Día Mundial de la Seguridad del Paciente
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Día Mundial de la Seguridad del Paciente


La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dedicado el Día Mundial de la Seguridad del Paciente 2025 al lema “nacer bien y crecer seguros”.


Introducción

Para los centros de fertilidad, este objetivo encaja de manera perfecta: no basta con lograr una prueba de embarazo positiva, sino garantizar desenlaces seguros y saludables para madres, recién nacidos y familias en el largo plazo. Tal como lo ha subrayado David Sable, los verdaderos indicadores de valor en fertilidad deben centrarse en el tiempo, el costo y la mínima disrupción de vida necesarios para lograr un nacimiento saludable (time to baby, dollar to baby, life disruption to baby) (Sable, 2019).


“Nacer bien y crecer seguros: el compromiso de las clínicas de fertilidad con una cultura altamente confiable”. Tomás Romero Cohen M.D. Anestesiólogo. EUGIN COLOMBIA tromero@eugin.com.co / tomasromerocohen@gmail.com


Este enfoque requiere integrar las Metas Internacionales de Seguridad del Paciente (IPSGs), los principios de las Organizaciones Altamente Confiables (HROs) y la participación activa de pacientes y parejas. Solo así es posible avanzar hacia una cultura justa que aprenda de los errores, fomente la transparencia y garantice una propuesta de valor sostenible en fertilidad.

De las metas internacionales a la cultura altamente confiable

La Joint Commission ha definido seis metas internacionales de seguridad aplicables en todos los contextos de atención (Joint Commission International [JCI], 2021):

  1. Identificar correctamente a pacientes y muestras biológicas.
  2. Mejorar la comunicación efectiva.
  3. Garantizar la seguridad de medicamentos de alto riesgo.
  4. Aplicar prácticas de cirugía y procedimientos seguros.
  5. Reducir el riesgo de infecciones asociadas al cuidado de la salud.
  6. Prevenir el daño asociado a caídas y traslados.

En fertilidad, estas metas adquieren un valor singular. La identificación inequívoca de óvulos, espermatozoides y embriones es tan vital como la identificación de las pacientes. La introducción de tecnologías como RI Witness puede reforzar la seguridad, siempre que se acompañe de procesos robustos, dobles chequeos y comunicación estructurada bajo estándares como SBAR: situation, background, assessment, recommendation (Haig, Sutton, & Whittington, 2006).

Sin embargo, cumplir metas no basta: se requiere construir una cultura de alta confiabilidad. Weick y Sutcliffe (2015) han descrito cinco principios esenciales que deben permear cada área en un centro de fertilidad:

  • Preocupación por las fallas: identificar y aprender de incidentes en quirófanos y laboratorios.
  • Sensibilidad a las operaciones: escuchar al personal de primera línea y mapear procesos en tiempo real.
  • Renuencia a simplificar: entender la complejidad única de cada ciclo reproductivo.
  • Compromiso con la resiliencia: entrenar equipos para responder a emergencias, por ejemplo el síndrome de hiperestimulación ovárica.
  • Deferencia a la experticia: empoderar a ginecólogos, anestesiólogos, embriólogos, enfermería y pacientes en la toma de decisiones críticas.

Seguridad en áreas críticas

La seguridad debe garantizarse en cada etapa de la atención:

  • Laboratorio de embriología: identificación inequívoca y trazabilidad de gametos y embriones, accesible a auditorías.
  • Transiciones críticas: quirófano ↔ laboratorio con doble verificación, semejante a la práctica en transfusiones.
  • Medicamentos de alto riesgo: opioides, propofol, benzodiacepinas, lidocaína y fármacos vasoactivos requieren protocolos específicos de almacenamiento, rotulación y respuesta a emergencias; además de prevenir errores LASA (look- alike, sound-alike).
  • Listas de verificación: adaptadas a procedimientos de fertilidad, desde aspiración folicular hasta transferencia embrionaria, siguiendo la filosofía de la Surgical Safety Checklist de Gawande et al. (2009).
  • Control de infecciones: lavado de manos, esterilización rigurosa y uso racional de antibióticos sólo cuando la evidencia lo justifica (Epp & Worthington, 2019).

Factores de riesgo y criterios clínicos

No todas las pacientes presentan el mismo perfil de riesgo. Algunos factores críticos incluyen:

  • Maternos/paternos: obesidad, hipertensión, enfermedades hematológicas, cardiovasculares, pulmonares o endocrinas, edad paterna, consumo de sustancias psicoactivas.
  • Antropométricos: desproporción entre talla de donantes y portadoras gestacionales, que puede aumentar el riesgo de macrosomía fetal, así como las complicaciones obstétricas (Stulp et al., 2011).
  • Gestación subrogada: evidencia reciente confirma mayor morbilidad materna grave (≈7.8%) frente a embarazos naturales (≈2.3%) y por FIV (≈4.3%), con riesgos de hemorragia posparto, preeclampsia y sepsis (Hadjigeorgiou et al., 2025; Chambers et al., 2021).

Tecnología e inteligencia artificial: aliadas con cautela

En los últimos años, la inteligencia artificial (IA) ha transformado la práctica de la medicina reproductiva. Algoritmos aplicados al time-lapse imaging y la selección embrionaria prometen estandarizar evaluaciones, reducir sesgos humanos y optimizar tasas de éxito (Khosravi et al., 2019). Sin embargo, su aplicación trae riesgos importantes:

  • Datos limitados o sesgados: pueden generar predicciones poco fiables si los algoritmos no se entrenan en poblaciones diversas.
  • Riesgo de sobredependencia: la IA nunca debe reemplazar el juicio clínico, sino complementarlo.
  • Necesidad de transparencia: pacientes y parejas deben ser informados sobre cómo estas tecnologías influyen en sus tratamientos.
  • Validación y auditoría: los sistemas deben ser revisados periódicamente para garantizar precisión y seguridad.

Bajo la filosofía de las HROs, la IA debe gestionarse con sensibilidad a las operaciones y deferencia a la experticia: ni el algoritmo ni el profesional deben actuar solos, sino en sinergia, con protocolos claros y cultura de seguridad compartida.

Hacia una cultura justa y de valor

Una cultura justa transforma el error en oportunidad de aprendizaje, no en castigo. En fertilidad, esto implica:

  • Promover el reporte abierto de incidentes en quirófanos y laboratorios.
  • Involucrar a pacientes y parejas como aliados activos en la verificación y toma de decisiones.
  • Garantizar transparencia en resultados y comunicación honesta ante desviaciones.

Así, la seguridad se convierte en un compromiso compartido que construye confianza y aporta verdadero valor.

Métricas de seguimiento

Para asegurar la mejora continua, los centros deben monitorear indicadores estructurados:

  • Incidentes en identificación de muestras.
  • Tiempos de respuesta ante resultados críticos de laboratorio.
  • Cumplimiento de listas de chequeo en procedimientos.
  • Eventos clínicos: síndrome de hiperestimulación, hemorragias, infecciones, morbilidad materna y neonatal.
  • Indicadores de valor: time to baby, dollar to baby, life disruption to baby.

Conclusión

El Día Mundial de la Seguridad del Paciente 2025 nos recuerda que nacer bien y crecer seguros exige ir más allá del éxito biológico. La seguridad en fertilidad significa conjugar estándares internacionales, principios de alta confiabilidad, tecnologías con cautela y participación activa de pacientes y parejas.

Construir una cultura justa y altamente confiable en los centros de fertilidad no es solo una obligación ética: es la verdadera propuesta de valor para quienes confían en nosotros el inicio de una vida.

Referencias

  • Chambers, G. M., Hoang, V. P., Sullivan, E. A., & Chapman, M. G. (2021). The health risks of surrogate pregnancies: A systematic review. Human Reproduction Update, 27(2), 356–369. https://doi.org/10.1093/humupd/dmaa045
  • Epp, A., & Worthington, C. (2019). Antibiotic prophylaxis for gynecologic procedures. Journal of Obstetrics and Gynaecology Canada, 41(2), 229–236. https://doi.org/10.1016/j.jogc.2018.09.011
  • Gawande, A. A., et al. (2009). A surgical safety checklist to reduce morbidity and mortality in a global population. New England Journal of Medicine, 360(5), 491– 499. https://doi.org/10.1056/NEJMsa0810119
  • Hadjigeorgiou, E., et al. (2025). Maternal morbidity in surrogate pregnancies: Evidence from population-based registries. BMJ, 386, q2100. https://doi.org/10.1136/bmj.q2100
  • Haig, K. M., Sutton, S., & Whittington, J. (2006). SBAR: A shared mental model for improving communication between clinicians. Joint Commission Journal on Quality and Patient Safety, 32(3), 167–175. https://doi.org/10.1016/S1553- 7250(06)32022-3
  • JCI. (2021). International patient safety goals. Joint Commission International. https://www.jointcommissioninternational.org/
  • Khosravi, P., et al. (2019). Deep learning enables robust assessment and selection of human blastocysts after in vitro fertilization. npj Digital Medicine, 2, 21. https://doi.org/10.1038/s41746-019-0096-y
  • Sable, D. (2019). Time to baby, dollar to baby, life disruption to baby: Measuring value in fertility care. Journal of Assisted Reproduction and Genetics, 36(10), 2019– 2023. https://doi.org/10.1007/s10815-019-01593-7
  • Stulp, G., Verhulst, S., Pollet, T. V., Nettle, D., & Buunk, A. P. (2011). Parental height differences predict emergency caesarean sections. Journal of Obstetrics and Gynaecology, 118(6), 1477–1482. https://doi.org/10.1111/j.1471- 0528.2011.03020.x
  • Weick, K. E., & Sutcliffe, K. M. (2015). Managing the unexpected: Sustained performance in a complex world (3rd ed.). Wiley.

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septiembre 17, 2025

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