Algo que está sucediendo en el mundo, es que no recordamos que las decisiones sobre el cuerpo y su bebé son de la madre, por lo que partimos de la base de que “siempre se debe respetar el nacimiento”.
Por Michell Rodríguez – estudiante de medicina de Norte de Santander -Udes-, miembro de ACOME de Norte de Santander.
El uso del término “parto humanizado” siempre me ha irritado: ¿humanizar? Veo esto como una forma de verificar que hay mucho trabajo por hacer, una tarea que comenzó hace más de una década por un equipo de profesionales que invirtió tiempo y esfuerzo en producir una guía de trabajo que aún sigue avalada por el Ministerio de Salud.
El parto es un evento importante en la vida de las mujeres y sus parejas, y el tipo de atención que se les brinda tiene un impacto significativo en ellas y sus hijos, tanto física como emocionalmente, tanto a corto como a largo plazo.
Históricamente los partos eran atendidos por parteras a domicilio, tendencia que empezó a cambiar en el siglo XVI cuando se plantearon dudas sobre el parto como proceso físico y se produjeron intervenciones con tintes técnicos para mejorar el proceso natural.
En el sigo XX, la institucionalización del parto en ambientes hospitalarios y la medicalización de los servicios de atención a la maternidad se convirtieron en algo común en los países occidentales en el contexto de la seguridad y los buenos resultados obstétricos. Intervenciones como la radiografía, la ecografía, la monitorización fetal electrónica y el Doppler color han reducido la morbimortalidad perinatal, pero a costa de mejorar la medicalización del proceso del parto.
Tal y como establece Estrategia de Atención al Parto Normal (EAPN), del Sistema Nacional de Salud (SNS): “la atención al parto se debe realizar bajo el concepto general de que el nacimiento es un proceso fisiológico en que sólo se debe intervenir para corregir desviaciones de la normalidad”.
En el momento actual, existen dos líneas cada vez más enfrentadas: la primera está relacionada con la medicalización y el parto tecnocrático, basado en el modelo biomédico que ha prevalecido durante muchos años, donde la vida y la salud solo pueden entenderse biológicamente y gestionarse sólo a través del progreso tecnológico.
Este paradigma tecnocrático de la salud se viene produciendo por la medicalización de los procesos normales, el control de la biotecnología, o la necesidad de mecanizar y protocolizar todas las actuaciones clínicas; la segunda, tiene que ver con el parto normal, natural, humanitario o respetuoso.
En los últimos años, con el reconocimiento de los derechos y libertades de las personas, ha comenzado a cambiar el modelo de relación médica, basado en la autonomía y capacidad de decisión del paciente, para tomar decisiones junto con el paciente, para tomar decisiones con profesionalismo tras recibir información adecuada.
El concepto de “atención humanizada del parto” nació como respuesta a las intervenciones obstétricas a gran escala que se están realizando en la mayoría de los países del mundo debido a los avances científicos y tecnológicos en el campo de la obstetricia, con el fin de disminuir la morbimortalidad materna y perinatal.
Dicho término es definido por Behruzi et al. (2010), en su artículo “Facilitadores y barreras en la humanización de la práctica del parto en Japón” como “un enfoque único cuyo objetivo es hacer del parto una experiencia positiva y satisfactoria tanto para la mujer como para su familia en general”.
“Al tener en cuenta valores humanizados como el estado emocional de la mujer, las creencias, el sentido de dignidad y la autonomía durante el parto, esta estrategia empodera a mujeres y profesionales”.
También incluyen una serie de requisitos adicionales para un parto humanizado, como el empoderamiento de la mujer para permitirle participar activamente en la toma de decisiones, el apoyo emocioal y psicológico continuo durante el embarazo, el parto y la colaboración igualitaria entre profesionales y mujeres.
Para combatir el exceso de intervención médico y el uso continuo de violencia obstétrica, la atención humanizada del parto es una necesidad clínica. Aunque se ha demostrado que el modelo humanizado de atención del parto tiene efectos positivos, muchas naciones todavía experimentan este problema. Los únicos que pueden soluciones este problema son los que trabajan en profesionanes más humanas, junto con los estados, a través de las leyes y las diversas asociaciones de reclamo.
El sentimiento de control por parte de la mujer, recibir atención y apoyo adecuado por parte de los profesionales, compañía permanente de la persona que la mujer elija, ambiente físico adecuado que no invada la intimidad y privacidad, información para la adecuada toma de decisiones, el establecimiento de comunicación ideal entre profesionales y evitar intervenciones son los factores más importantes para logfrar una atención humanizada en el proceso del parto.
Los profesionales, las mujeres y las familias deben seguir persiguiendo este objetivo porque es factible y se está logrando, ya que todas las mujeres realmente deberían dar a luz con respeto.
Independientemente de la elección que haga cada mujer embarazada o pareja, también depende sus acciones proactivas para asegurar una experiencia positiva durante uno de los eventos más significativos de sus vidas.
Por lo tanto, un parto humanitario no es sólo nuestro derecho, sino también nuestra responsabilidad.
Fuente: Órgano de información del Colegio Médico Colombiano. Epicrisis. Ed. Nº 29 (Septiembre-Noviembre 2023). ISSN: 2539-505X (En línea).
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