Los efectos del acoso laboral en el sector de la salud
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Los efectos del acoso laboral en el sector de la salud


En un esfuerzo colaborativo entre la ingeniera biomédica Andrea Gutiérrez y la psicóloga Samanda Rico, se dio a conocer una monografía de investigación acerca del problema acuciante del acoso laboral en el sector de la salud.


Como profesionales que han recorrido los ámbitos de las instituciones de prestación de servicios de salud, las investigadoras reconocieron la creciente prevalencia del maltrato y acoso laboral, no solo en Colombia sino en todo el mundo, con un mayor impacto perjudicial dentro del ámbito de la salud. Desde Europa hasta Sudamérica, los efectos insidiosos del acoso permean varias facetas del panorama de la atención médica, abarcando la discriminación de género, las jerarquías laborales e incluso casos de acoso sexual.

Andrea Gutiérrez, biomédica

La revisión sistemática, que empezó en el año 2023 y se publicó a mediados del 2024, mostró la naturaleza generalizada del acoso laboral, arrojando luz sobre sus repercusiones multifacéticas en las personas que trabajan en el sector de la salud. Estadísticas de fuentes confiables como la Organización Mundial de la Salud (OMS) subrayan la prevalencia de la violencia y el trauma psicológico en el lugar de trabajo, la investigación destacó las tasas de incidencia inquietantemente altas en diferentes regiones.

“La OMS estima que por lo menos el 22. 8 por ciento de los trabajadores en todo el mundo ha sufrido al menos una modalidad de violencia y acoso en el trabajo durante su vida, y que el 15 por ciento de los trabajadores ha experimentado alguna vez trauma psicológico; en Europa, particularmente en España, se estima que por lo menos 800.000 personas han tenido violencia psicológica en el trabajo. En Dinamarca se estima que hay una incidencia casi del 3.5 por ciento y en Suramérica las cifras son aún más altas; en Santiago de Chile por lo menos el 79 por ciento de los trabajadores de centros de salud primario reportaron violencia psicológica; en Ecuador y Bolivia se estima que va de un 69 a un 72 por ciento, y en Colombia, en la categoría de residentes, cerca de la mitad ha sufrido algún tipo de acoso y no solo solamente acoso laboral sino que un 16 por ciento de las mujeres ha experimentado acoso sexual”, afirma la ingeniera Gutiérrez.

Al formular una pregunta de investigación centrada en los efectos del acoso laboral en el personal de los servicios de salud en Colombia, el estudio de tipo documental se enfocó en los objetivos de diseccionar los factores subyacentes que contribuyen a este problema generalizado, categorizar las consecuencias del acoso laboral en el desempeño laboral y la calidad de la atención en el sector salud en Colombia y evidenciar las estrategias o intervenciones que se han llevado a cabo en las instituciones para reducir los efectos del acoso laboral.

A través de una meticulosa recopilación de datos y análisis de 31 artículos de revisión, la investigación culminó en la categorización de los efectos en dos dominios generales: desempeño laboral y salud física y mental. En particular, los trabajadores de la salud de primera línea, como enfermeras, residentes y profesores, constituyen los grupos más vulnerables, al tener que lidiar todos los días con sobrecarga de trabajo, estrés, angustia, el síndrome de fatiga crónica (burnout) y hasta ideas suicidas.

“Nuestro estudio también develó una realidad desgarradora en la que los efectos adversos del acoso trascienden el ámbito individual y terminan por afectar la calidad de la atención al paciente. El estrés laboral crónico, la ansiedad, la depresión y otras implicaciones para la salud mental no solo ponen en peligro el bienestar de los trabajadores de la salud, sino que también disminuye la eficacia de los servicios de salud que estos trabajadores prestan a los pacientes.

En consecuencia, los hallazgos de nuestro estudio subrayan la necesidad urgente de intervenciones y estrategias integrales para mitigar el impacto nocivo del acoso laboral tanto en los profesionales de la salud como en los pacientes bajo su cuidado. Otros investigadores también advierten que el mobbing crece cada día y sus efectos a nivel físico y psicológico están produciendo situaciones adversas en diversos contextos, por lo que urge establecer acciones que mitiguen sus secuelas.

Las consecuencias del bulling abarca todas las esferas, no solo la personal de la víctima, puesto que afecta a su propia salud, su entorno, a los pacientes y familias, y a la organización sanitaria”, agrega la investigadora Gutiérrez.

A pesar de la escasa evidencia sobre estrategias efectivas para combatir el acoso laboral, la monografía hace énfasis en la premura de promulgar políticas que salvaguarden la salud mental y el bienestar de los trabajadores de la salud.

Entre ellas se encuentran las propuestas para desarrollar sistemas integrales de gestión para abordar las condiciones psicosociales, marcos legales que se ajusten a la realidad y que se puedan hacer cumplir, así como una mayor inversión en mecanismos de prevención como posibles vías para abordar este problema generalizado, lo cual debe incluir un mecanismo de protección de los testigos.

“La violencia es un problema cultural. Muchas veces los propios médicos o los especialistas se encargan de perpetuar este ciclo de violencia. En una sociedad patriarcal y machista como la nuestra, suele normalizarse este tipo de conductas abusivas y represivas, agravado por el rol que juega el médico en la sociedad como figura de poder y autoridad” comenta la ingeniera.

Como conclusión, es necesario hacer un llamado claro a fomentar la cultura del respeto, la equidad y el apoyo dentro de las organizaciones de atención médica para que poco a poco se produzca un cambio de paradigma hacia un entorno de trabajo más saludable e inclusivo.

A medida que el debate y análisis sobre el acoso laboral en el sector de la salud gana impulso, este estudio expone las reformas urgentes necesarias para combatir este flagelo que desde hace años está enfermando a toda una sociedad.

“Desde la Asociación de Internos y Residentes, ANIR, con la doctora Cindy Rodríguez a la cabeza, se empezaron a hacer los acercamientos con los Ministerios de Educación y de Salud, con las facultades de medicina y con otras agremiaciones de profesionales de la salud para amplificar las voces de los marginados y comenzar a generar acciones colectivas que transformen el clima hostil de la atención médica en un panorama más humano y acogedor”, concluye la ingeniera Gutiérrez.

Figura 1 Efectos con citas – Atlas ti

Elaboración propia de las investigadoras
agosto 27, 2024

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