La pandemia representó múltiples adversidades en diversos sectores y profesiones, dado que fue necesario reinventar muchos procesos y métodos para llevar a cabo actividades esenciales.
Por Doctor Manuel Latorre Quintana, MD – Esp. Médico de la unidad de investigación y educación médica–Gencell Pharma
Incuestionablemente, los profesionales de la salud tuvieron que responder de diversas maneras a estos momentos de crisis, centrando sus esfuerzos en la creación de ideas y proyectos para satisfacer las múltiples demandas de los pacientes; siendo llamativo cómo en un momento tan crítico, se facilitó la colaboración entre distintas profesiones en torno a un problema central, lo que permitió a los profesionales de la salud trabajar y proponer iniciativas científicas basadas en su experiencia, pericia y vivencias.
La pandemia fue el escenario que realmente permitió comprender y experimentar el concepto de la multidisciplinariedad. En este contexto, los médicos desempeñaron un papel fundamental en el sistema de atención de la salud y contribuyeron a trazar el camino para la realización de proyectos de investigación que abordaron numerosos desafíos y adversidades; indiscutiblemente, la experiencia de los clínicos y las habilidades de los investigadores fueron los factores que generaron respuestas a la gran cantidad de incertidumbre que existía en torno a la atención y el control del virus.
En esos momentos, nos brindamos la oportunidad de reflexionar sobre la relevancia y el papel de los médicos en los escenarios de desarrollo tecnológico, la investigación básica y los proyectos de innovación. Concebimos que los médicos deben colaborar estrechamente con ingenieros, biólogos, antropólogos y otras profesiones con la meta común de mejorar las condiciones de salud de nuestra población.
La idea de que los profesionales de la medicina puedan desempeñar un rol fuera del hospital ha sido ampliamente debatida en diversos escenarios, enfocando todos los esfuerzos hacia el médico de atención primaria y la medicina comunitaria, en respuesta a la necesidad del país de expandir la cobertura del sistema en las zonas rurales y de más difícil acceso.
Pero, ¿se ha trabajado con la misma tenacidad en posicionar al médico en los laboratorios de electrónica, biología molecular y centros investigación?, ¿existe una ruta clara en los programas de medicina del país que facilite la formación de competencias y habilidades para el desarrollo profesional en los campos de ciencia, tecnología e innovación?
Cuando se piensa en el perfil de un médico en investigación, se deben considerar las múltiples posibilidades y la amplia gama de opciones que existen hoy en día, desde la investigación epidemiológica, la ciencia de datos, las ciencias básicas, la investigación cualitativa, los desarrollos tecnológicos, la investigación traslacional, entre otras.
Cuando se contempla la idea de ser médico investigador, existe un desconocimiento absoluto y en ocasiones, un rechazo por parte de sus docentes, compañeros y familiares, al no considerarse la idea de un desarrollo profesional alejado del paciente. En mi experiencia, como médico, decidí desde mi pregrado que mi perfil profesional estaba en la investigación, por lo que tuve que dedicar todo mi tiempo libre a participar en iniciativas, proyectos y propuestas, con el fin de desarrollar las habilidades y competencias que consideré importantes para mi desarrollo profesional.
Conté con tutores y docentes que orientaron mi proceso y favorecieron mi participación en múltiples espacios académicos que me permitieron entender el gran potencial que tiene un galeno en la investigación. Sin embargo, también encontré una gran oposición por parte de aquellos docentes y residentes que no lograban comprender que el médico está destinado a ayudar a los pacientes desde diversas áreas, algunas de las cuales están alejadas de las salas de urgencias o las habitaciones de hospitalización.
Un punto fundamental en la formación de todo médico es el internado, en el cual puede poner en práctica todos los conceptos aprendidos y definir sus gustos y pasiones dentro de la variedad de conocimientos relacionados con la práctica clínica. Para mí, también fue un momento trascendental, ya que pude evidenciar que mis docentes de internado realizaban investigaciones en sus tiempos libres, respaldados siempre por un equipo de prestigiosos científicos dispuestos a combinar sus conocimientos en estadística, metodología, ingeniería e innovación.
Recuerdo con gran alegría aquellos días de internado, pues mi jornada estaba dividida entre mis actividades asistenciales, rondas, revisiones de temas y discusiones de casos, y el trabajo voluntario con ingenieros dedicados a la investigación biomédica. Logré aprender en tan solo tres meses nuevos conceptos y conocimientos en temas que un estudiante de medicina tradicional no suele aprender.
Esta experiencia me permitió posteriormente ser aceptado en una pasantía académica y guiada, en la cual logré participar en múltiples iniciativas, dedicando mi tiempo exclusivamente a la investigación y trabajando con un equipo multidisciplinario dispuesto a transmitir todos sus conocimientos.
Comprendí que, para hacer investigación, no solo se requieren conceptos del método, también se deben tener claros conceptos de administración, habilidades de redacción y comunicación, nociones de diseño, conocimientos en bioética y ética de la investigación, destrezas para el manejo de diferentes software y programas informáticos, entre otros retos académicos que facilitan el desarrollo de las propuestas.
El escenario de un médico como joven investigador u otras opciones laborales en las que el profesional se dedica exclusivamente a desarrollar ideas y proyectos, son una oportunidad única y trascendental para aquellos que deseamos dedicarnos exclusivamente a aportar a la ciencia.
Finalmente, los médicos que hacemos investigación entendemos que el proceso académico de un investigador no se limita a comprender, analizar y aplicar conceptos de guías de manejo y protocolos de atención. Resulta ser un escenario en el que debemos buscar y observar con minucia el vacío del conocimiento, las fallas en el proceso, las complicaciones de los procedimientos y las necesidades que tienen los pacientes para ofrecer una respuesta, una alternativa o solución.
Este escrito está dirigido a todos los estudiantes y médicos que tienen la pasión, la motivación y el deseo de formarse como investigadores en un camino que no es tan claro y fácil de transitar, dado que está rodeado de incertidumbres y miedos. Estoy convencido de la necesidad urgente de médicos educados para hacer ciencia, líderes de grandes iniciativas y desarrollos que favorezcan la transformación de la medicina.
En ese futuro cercano se necesitarán galenos capaces de salirse de su zona de confort, capacitados en tópicos de gran relevancia como la informática en salud, la ciencia de datos, las ómicas, la ingeniería, la antropología, entre otros.
Hoy, el médico investigador es considerado un perfil profesional poco común, pero será esta nueva plétora de profesionales quienes serán responsables de dar respuesta a nuevas crisis sanitarias ante la aparición de nuevas enfermedades y de generar alternativas de atención que faciliten la cobertura y la calidad, en beneficio de todos los pacientes.
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