La crisis actual de salud mental nos confronta con la necesidad de asumir este tema de manera temprana y efectiva en la atención primaria, para evitar las complicaciones y riesgos asociados a sus consecuencias en nuestras comunidades.
Por Dra. Lucia del Pilar Rivera – Psiquiatra de la Universidad El Bosque – Docente programa Especialización de Medicina Familiar Universidad El Bosque
Desde esta perspectiva, el enfoque sistémico que trabaja la Medicina Familiar facilita la generación de conversaciones integradoras, en la medida en que aborda la salud desde la complejidad, no como una serie de compartimientos aislados, como dimensiones interrelacionadas y evolutivas, en las que se puede actuar en forma puntual o múltiple, para generar cambios progresivos en los sistemas involucrados.
En este sentido, se analizan los contextos en los que está inmerso el individuo, y los diferentes flujos de información entre los mismos, para entender cómo se promueven cambios biológicos, sicológicos, conductuales, relacionales o culturales que favorezcan el bienestar integral en la persona y los sistemas a los que pertenece en un momento dado.
Entender el concepto de complejidad dinámica a este nivel, sirve para superar los obstáculos de la visión segmentaria de la salud, permitiendo que se integren todos estos elementos en una misma conversación y que el abordaje sea transdisciplinario y flexible, de acuerdo a las posibilidades del medio y las necesidades del paciente.
Así, cada elemento se percibe en relación con los otros, no como un ente aislado perteneciente a determinada profesión, programa o institución, sino como un punto de vista que se asume de acuerdo con la circunstancia específica de observación y que puede variar de acuerdo a la necesidad, posibilidad u objetivos a lograr.
Esto permite, no solo el reconocimiento temprano de riesgos, sino también la movilización de recursos internos y externos de apoyo, centrando el trabajo en la búsqueda de soluciones y en la conformación de equipos terapéuticos que incluyan a los mismos pacientes, familias, comunidades, escuelas y personal de salud y de todas las áreas que sean necesarias.
Adicionalmente, al ir más allá del enfoque individual de “patología mental”, se supera la estigmatización que puede generar un diagnóstico aislado, y se convoca un acercamiento de inclusión y valoración colectiva sistémica, tanto del problema, como de las estrategias de solución.
Deja un comentario