gobierno, el gremio de la salud y los laboratorios en el año que inicia. Detalles de la vacunación. Aciertos y errores de una crisis sanitaria.


Por Carlos Pérez – Médico Infectólogo – Artículo originalmente publicado en www.agenciapi.co

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El camino en este año ha sido duro tortuoso difícil y triste. En esta pandemia todos hemos perdido, unos poco otros mucho y otros la vida. El año se inicia con una nueva era del Covid-19 con muchas lecciones aprendidas y otras por aprender.

Nunca había visto morir tanta gente en 20 años de ejercicio profesional como especialista. Morir además con sed de aire , solos y con miedo. Muchos sin entender qué pasó o porque paso. Muchos más sabiendo el desolador futuro que los esperaría. Entierros solitarios con mucha tristeza y pocas lágrimas. Con pasos lentos, oscuros, sombríos y sin esperanza.


Sin embargo, el mundo vive de una realidad. Morir de Covid-19  es una probabilidad, pero morir de hambre es una certeza. Y salir a buscar la comida nos hizo enfrentar el virus en un inicio con miedo, después con respeto y en algunos casos con indiferencia.


La primera lección es que una enfermedad en donde todos somos vulnerables es asimétrica, porque sus víctimas mortales son los más pobres por Covid-19 o por hambre, siendo una enfermedad que nos impactó a todos por igual, realmente afectó a muchos pudientes pero a muchísimos más pobres.

Otra lección es que no importa el desarrollo económico de un país, sus avances económicos o su desenvolvimiento en los mercados a todos los afecto y la solución más efectiva fue confinarnos como se hizo en los tiempos medievales.

Dr. Carlos Eduardo Pérez, médico infectólogo – Foto: www.agenciapi.co

La arrogancia de la economía no protegió a sus habitantes y todas las grandes economías también sufrieron una debacle por un enemigo invisible. Esta pandemia surgió de la más grande economía del mundo China y el que mayor número de fallecidos tuvo es Estados Unidos. Aprendimos que todos somos vulnerables.

Una enseñanza adicional aprendida es la falta de líderes y liderazgo. El rezago de entidades multilaterales como la Organización Mundial de la Salud, OMS o de muchos gobiernos fue evidente. Líderes erráticos que han llegado al poder no por sus capacidades sino por sus maquinaria o intereses, nos mostraron el error que como sociedad hemos cometido.


Son pocos los ejemplos de líderes fuertes y decididos. Una gran mayoría mujeres, que enfrentaron la pandemia con sensatez y decisión. Y otros líderes como el de Estados Unidos que su soberbia fue un  ejemplo que la arrogancia es señal de pobreza intelectual. Pero lo verdaderamente aterrador no son estos líderes; son sus seguidores que demuestran que la ignorancia es más contagiosa que cualquier virus en el mundo.


Otra lección es la ciencia. Siempre he defendido que sin ciencia no hay futuro, pero cuanto nos falta para entenderlo. A la ciencia se le exige mucho pero se le invierte poco. Los científicos pudieron llegar a una vacuna por su inteligencia y creatividad pero por un gran capital financiero estatal y de empresas privadas con apuestas millonarias  y esplendidos réditos en la mayoría para sus accionistas.

Es decir, que casi que se corresponden los  grandes avances de la ciencia con grandes inversiones y entonces surge la duda ¿con los los países pobres que sucede?, pues tenemos dos alternativas: la primera, ser generadores de conocimiento y he sido testigo de verdaderos héroes de la ciencia colombiana que con mínimo recurso y buscando financiación por todo lado logran investigar y lo hacen en forma valerosa y digna de mostrar al mundo, lamentablemente son pocos estos ejemplos.

La segunda alternativa es la más frecuente, importadores de tecnología, adecuado a la literatura internacional a nuestra realidad y esperando que la solución la hagan otros para luego esperar y pagar por la solución. Ejemplo, la vacuna. No somos productores somos compradores.

Una ciencia que progresa lentamente en el país, y no es por falta de talento humano, acá sobra y de verdad que es brillante. Nos falta decisión como sociedad para apoyarlos, no con sobras de las regalías, es con presupuestos oportunidad y estímulo. Pero sólo promesas y espurias ayudas que son para una foto, nada más.

También es aleccionador el manejo de la información. Las redes sociales, la inmediatez de noticias y la falta de filtros nos hace una sociedad que tiene mucha información pero poca crítica y mínima comprensión.

Acá aparecen los seudócientificos valientes detrás de una pantalla de computador haciendo alardes de conocimientos que no tiene ningún mortal pero cuando se requiere para atender a un paciente en una Unidad de Ciudados Intensivos, UCI,  huyen con desprecio por los que si nos ha tocado.

Estos personajes por que tienen una resonancia en una sociedad que poco educada y que quiere información sin mayor procesamiento. Creo de lo más doloroso que he vivido es haber tenido que soportar cadenas por WhatsApp o mensajes “que opinas, de esto “enviados por médicos”.

En mensajes que decían tantas estupideces que hasta para un lego en la materia no lo creería, pero tristemente es así. ¿En qué quedó  la lectura crítica de los artículos, los estudios clínicos , las revisiones científicas de estos personajes, en las universidades se enseña ahora por Facebook o YouTube?. Realmente me duele en el alma como la ciencia se vuelve para algunos, ver videos.

Por otro lado, estas herramientas de comunicación sirven para acercar conocimiento con grandes revistas universidades ,científicos  y lograr tener acceso a información casi en tiempo real. Igualmente para difundir mensajes y educación veraz es fundamental.

Es obvio que la comunicación real parte de fuentes creíbles y receptores capaces. De lo contrario, fuentes falsas y receptores incapaces se vuelve una cadena de basura con toques de una superflua inteligencia. Esta sería otra  lección muy importante la infodemia es peor que cualquier pandemia.

En este contexto, surge otra pregunta:  ¿Qué debemos aprender?, el respeto por el medio ambiente y la naturaleza. La intromisión en este equilibrio fue el origen de esta pandemia y seguramente de las futuras.

El amor por la ciencia, estimular a los jóvenes científicos y años que desean el camino de construir conocimiento debemos alentarlos y poner todas las herramientas que sean posibles.

Una sociedad que valore a los profesores ( as) y científicos ( as ) y que sean visto como faros de un futuro más justo y ecuánime. Líderes preparados para la prosperidad y las crisis con estudios y disciplina. Con méritos y no maquinarias. Con propuestas y no con maquillaje. Con certezas y no con promesas. Para que tengamos opciones de elegir gente competente y no escoger entre los incapaces.

Y es que seguramente no habrá igualdad social pero en la salud debe haber accesibilidad para todos. Lo más factible es que no habrá igualdad en la riqueza pero si oportunidades para mitigar la pobreza. Es evidente que en el futuro inmediato no habrá igualdad en el poder, pero si tener posibilidad de elegir a los más capaces.


Después de una gran debacle viene una recuperación y un nuevo futuro. Ojalá seamos una sociedad menos arrogante más solidaria más justa y más educada. Eso habrá hecho que tenga sentido el sacrificio de aquellas personas que partieron prematuramente.


La vacuna es y será la solución para la pandemia. Haber desarrollado una vacuna en menos de un año es un hecho increíble. Para nosotros es una esperanza y para el mundo es un futuro.

Su aplicación debe ser voluntaria y cada uno debe decidir, lo indispensable es que sea accesible para todos. El país requiere vacunación masiva y para todos, el hecho que otros países hubiesen logrado más rápida la vacunación depende de ser productores del biologico o porque colaboraron económicamente con el desarrollo o economías fuertes.  Es de todas formas una muestra más de desigualdad.

Hay países que han asegurado más vacunas de las que requieren y otros países como Colombia buscamos como colcha de retazos tener vacuna para la mayoría.
Las vacunas que han desarrollado son seguras y efectivas no necesariamente son inocuas. Esto significa que debemos vacunar sin miedos y hacerlo masivamente y si eventualmente hay efectos estar preparados para manejarlos.

El único efecto adverso de una vacuna es que no funcione y dependerá que la mayoría nos vacúnemos para lograr la inmunidad efectiva. Antes de la pandemia, Colombia producía algunas vacunas y deberíamos volver a ser productores. Invertir en salud tal vez no de réditos políticos pero sí resultados útiles para la población.

Comienza el año de la vacunación, ojalá con orden, acceso, oportunidad y masivamente. Hoy con más de 1.6 millones de contagiados y una cifra que se acerca a los 44.000 muertos, en Colombia, gobierno, médicos, empresarios y población debemos comenzar el camino de la recuperación, de una pandemia que nos dejó muchas lecciones y que cambió el curso de la historia.

enero 4, 2021

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